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 published: 2007-02-09

Tiempos de globalización para la juventud de Schoenstatt

Chilenos, argentinos y portugueses se encuentran en el Santuario de Lisboa

 

Schoenstattianos de tres países peregrinan a Fatima

Schoenstatt youth from three countries on pilgrimage to Fatima

Junge Schönstätter aus drei Nationen pilgerten gemeinsam nach Fatima

 

Paseo por la costa portuguesa

A walk along the coast in Portugal

An der Küste Portugals

 
 

El grupo Porta da Europa

The group: „Door of Europe“

Die Gruppe “Tor Europas”

 
 

Visita al centro de Lisboa

Visiting the center of Lisbon

Besuch im Stadtzentrum von Lissabon

 
 

Un misionero y tres portugueses

One missionary and three young people from Portugal

Ein Missionar und drei junge Portugiesen

 

La JM de Buenos Aires en la Catedral de Lisboa

Jorge and Tomas from Buenos Aires in the Cathedral of Lisbon

Jorge und Tomas aus Buenos Aires vor der Kathedrale von Lissabon

Fotos: Tomás Garzón © 2007

 
   

PORTUGAL, Tomás Garzón, Un viaje por Europa, partiendo desde Schoenstatt, de dos miembros de la Juventud de Buenos Aires, trajo de la mano reflexiones, descubrimientos y un desafío para el futuro.

Del otro lado de la salida del aeropuerto nos esperaba Diogo Cardoso, jefe de rama de la Juventud Masculina de Lisboa. Por sobre nuestro equipaje asomaba tímidamente una estampita de la Mater que en el reverso enuncia los cinco pilares de nuestra rama en Argentina. "Vas a ver que la Mater nos va a recibir con algo especial en Lisboa", le había comentado algunas horas antes a Jorge, mi hermano de grupo. Él cruzó el charco por algo más de dos semanas para conocer Schoenstatt y hacer este viaje conmigo. Barcelona ya había pasado, y ahora sí llegaba el plato fuerte del periplo.

Al dar la vuelta por el hall de salida sin encontrar a nadie, decidí darle a la Mater algo más de protagonismo y puse mi mejor cara de "yo soy la persona que estás buscando". Enseguida nos encontramos con Diogo y partimos hacia el Centro de jóvenes en Lisboa, al lado de la casa de los Padres de Schoenstatt y a una cuadra del Santuario. En los correos electrónicos previos supimos que estarían también "unos chilenos". "¡Buenísimo!, dos o tres personas más para recorrer Lisboa", pensamos -estábamos totalmente equivocados. No eran ni dos ni tres, sino 14, y su presencia no sería para nosotros compañía turística.

Misión Porta da Europa

Hace alrededor de cinco años, un grupo de jóvenes del Santuario de Campanario empezó a pensar en un proyecto que para cualquiera podría sonar como una locura. Ir a misionar a Lisboa, quizás seis meses, quizás un año, para fundar la Juventud Masculina. ¿Haciendo un intercambio universitario, o tal vez consiguiendo algún trabajo allí? No, sencillamente trabajando con la juventud. Aunque en realidad no es esa una idea sencilla, pues hay muchos problemas prácticos para solucionar: vivienda, dinero, idioma, responsabilidades y estudios que se atrasan, aprobación familiar. Ninguno tan grande como para decir que no. Un grupo de quince chilenos se comprometió entonces con la misión Porta da Europa.

El concepto detrás de la misión fue siempre muy claro: desde Latinoamérica debemos empezar a regresar a Europa para revertir el debilitamiento de la fe y la Iglesia. Quizás esa claridad se da porque fue precisamente Chile el lugar del 31 de mayo del Padre Kentenich. En el Santuario de Bellavista, hace más de 55 años, él dio el paso fundamental para regalar a Schoenstatt el carisma de renovación de la Iglesia. Portugal, por semejanza cultural y por su ubicación geográfica pareció el lugar indicado para iniciar esa cruzada. Cada semestre, serían tres misioneros construyendo una juventud de Schoenstatt como la que vivieron en Campanario, y al mismo tiempo, totalmente nueva.

Una familia cálida y joven

Para nosotros, la experiencia fue la de ver los frutos. Al llegar a Lisboa nos encontramos con una juventud viva, llena de proyectos y con un Schoenstatt tan real como el nuestro. Está claro que los años de misión fueron un éxito, y por eso ahora los misioneros pueden ir nuevamente, todos juntos, a disfrutar del lugar que durante tres años y medio fue sinónimo de proyecto, misión, hogar y crecimiento para todos ellos. Pero atención, que este viaje también quiso estar marcado por la voluntad de Dios y por el mismo espíritu apostólico.

En los cinco días que compartimos en Lisboa, participamos de tres misas. La primera, con los jóvenes de Campanario, la segunda con toda la JM de Lisboa; la misa dominical de jóvenes en el Santuario fue la última. En todas ellas respiramos un aire bien joven y bien de Schoenstatt que nos hizo sentir más en casa que nunca.

Tenemos mucho para dar

Argentinos y chilenos bien sabemos de los recelos y los prejuicios que pueden marcar nuestra relación. Por supuesto que es mucho más fácil cuando el vínculo está respaldado por Schoenstatt y la Alianza de Amor. Al conocer entonces a estos hermanos trasandinos, al margen de cualquier comentario o broma, la realidad fue que nos sentimos inspirados, casi descolocados. Enseguida surgieron las preguntas: ¿podría nuestra juventud de Buenos Aires, o quizás de toda Argentina, encarar algo así? ¿Por qué no lo hicimos todavía? Nos hallamos contrariados, sin tener claras las respuestas a esas y otras preguntas.

Lo importante fue sin embargo sentir que nuestra juventud tiene mucho para dar. No siempre somos conscientes de la riqueza que tenemos. Estamos preparados para grandes cosas, simplemente hay que hacer ese ejercicio famoso de poner "la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios" para ver qué dirección tomar. Tenemos la certeza de no ser los únicos en sentir la casi insoportable inquietud de hacer algo más, de ir más lejos. Entonces, unamos esas ganas en un proyecto común que marque nuestra generación a nivel nacional.

Globalización schoenstattiana

De esto se trata la globalización para nosotros: donde quiera que estemos, poder encontrar un Santuario y un grupo de jóvenes recorriendo el mismo camino que nosotros. Estamos convencidos –y con conocimiento de causa- de que es una propuesta para todos, no importa la lengua, ni el nivel de riquezas, ni la raza. Para quienes tuvimos la suerte de vivir el Schoenstatt Youth Festival, previo al encuentro con Benedicto XVI en Colonia en 2005, fue muy claro que esa atmósfera internacional alrededor del Santuario y a través de la Alianza con María es la que va a construir la juventud de Schoenstatt de los próximos años.

Ya se avecina el primer centenario de fundación en 2014. Tenemos siete años para seguir trabajando, desde cada lugar donde la juventud de Schoenstatt ya está viva, para que entonces no sean tres mil sino diez mil, o todavía más, los que se reúnan alrededor del Santuario Original. A ejemplo del grupo Porta da Europa, ¡nosotros queremos aceptar el desafío!

 

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Last Update: 09.02.2007 Mail: Editor /Webmaster
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