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 published: 2007-03-06

Una hermosa historia: "Cómo conocí a Schoenstatt"

Testimonio del joven español Joaquín Zuazo después de estar dos meses en Burundi

 

Joaquín Zuazo en Burundi

Joaquín Zuazo in Burundi

Joaquín Zuazo in Burundi

Fotos: Jeria © 2007

 

BURUNDI. P. Claudio Jeria / aa. Joaquín Zuazo, un joven español, estuvo en Burundi como voluntario entre el 1º de noviembre y el 31 de diciembre de 2006. En una entrevista publicada en la "Carta de Alianza" de Burundi contó sobre sus experiencias y como fue su propio camino a Schoenstatt. Él es testigo de las tres gracias del Santuario: cobijamiento espiritual, transformación interior y fecundidad apostólica.

Joaquín, ¿cómo has conocido a Schoenstatt ?

Joaquín: Esta es una hermosa historia: "Cómo conocí a Schoenstatt".Una noche me encontraba en una discoteca en Madrid y llega un amigo con su amiga. Ella comienza a hablarme de su experiencia apostólica y yo le hablo de mi experiencia social. Le cuento que hay un grupo que realiza un trabajo social. Esta chica pertenecía a la juventud femenina de Schoenstatt en Madrid. Comenzamos a hablar bastante y finalmente sellamos un compromiso. Si ella participa un día en la acción social de mi grupo, yo también voy a participar en una actividad misionera de Schoenstatt que tendría lugar en el norte de España, en León. Pero tengo un problema: no conozco a Schoenstatt ni nada de Schoenstatt, ni siquiera soy católico practicante y la religión no me interesa. Sí, es verdad, mis padres son católicos, fui bautizado, recibí la primera comunión, etc., pero la fe no me interesaba. Si no conozco nada de Schoenstatt, ni soy católico practicante, ¿qué voy a ir a hacer en esta misión apostólica de Schoenstatt? La schoenstattiana no participa de la excursión con mi grupo. Estoy algo decepcionado. Pero yo voy de todas maneras. Partimos hacia León, en el norte de España, para la misión apostólica. Sí, el viaje es lindo pero yo no sé nada de Schoenstatt y no practico mi fe cristiana al lado de una juventud schoenstattiana muy comprometida. Antes de subir al autobús (nos encontrábamos en Pozuelo, lugar del Santuario de la MTA no lejos de Madrid) comencé a hacerme muchas preguntas: ¿Adónde voy con esta multitud que me es extraña? ¿Voy a construir un avión en el espacio? ¿No estoy detrás de una secta? ¿Qué voy a hacer en el norte de España? ¿No es mejor que desista y que regrese a mi casa? Finalmente partimos hacia León.

Antes de continuar me gustaría contarles en qué consiste una misión apostólica. Se trata de partir a otro lugar para dar testimonio de la fe cristiana y evangelizar. Nos quedamos unos días en una ciudad. Por la mañana salimos de dos en dos, como los discípulos que enviaba Jesús. Partimos con una imagen de la MTA para llamar a la puerta de los vecinos y compartir con ellos la fe cristiana y orar un poco todos juntos. Por la tarde y la noche se hacía un taller para compartir lo que se había vivido durante el día y preparar la fiesta de clausura del último día.

Mientras unos están en misión, otros oran ante el Santísimo Sacramento como apoyo a la misión. Por la mañana salí con mi compañero con la imagen de la MTA. Pero tenía problemas. ¿Qué voy a decirle a la gente? No soy ni católico practicante ni schoenstattiano. ¿Cómo me las arreglaré? Golpeamos todas las puertas, pero nadie respondía a nuestro llamado. Las puertas seguían cerradas. ¡Yo me ponía contento de que nadie abriera! De otra manera, ¿qué iba a decirles? Recuerdo que para sostener la misión y a todas las personas que forman parte de ella, cada grupo debe dedicar una hora de oración ante el Santísimo Sacramento expuesto. Llega el turno de mi grupo. El Santísimo se expone en un cuarto pequeño y muy frío, y debemos permanecer allí durante una hora. Para mí es muy duro. Me pregunto cómo voy a hacer para estar allí una hora, no comprendo qué hago ahí en ese cuarto. Hace mucho frío. Comienzo a jugar con los libros. Hacia el final, cuando quedan 10 minutos, me siento en paz como si estuviera en mi casa, no comprendo por qué. Me siento cobijado. Hace muchísimo frío pero me siento muy cómodo. Comienzo a pensar, pero ¿por qué aquí me siento como si estuviera en mi propia casa? El tiempo pasa, y después nos vamos. Compartimos las actividades de la noche. Al día siguiente cambio de compañero para la misión y nos vamos nuevamente a golpear puertas pero nadie nos abre. Por la tarde vamos a la adoración. Esta vez me quedo una hora y media, cómodo, a gusto, y nuevamente me pregunto: por qué estoy aquí, por qué me siento tan bien, como si estuviera en mi casa a pesar del frío. Cuando terminamos la adoración busco al asesor de la juventud masculina de Schoenstatt en Madrid, y le digo: "Padre, por favor, ¿puedo confesarme?" Me responde, sí, sí, sí, pero no ahora, no puedo ahora. Luego me confieso y poco a poco, cuando llegamos a Madrid comienzo a participar de la Santa Misa todos los domingos. También comienzo a ir a la Santa Misa en el Santuario en días de semana, y poco a poco empiezo a quedarme con la MTA después del trabajo. Así pasa un año y después hago mi Alianza de amor. Es una hermosa historia. Y así es cómo conocí a Schoenstatt. No fui yo quien buscó a la MTA, es Ella la que me buscó. He aquí mi experiencia.

