Zum Weiterdenken - Considerations - Para reflexionar
 published: 2006-09-29

El papel que desempeñan las costumbres marianas

Trabajo presentado por la Hermana Marcia Vinje en el Simposio "Viviendo con María" en Dayton, Ohio

 

El papel de costumbres marianos: peregrinaciones...

The role of Marian customs: pilgrimages...

Die Bedeutung marianischer Bräuche: Wallfahrten…

 

 

Rosario

Rosary

Rosenkranz

 
 

Santuarios de Maria

Marian Shrines

Heiligtümer

 
 

Rosario Iluminado

Illuminated Rosary

Lichter-Rosenkranz

 
 

Virgen Peregrina

Pilgrim MTA

Pilgernde Gottesmutter

 

Hna Marcia Vinje

Sister Marcia Vinje

Schwester Marcia Vinje

Fotos: POS Archiv © 2006

   

Hace unos años, la Hna. Teresa, de mi comunidad, estaba agonizando. Las Hermanas nos reunimos junto a su lecho para rezar el rosario en la etapa final de su tránsito al otro mundo. La Hermana ya estaba inconsciente. Mientras rezábamos comenzó a responder a la plegaria que había aprendido cuando era niña y que siguió acompañándola en forma constante a lo largo de su santa vida. Al llegar a la segunda decena del rosario, que normalmente guiaba la Hermana Teresa en nuestras oraciones comunitarias, comenzó a conducirla ella misma.

¿Cuál es este fenómeno que hace que las oraciones y tradiciones calen tan hondo en nuestra memoria y nuestro subconsciente? En primer lugar, creo que las devociones marianas cumplen con la voluntad de Dios, quien en sí mismo honró a la Virgen María, por ejemplo, a través de su Inmaculada Concepción y por medio de las palabras del ángel en la Anunciación. No obstante, estas costumbres también satisfacen una gran necesidad humana y un deseo de rezar con todo nuestro ser, cuerpo y alma, demostrando así que nuestra fe católica es incarnacional y que, por ende, nuestros sentidos desempeñan un enorme papel en vincular nuestro lado espiritual con lo divino. El catolicismo es sacramental, utiliza palabras y gestos, símbolos y signos, no sólo para expresar lo que amamos y creemos, sino también para asegurar esas creencias y profundizar nuestro amor, y para que las ideas abstractas se hagan concretas en la vida diaria. Al igual que las migas de pan de Hansel y Gretel, las costumbres marianas marcan el rastro de donde venimos para llevarnos nuevamente a casa, a Dios.

Toda nuestra liturgia y nuestras devociones combinan elementos humanos y divinos, pero ahora queremos abocarnos específicamente a nuestras costumbres marianas como modelos preeminentes de unión orgánica entre la naturaleza y la gracia. Si comenzamos a buscar ejemplos, creo que encontraremos muchos... Elegí algunas de las costumbres más comunes y difundidas, y luego resumiré lo que recogí.

EL ROSARIO

En mi experiencia, el rosario es la costumbre que mayor influencia ejerce sobre la gente. Es universal en su atractivo y tan amplio en sus aplicaciones. Su práctica abarca todas las generaciones, clases y niveles de educación. Desde calmar al angustiado hasta fomentar las vocaciones, pedir ayuda y ser un medio de conversión, rezar el rosario toca esa hondura del alma que sólo le pertenece a Dios.

Recuerdo a una frustrada catequista que desesperada llevó a sus alumnos de sexto grado a la Iglesia para rezar una decena del rosario y luego meditar en silencio. Expuestos a la oración mariana, los alumnos se tranquilizaron y respondieron, preguntando si podían rezar de esa manera todas las semanas. La mayoría jamás había sido iniciado en el rezo del rosario y despertó eco en su corazón. Una clase incorregible de alumnos de noveno grado, muy distraídos y poco motivados, parecía negarse a todo intento de educación religiosa. Pero al ponerles un poco de arcilla en sus manos, confeccionaron un rosario artesanal a medida que su maestra iba rezando el rosario con ellos. Se transformó en un obsequio para mi vigésimo quinto aniversario y un constante recuerdo de la necesidad de orar con todo nuestro cuerpo.

Las palabras no los impresionaron, pero sí el formar parte de una ofrenda de oración.

Un año, los alumnos de una escuela media de la parroquia en la cual trabajaba se reunieron en el mes de octubre para hacer un rosario viviente. Rodeamos el altar portando velas en las manos. A medida que cada alumno guiaba una oración se encendía una vela en su nombre. En la penumbra, la luz de las velas se convirtió poco a poco en un resplandor y el inquieto revoloteo y las risitas nerviosas se calmaron. Justo cuando el rosario llegaba a su fin, las campanas del Ángelus comenzaron a sonar en lo alto y estaban seguros de que era Dios expresándoles su alegría. Durante meses hablaron de esta experiencia. Clasifico estas experiencias como aquellas que dominan la bestias salvajes que viven dentro de nosotros, despertando una paz reconfortante a través de la repetición de palabras bíblicas y la súplica de que María ruegue con y por nosotros.

