published: 2007-01-03 |
Portador del carisma del Padre a la Iglesia y al mundoUna fiesta de familia: Misa con Mons. Ignazio Sanna en la Iglesia de la Adoración |
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SCHOENSTATT, mkf. "El 29 de diciembre de hace 32 años consagré mi vida como sacerdote a la Madre Tres Veces Admirable y comenzó así mi camino sacerdotal en la Familia de Schoenstatt. En este día vengo hasta aquí en el Monte Schoenstatt para consagrar mi vida como Obispo al Dios uno y trino, y para rezar en el lugar de descanso del P. José Kentenich", expresó Monseñor Ignazio Sanna, Arzobispo de Cerdeña, miembro del Instituto de Sacerdotes Diocesanos, el 29 de diciembre de 2006 en la Misa festiva celebrada, con toda la familia de Schoenstatt, en la Iglesia de la Adoración, que se tornó en una verdadera fiesta de familia. Se invitó a todos, y llegaron todos: las participantes del Congreso del Instituto Nuestra Señora de Schoenstatt iniciado recientemente, todos los delegados de la Juventud Masculina que participan de su jornada anual, voluntarios y voluntarias de varios países sudamericanos (encantados de contar con la traducción de la prédica al español), chicas de la Juventud Femenina que participaban de retiros en la Casa Sonnenau, el curso más joven de la Federación de Sacerdotes, al igual que representantes de los demás Institutos, Federaciones y ramas. La Iglesia, adornada con un toque navideño, estaba colmada de gente al momento de hacer su ingreso cerca de 50 sacerdotes que acompañaban a Monseñor Sanna, quien en forma de saludo bendijo a todos los que se habían congregado para gozar juntos de este momento familiar. En el aspecto musical, el P Josef Treutlein ejecutó magistralmente el órgano, mientras que un pequeño grupo de sacerdotes del Instituto formaron un coro, aportándole un toque festivo a la celebración de la Misa. Primer obispo schoenstattiano de Italia"He querido recorrer este camino de peregrino para llegar a beber de las fuentes de amor a la Iglesia que brotan desde el mensaje y la vida de nuestro Fundador. Como primer obispo schoenstattiano de Italia me siento llamado a llevar al corazón de la Iglesia, de Italia y de todo el mundo, el carisma del P. Kentenich", acentuó Mons. Sanna al comienzo de su prédica dando a conocer el motivo principal de su visita a Schoenstatt y la celebración de esta Misa. Por otra parte, fue también una oportunidad de celebrar la ordenación episcopal de Mons. Sanna, dado que sólo muy pocos pudieron estar presentes cuando su ordenación en Cerdeña en junio del año pasado. "Cuando supe que Mons. Sanna venía a Schoenstatt después de Navidad, inmediatamente le pedí que celebrara una Misa para toda la familia", comentó Mons. Peter Wolf. "Pensé que sería una alegría para todos". Y así fue. Tanto entre los jóvenes como entre la gente mayor se destacó el entusiasmo despertado por la prédica de Mons. Sanna – testimonio singular de entrega sacerdotal, de amor a la Iglesia y a Schoenstatt, según el ejemplo del Padre Kentenich. Puntos clave de la misión de Schoenstatt para el mundo de hoyHacia el final de su homilía Mons. Sanna destacó puntos clave de la misión de Schoenstatt para el mundo de hoy.
El eco de biromes tomando nota a toda velocidad puso de manifiesto el inmenso interés que despertaron estas palabras en todos los participantes. "Quiero invitarlos de todo corazón a edificar el futuro"Al cabo de la Misa hubo posibilidad de saludar al arzobispo de manera totalmente informal y espontánea. Karl-Heinz Blumers y su esposa Teresa – quienes en diciembre trasladaron su residencia desde Venezuela a Moscú – le contaron sobre la campaña de "Un millón de niños rezando en rosario"; asimismo recibió el saludo del matrimonio superior general del Instituto de Familias, Bernhard y Elisabeth Neiser, al igual que el de varios miembros de la Juventud Femenina, mientras que los voluntarios de Argentina y Chile se mostraron algo intimidados… Como es habitual en estos encuentros familiares, se intercambiaron saludos y noticias, en medio de un alegre bullicio que una vez más desterró por completo el frío y la oscuridad de esa noche invernal... mientras seguían resonando en el aire las palabras de Mons Sanna en su prédica: "Quiero invitarlos de todo corazón a edificar el futuro, a pensar generosamente, a poner nuestra vista en el cielo. Nuestra confianza debe transformarse, según una frase del Papa Benedicto, en paciencia y en humildad (Deus Caritas est, 39). Nuestra esperanza es la confirmación de que el cielo y la tierra se tocan, de que el mundo sólo creerá en el cielo cuando éste ilumine nuestra vida terrenal, no cuando el cielo oculte la tierra." |
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Last Update: 03.01.2007
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