Una historia de salvación siempre nueva

Comenzaron "Los diez minutos junto al pesebre" en Schoenstatt

26 de diciembre: un encuentro con el Niño Jesus para cientos de personas December 26: encounter with Baby Jesus for hundreds of people 26. Dezember: Begegnung mit dem Kind in der Krippe für Hunderte
Pesebre en la Iglesia de la Adoración Manger in the Adoration Church Krippe in der Anbetungskirche
Pequeños y grandes llenan la iglesia Young and old ones filling the church Klein und Groß füllen die Kirche
A toda voz, cantan las villancicos Singing the traditional Christmas carols Die alten Weihnachtslieder wecken so viele Erinnerungen
Navidad que vive Christmas live Weihnachten wird lebendig Fotos: POS Fischer © 2006
Galletitas, te y intercambio Christmas tea, cookies and sharing Weihnachtstee, Plätzchen und Plaudern Fotos:Tomás Garzón  © 2006 Album de fotos – photo album – Fotoalbum

SCHOENSTATT, Tomás Garzón. Un grupo de pequeños pastores con sombreros y chalecos se reúnen alrededor del fuego. Decenas de ovejitas de lana blanca los acompañan. Ángeles con estrellas se multiplican alrededor de María y Jesús, indicando con precisión el camino a los reyes magos que llegarán en tan sólo unos minutos. Ya empezaron los diez minutos junto al pesebre, y cerca de 60 niños desbordan el escenario con sus disfraces y estrellas. La Iglesia de la Adoración ya está llena, aunque sus puertas siguen abiertas para los visitantes que siguen llegando.

El tiempo de Navidad continua en Schoenstatt, y por eso la invitación convoca a varios centenares de personas a vivir un momento de reflexión y encuentro con Dios. En "Los diez minutos junto al pesebre" siempre hay movimiento. La atmósfera no es comprimida y rígida sino dinámica, alegre, distendida. Con gran simpleza y con mucha puntualidad, el programa comienza con música y una reflexión guiada. María y José son los primeros en llegar al escenario por el pasillo central. La invasión de pastores, ovejas y estrellas no cesará hasta el final del programa.

Además de los protagonistas privilegiados –los más chicos- hay gran cantidad de gente grande, padres de familia y matrimonios jóvenes. También las Hermanas de María aparecen en todos los sectores de la Iglesia cuidando de que todo esté saliendo bien. A la derecha del altar se erige el gran pesebre, respaldado por dos grandes árboles de navidad.

Un momento muy personal

Cada uno de los visitantes se concentra en lo que más disfruta. Los padres acompañan a sus hijos al escenario o a conseguir un disfraz en el fondo de la Iglesia. Luego, desde sus lugares, les toman fotografías, los saludan y animan desde sus lugares. Los menos vergonzosos incluso se arriman al escenario para repetir los bailes o simplemente mirarlos más de cerca. Otros cantan a toda voz las tradicionales canciones navideñas que ejecuta el coro de guitarras, piano y flautas. Algunos siguen las reflexiones con mucha atención, pues bajo su aparente simpleza tienen mucha profundidad.

El gran misterio de la presencia de Jesús en cada Navidad impregna los corazones de sentimientos a veces olvidados, como la esperanza, el perdón o la compasión. Las estrellas de papel sirven para dar ese carácter personal al momento de oración comunitaria. Los que así lo desean escriben sus intenciones, deseos, anhelos en ellas para encomendarlas al Niño Jesús, que en su pesebre tiene suficiente lugar para todas.

Al terminar el programa, los visitantes se dirigen rápidamente a observar más de cerca el monumental pesebre. Los niños apenas asoman sobre su base, con cara de asombro, boquiabiertos. Los grandes hacen el recorrido con mucha curiosidad, tomando fotografías, husmeando cada rincón. El pesebre está construido con materiales naturales, como ramas de árbol, pasto y piedras. Alrededor de la Sagrada Familia se descubren animales, pastores y cascadas. Todas las figuras están delicadamente talladas en madera.

Encomendados a María

"Señora de la Nochebuena -Madre de la Luz, Reina de la Paz, Causa de nuestra alegría- que en mi corazón nazca esta noche otra vez Jesús. Pero para todos: para mi casa, para mi pueblo, para mi patria, para el mundo entero. Y sobre todo, fundamentalmente, que nazca otra vez Jesús para la Gloria del Padre. Amén. Que así sea." Así reza la oración navideña que cierra la meditación en los diez minutos. Fue escrita por el Cardenal Pironio, de Argentina.

Sin embargo, antes de emprender el regreso a casa, la gran mayoría de los participantes de los diez minutos hace una parada en la antigua granja. Allí esperan unas galletas y un té para combatir el frío invernal, pero sobre todo, para auspiciar un momento de encuentro y diálogo. Las familias y grupos de gente se sientan en ellas, seguramente motivados a seguir compartiendo un rato más, con las canciones todavía en la cabeza y la presencia del Niño Dios en el corazón.