Una costumbre de mi infancia era el rezo nocturno del rosario con mis hermanas, una vez que nos habíamos metido en la cama. En una época en la que toda niña católica en algún momento de su vida quería convertirse en religiosa, una noche mi hermana mayor compartió su nuevo descubrimiento: "Marcia, creo que las Hermanas rezan las quince decenas del rosario todos los días". Tras una breve pausa, arriesgué una respuesta: "Creo que ya no quiero ser monja". "Yo tampoco". Nos parecía demasiada oración. Por lo visto, cinco decenas del rosario bastaron de todas maneras para que María nos atrapara, ya que ambas llevamos una vida consagrada hoy en día...

Una compañera de trabajo experimentó una conversión cuando en un retiro de jóvenes le pidieron que guiara una decena del rosario. Sin que su joven pastor lo supiera, estuvo a punto de salir corriendo del retiro, aburrida y poco convencida. Pero durante esa decena, a medida que escuchaba la alabanza a María en su propia voz, surgió en su corazón el deseo de ser santa como la Virgen. Según sus propias palabras, María nos invita a ser como ella, llamándonos a uno tras otro a comprometernos a algo más allá de nosotros mismos. Las meditaciones de los misterios del rosario tienen infinitas posibilidades de catequizar a la gente, de enseñarles a meditar y de unir los acontecimientos de la vida de Cristo con los suyos. Aun cuando recemos el rosario en soledad, sabemos que millones de otros cristianos rezan las mismas plegarias tanto a lo largo del tiempo como del espacio. Es, por lo tanto, una plegaria de gran unidad en la comunión de los santos, ya que los hijos de María se unen en oración y petición a su madre en común.

LA CORONACIÓN DE MARÍA

La coronación de imágenes de María en el mes de mayo ofrece miles de oportunidades para expresar valores culturales y unir expresiones nuestras de fe y amor en muchos niveles. Mi primer recuerdo personal de una tradición mariana es la coronación de María en la escuela. Una procesión a la gruta de Lourdes en el patio del convento y desde allí hasta la iglesia que culminaba con la colocación de una corona de flores en la estatua de María. La iglesia se llenaba, la corte real vestida de princesa, y me daba cuenta de que María era muy especial. Para no ser menos, mi familia tenía su propia procesión esparciendo pétalos de flores y engalanando con diente de león los altares de María sobre la cómoda de nuestras habitaciones.

En una parroquia donde los niños de preescolar tenían clase de catequesis los domingos, el punto culminante del año era la coronación de la estatua de María en la misa parroquial. Para esta ocasión, los niños rezaban el Avemaría. Para ello, se les pedía a los padres que practicaran con ellos y entonces, por supuesto, también recibían su propia catequesis. La coronación también se convertía en una oportunidad para compartir con toda la congregación el significado y propósito de la coronación de María. Los niños cantaban una canción con la música de "Brilla, brilla, estrellita" que condensaba la teología del acto, y le pedían a María que los ayudara a ser tan buenos como ella. Cada niño le traía una flor a María, los padres y los abuelos iban a admirar a sus predilectos, y la parroquia se colmaba de canciones a María por parte del coro.

La comunidad filipina de nuestra diócesis tiene una ceremonia tradicional que crece año tras año. Se combina con la "Santa Cruzan", una representación del descubrimiento de la verdadera cruz. Nadie en la zona sabe por qué ambas celebraciones llegaron a fusionarse, pero tiene el efecto de demostrar la estrecha conexión que existe entre Jesús y María. Todos hacen algo, interpretando un papel definido por una faja cruzada en el hombro. Están Santa Elena y su hijo Constantino, al igual que médicos, abogados, granjeros y monjas que vienen a rendir homenaje a la Reina. Los niños representan sus virtudes de fe, esperanza, amor y paciencia, y los adolescentes representan diferentes advocaciones de María. Todos traen una flor para colocar en un enorme armazón en forma de corona, hecha con alambre, y se realiza una gran procesión después de misa hasta el santuario de María para la plegaria de coronación.

La celebración combina prácticamente todo significado posible de una tradición mariana: en relación a la liturgia, al tiempo sagrado del mes de María, a nuestra historia católica; el esfuerzo por imitar las virtudes de María; y miles de personas que rinden homenaje a Dios por medio de María. Las flores y los trajes son bellísimos, todos participan en forma personal y esta costumbre trasciende mar y tierra uniendo a los filipinos con su tierra natal. Naturalmente, no falta una opípara comida para recordarnos cuánto hace la fe a nuestra vida diaria.

