published: 2006-12-24

 

 

El pesebre yace antes mis ojos

Feliz Navidad 2006

Cansado, agobiado y con una sonrisa que ennoblece el hogar llega el padre que ligeramente cierra la puerta, los pibes juegan y corren a sus brazos que firmes como las ramas del roble esperan el encuentro. La madre prepara la mesa; por arriba del hombro lo ve llegar y las miradas se cruzan, se entienden y se encienden. Un alboroto de abrazos y risas hablan de respeto y dignidad, de pan y trabajo, de sencillez y humildad.

Vínculos amados y sueños soñados se concretan en torno a la mesa. Era la noche del 24 de diciembre. Comían solo los chicos, papá y mamá tomados de la mano no dejaban de contemplarlos.

El más pequeño de los cuatro hijos les acercó el plato a sus padres. El padre lo acarició para que siga comiendo. Una lágrima rodaba sobre la mejilla de la madre, con un vértigo sublime que reflejaba una sensibilidad verdadera.

-¿Por qué llorás mamá?- le preguntó el hijo mayor.

-Simplemente porque el pesebre yace ante mis ojos- respondió con calma.

Creyendo en aquel que nacía

Esa noche aquella familia no entendía mucho de arbolitos, Papá Noel, regalos, banquetes y champagne. Pero descubrió su NAVIDAD y el gran misterio de esta fiesta. Supieron regalarse sus miradas adornando el hogar con su presencia. Esa noche esperaron en la insipiencia de la noche del 24 que suceda algo, que les permita seguir luchando para hacer de sus vidas una travesía digna de amar. Eso que esperaban no era más que ellos mismos compartiendo el pan, engrandeciéndose en cada instante. Ellos eran pesebre, eran vida, eran NAVIDAD. Ahí estaban, creyendo en aquel que nacía. Jugándose por un Dios, padre, amigo y compañero.

NAVIDAD es caminar por el agua sin hundirse, ahogarse en la entrega por el otro, deslumbrarse con la grandeza de un abrazo, deshacerse en una risa, dejar rodar las lágrimas ante lo humano y digno del Pesebre. NAVIDAD es sentir en lo sublime del alma que hay alguien más dentro nuestro, consolidándose en lo inefable del amor. NAVIDAD es apostarle a la fortaleza de levantarse todos los días y vivir con la firmeza de que estamos dispuestos a morir por aquello que soñamos y luchamos.

Por eso es que en NAVIDAD los sinsabores, las injusticias, la desesperanza, el desaliento, los sufrimientos, las angustias, las impotencias, dejan de serlo para que en un grito de coraje y arrojo las cambiemos por un amor desinteresado que cambie la realidad que vivimos. Una realidad de verdades, dignidad y utopías para todos.

Cambiemos para poder cambiar algo

Vivamos la NAVIDAD con la inmensidad de las montañas y la simpleza de lo llano del campo. Inmensidad para comprender lo inmenso que es aquel que nace en nosotros esa noche y sencillez en el corazón para encontrarnos a nosotros mismos y a aquel que se encuentra esa noche junto a nosotros.

Cambiemos para poder cambiar algo; juguémonos para que los demás se jueguen con nosotros, vivamos para que otros puedan vivir; comprometámonos con otros para que otros se comprometan con nosotros.

Descubramos la NAVIDAD en la simpleza de la familia, en lo extraordinario de la amistad y en ese compañero de caminos que el 24 a las 12 vuelve a vivir en nosotros…

Jorge Luis Moviglia, La Plata, Argentina, 18 años, Grupo Constructores de la nueva Argentina.

El texto forma parte de un libro a compilar por el grupo con la idea de trasmitir sus vivencias y sus ganas de cambiar todas aquellas cosas que ensucian nuestro mundo, trasmitir un mensaje distinto desde los jóvenes a los jóvenes.

 

 

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Last Update: 22.12.2006 Mail: Editor /Webmaster
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