¿Podrías hablarnos de tu experiencia con el Santuario?

Joaquín : Sí, cuando me quedaba todos los días un rato en el Santuario después de mi trabajo, era increíble: me sentía como en casa. Y cada vez experimentaba un cálido recibimiento de nuestra Madre que me cubría con su manto y me decía dulcemente: ven, ven a mí hijo mío. ¿Qué vas a contarme hoy? Yo me siento como en mi casa. Y así, poco a poco, nuestra Madre ha cambiado mi corazón. Antes no creía en Dios, y después comencé a ver toda mi vida con Dios. Ahora comprendo por qué Dios me ha buscado y por qué la MTA ha cambiado mi corazón. Es para anunciar la Alianza de amor con la MTA. La actividad social que hacía antes sin la fe en Dios, se ha convertido ahora en una actividad cristiana y católica. Ahora hacemos este trabajo social con la MTA y todos los días finalizamos nuestras actividades con la Santa Misa, es muy lindo. También siento en mi corazón que tengo la responsabilidad de contarles a todos mi experiencia con Schoenstatt. Es un regalo que tengo par compartir con todos.

Joaquín, ¿cuáles son las razones que te han llevado a viajar a Burundi?

Joaquín: En primer lugar tuve el deseo de ir a la India a hacer la experiencia con la Madre Teresa de Calcuta. No pude. Cada vez que quería partir no era posible y cambié de proyecto. Entonces quise ir al África. Hablé con un sacerdote que me alentó y me propuso acompañarlo a Kenia. Y cuando le conté el mismo proyecto al asesor de la juventud masculina de Schoenstatt en Madrid, me aconsejó que fuera más bien a Burundi porque está Schoenstatt y los Padres de Schoenstatt que hablan español, como el padre Mauricio Cox que es su amigo, etc. Estuve de acuerdo, sobre todo porque Schoenstatt es muy importante para mí. Como tenía dos meses de vacaciones, quería ofrecérselos a la MTA y en Schoenstatt en Burundi. Quería conocer a la Familia de Schoenstatt aquí. Pero no sabría explicar por qué la MTA puso en mi corazón este deseo de ir al África. No veía con claridad la manera en la cual iría al África. Simplemente quería ir y deseaba ir. Le confié el proyecto a la MTA. Después tuve muchos problemas con mi madre que decía: "Sí, puedes ir a cualquier parte de Europa, adonde quieras, pero no al África. ¿Por qué ir al África?" También en mi trabajo, a pesar de tener dos meses de vacaciones, mi jefe me decía que no podía tomar los dos meses de una sola vez, que no era posible...que no estaría bien tomarse los dos meses juntos... Discutí con él, hablamos sobre el tema toda la semana, no estaba de acuerdo. Un día, me quedé en la oficina para comentarle mi decisión respecto de que "si no puedo tomarme dos meses de vacaciones de corrido para ir al África, estaría dispuesto a renunciar a mi trabajo" porque yo debo hacer este viaje. Antes de que abriera la boca, mi jefe me pregunta: "¿Ya has preparado tus maletas?" Le pregunté por qué. Me contestó: "¡el mes próximo partirás al África por dos meses!" Así es cómo llegué. Gracias a Dios.

¿Cuál es tu impresión sobre Schoenstatt en Burundi?

Joaquín : Estoy muy contento de haber conocido el Movimiento de Schoenstatt de Burundi. Es muy diferente del de Madrid. Por ejemplo, ahora en Madrid Schoenstatt construyó su primera escuela. No fue fácil con el gobierno, con los medios de comunicación, etc. Hay una especie de persecución contra esta escuela. Le rompen los vidrios, ensucian el edificio, escriben barbaridades sobre las paredes, etc. Pero esta persecución no es sólo contra Schoenstatt, es contra toda la Iglesia católica. Por el contrario, aquí en Burundi es muy hermoso. Aquí también hay muchos schoenstattianos. En Madrid, Schoenstatt es muy importante pero muy pequeño. Schoenstatt aquí constituye un gran apoyo para la Iglesia. Las grandes celebraciones de Bujumbura se realizan en Monte Sión Gikungu. Me sorprende ver orar a la juventud. Aquí, cuando los jóvenes oran lo hacen con una fe y una energía admirables. Y cuando viajamos por el interior del país, observaba a los schoenstattianos. Conocen muy poco de África, no tienen medios de comunicación, es difícil para ellos llegar a Monte Sión Gikungu o a Mutumba para visitar a nuestra Madre en el Santuario o para documentarse, pero lo poco que conocen de Schoenstatt, lo viven verdaderamente.

¿Cuál es tu impresión sobre el país?

Joaquín : Lo primero que observé es que vivimos dos realidades diferentes. En Bujumbura estamos bien. La comodidad que encuentro en España puedo encontrarla también en Bujumbura. Tenemos auto, agua, electricidad, teléfono, Internet...pero cuando vamos al interior todo cambia. La gran riqueza que existe en el interior del país es la fe y la energía. El país es muy lindo y el pueblo muy amable. Si fuera posible, debería venir otra vez para quedarme más tiempo.

Traducción del francés: Cecilia Mata, Buenos Aires, Argentina

 

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Last Update: 06.03.2007 Mail: Editor /Webmaster
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