La misión que recibimos

Dos visitas gratas al Santuario de Ciudad del Este, Paraguay

Terea Blumers, de Caracas, Venezuela, con miembros de la familia de Ciudad del Este Teresa Blumers, from Caracas, Venezuela, with members of the Schoenstatt family of Ciudad del Este Teresa Blumers aus Caracas, Venezuela, mit Mitgliedern der Schönstattfamilie von Ciudad del Este
Encuentros „pos-jubileos“ en el Terruño “After-jubilee” encounters in Ciudad del Este “Nach-Jubiläums“-Treffen in Ciudad del Este
„Un millon niños rezando el Rosario” en Ciudad del Este, el 18 de octubre “One million of children praying the rosary” in Ciudad del Este, October 18 “Eine Million Kinder beten den Rosenkranz” in Ciudad del Este, 18. Oktober
Peregrinos de Argentina (en Tuparenda) Pilgrims from Argentina (in Tuparenda) Pilger aus Argentinien (hier in Tuparenda) Fotos: Ruiz Diaz/Cabral © 2006

PARAGUAY, Gloria Ruiz Diaz. El 19 de octubre, llegaron al Santuario del Terruño en Ciudad del Este dos omnibus de peregrinos de Argentina. Ellos estuvieron en Tuparenda el 18 de octubre y luego pasaron por Ciudad del Este. La Rama de madres les preparó un super desayuno, con mesas arregladas, y todos los detalles que ellas saben realizar tan bien. El 22 de octubre, estuvo Teresa Blumers, paraguaya que vive en Venezuela, hablando del tema "Un millón de niños rezando el rosario".

Ccontinuando con los regalos de cumpleaños, luego de un jubiloso día de aniversario de la primera Alianza de Amor, el día 19 recibimos la visita de una delegación compuesta por 36 hermanos argentinos, provenientes de distintos puntos del país vecino; (Comodoro Rivadavia, Rawsom, Bragado, de la diócesis de Quilmes, Avellaneda Lanus, entre otros), quienes se encontraban realizando una recorrida por distintos Santuarios, y estaban retornando de Tuparendá; en donde habían participado de las celebraciones del jubileo. El próximo destino sería el Santuario de Oberá (Argentina), vía Puerto Yguazú, en donde realizarían una parada para disfrutar de las cataratas del Yguazú. El grupo estaba compuesto por madres y algunos matrimonios, acompañados de la Hna. Alejandra. Siendo aproximadamente las 09:00 de la mañana arribaron al Terruño, donde los recibieron las Madres, y algunos miembros de la Rama Familiar. Inmediatamente se dirigieron hacia el Santuario que se encontraba "Vestido de fiesta" con los hermosos arreglos florales de la ceremonia del día anterior. Luego de admirar "el bello verde" de nuestro terruño, se inició la celebración de la palabra, ya que no fue posible una celebración litúrgica, pues el día anterior con tres misas celebradas agotamos la posibilidad de contar con un sacerdote. Al iniciar la celebración, la Hna. Alejandra depositó en el altar un cirio que lo habían traído desde Florencio Varela, y que fueron encendiéndolo en cada Santuario visitado, trayendo así el carisma del Santuario de donde provenía, y al mismo tiempo recibían las gracias propias de cada Santuario visitado, creando así una "Cadena fraterna de los hijos del Padre".

De Santuario a Santuario

EL matrimonio Romañach, luego de dar la bienvenida a los visitantes, explicó en forma detallada la historia y la Misión del Santuario, que acababa de cumplir seis años, así como cada uno de los elementos que componen el símbolo. Luego de las sesiones de fotos, y de recorrer el "Jardín del Padre", pasando por el Ykuá; de donde se proveyeron de abundante agua bendita, compartieron un delicioso desayuno que habían preparado las madres. En medio de mucha alegría, los visitantes hicieron comentarios elogiosos sobre la fiesta de Tuparendá, admiraron la belleza del terruño, al que calificaron como un verdadero oasis, un auténtico jardín del Padre, y se mostraron muy agradecidos por la cordial acogida que recibieron. Luego de la infaltable visita a la Santería, llegó la hora de la despedida, habían pasado tres horas que parecieron minutos, y con la firme promesa de que los "esteños" retribuyan la visita en un futuro muy próximo, partieron al son de cánticos, risas y una lluvia de pétalos de rosas que los anfitriones dejaron caer dentro del bus, como símbolo de bendiciones para el viaje de retorno. El espíritu de familia, derribando fronteras, se hace realidad a la sombra de los Santuarios, donde María nos espera para sentirnos en casa, donde quiera que nos encontremos.

Encuentro: "1.000.000 de niños rezando el rosario"

"Gloria, no sé cómo pero te cuento que estoy aquí" me decía Teresa Blummers por teléfono el sábado a la tarde. Ella había llegado a Paraguay pocas horas antes para un compromiso familiar, proveniente de Caracas, apenas terminó la campaña del "Un millón de niños rezando el rosario". Combinamos rápidamente un encuentro para el día domingo en horas de la tarde con algunos responsables del rezo en los distintos lugares de Ciudad del Este.

El encuentro resultó agradable, y Techi empezó contando cómo había nacido este proyecto en Venezuela, y cómo los niños lo hicieron suyo rápidamente, siendo ellos los principales promotores a nivel de los medios de comunicación, en donde se tuvo amplia difusión, y cómo la Iglesia lo había apoyado desde el vamos, facilitando en este segundo año en que se realiza el evento, la infraestructura necesaria para llevar adelante el trabajo de coordinación. Admiramos todos la amplia aceptación que se tuvo a nivel mundial.

La jefa

Uno de los presentes, que no había participado en forma directa, es decir dirigiendo la oración propiamente, pero sí apoyando en la impresión de materiales, entres otras cosas, preguntó "Y dígame, ¿Quién es el coordinador general de todo esto?", al mirarnos entre todos solo atinamos a decir: "La jefa" señalando con los dedos hacia arriba. Y es la conclusión a la que llegamos todos los que estuvimos involucrados en Ciudad del Este, y me atrevería a decir en los demás lugares, porque sólo así se explica cómo tuvo la receptividad que tuvo. Cuando cada uno de los presentes contó su testimonio, en escuelas, hospitales, albergues, en la peregrinación al santuario, en santuarios hogares con algunos niños enfermos, en localidades distantes como Itakyry, Juan E. Oleary, todos coincidían en el entusiasmo de los niños, en la apertura de los adultos, y sin que se haya recurrido a mucha burocracia todos dieron su sí. La conclusión fue "A la jefa por lo visto le gustó". Y cuando Techi planteaba; "¿No será el momento de que Schoenstatt Alto Paraná se abra con este proyecto hacia otros movimientos?" , nos percatamos de que tal vez en forma inconsciente ya lo habíamos hecho, ya que gran parte de las personas (profesoras, voluntarios), que actuaron como "Ñembo’eýva" (El que dirige el rezo en nuestro dulce idioma guaraní), pertenecían a distintos movimientos, y a la catequesis. Coincidimos todos en que este regalo no es de propiedad exclusiva de ningún sector de la Iglesia, sino para la Iglesia y por la Iglesia. Después de todo; ¿No es esa la misión que recibimos?