TIEMPO SAGRADO

La tradición de la coronación de mayo ya nos conduce al tema del tiempo sagrado y de qué manera las costumbres marianas están relacionadas con la liturgia. Muchas de estas costumbres están ligadas a festividades marianas. Por ejemplo, el pasado 8 de diciembre, en nuestro Centro Diocesano, experimentamos un momento maravilloso. Como los feriados nacionales se caracterizan por ser días de descanso laboral pero no hay nada especial reservado para los días de precepto, los miembros de la Oficina de Evangelización y Catequesis invitaron a todo el personal de la diócesis - ochenta personas en total - a una recepción. Por supuesto, la comida fue el punto de atracción, como también la excusa para reunir al personal en un evento social.

Se trajeron obras de arte de María de todo el edificio, desde íconos y estatuas hasta la cruz pectoral del obispo. Se formó una colección impresionante que fue fuente de gran admiración. Se hizo una breve catequesis sobre los días de precepto marianos y la oportunidad de obtener una indulgencia ese día debido al aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción. Habíamos previsto que algunos sacerdotes confesaran antes de la misa vespertina y se formaron largas filas. A raíz de eso, ahora ofrecemos el sacramento de la Reconciliación al personal una vez por mes. De manera tal que vemos aquí que las costumbres marianas conducen y derivan también de los sacramentos. En el centro estudiantil del campus de la Universidad de Wisconsin, los estudiantes misioneros pertenecientes a un movimiento mariano guiaban el rosario todos los días durante el mes de octubre, invitando al alumnado a que también escribieran intenciones por las cuales orarían. Todos los días se sacaba la estatua de María de su nicho en la sacristía y se la entronizaba en el santuario. (El diseño de la iglesia es muy abstracto, sin estatuas). Cuando vino el mes de mayo, el pastor decidió que la estatua podía permanecer en la iglesia durante todo el mes. En el mismo campus, imágenes peregrinas (de la Campaña) visitan a los estudiantes en sus residencias y alojamientos haciéndoles sentir su presencia maternal y su poder de intercesión, especialmente en época de exámenes. Varios grupos de estudio bíblico se reúnen semanalmente y uno de estos grupos se dedica al estudio de María.

Un santuario mariano de nuestra diócesis ofrece un programa cada primer sábado del mes a primera hora de la mañana. Confesiones, misa, rosario y una charla que vincula a María con el tiempo litúrgico, convocan a gente de 30 millas a la redonda. Como las misas matutinas de sábado son escasas y espaciadas entre sí, esta oportunidad es muy apreciada y da oportunidad de demostrar de qué manera la devoción mariana promueve la vida sacramental. A menudo se toma el Ritual de Misas de la Santísima Virgen María. Los rituales de estas misas contienen textos teológicos muy ricos que hacen hincapié en la imitación de María en la vida diaria. Una serie de asistentes va también a una clínica de Planificación Familiar para rezar el rosario por la vida. Así, la devoción mariana conduce a obras concretas de justicia y misericordia, aplicando la enseñanza social católica.

PEREGRINACIONES

Las peregrinaciones marianas son una gran oportunidad para la catequesis y la oración comunitaria. El año pasado, con motivo de una exposición del Museo del Vaticano en la zona, los movimientos eclesiásticos locales trabajaron con la diócesis promoviendo una peregrinación a la exposición desde y hacia los santuarios marianos. En el ómnibus se le ofrecía a la gente el rezo de oraciones marianas, testimonios personales y catequesis sobre los aspectos teológicos de la peregrinación. Fue una forma excelente de contar con un público cautivo. Tampoco vinieron mal la comida ni la venta de rifas a la entrada, al igual que la oportunidad de ser entrevistados por la radio católica local.

Un "paseo misterioso" en ómnibus al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en La Crosse, Wisconsin, brindó otra oportunidad de combinar la vida natural y sobrenatural. Además de la belleza natural del paseo hubo un almuerzo a la canasta, como corresponde. Una vez en el santuario se hizo una introducción sobre los hechos históricos de Guadalupe, se realizó una peregrinación a la capilla de las candelas en donde 600 velas de vigilia permanecen encendidas por los bebés muertos por abortos, y se rezaron las Estaciones del Vía Crucis que entrelazan las vidas de María y Jesús. Como parte del "paquete" se otorgaron vales para canjear en la librería. Los peregrinos se vieron expuestos, al menos, a la oportunidad de llevar objetos de adorno para sus casas como recuerdo de la presencia de María, o la posibilidad de examinar la vasta variedad de libros.

SÍMBOLOS MARIANOS

Asimismo, quisiera mencionar también algunas costumbres innovadoras utilizadas para resaltar a nivel conciencia la presencia de María entre nosotros. Un grupo de niños llamado Coronitas de María marca sus esfuerzos por imitar las virtudes de María colocando una piedra preciosa en sus coronas personales que usan durante sus reuniones. Las niñas más grandes eligen un nombre para el grupo, asociado a su imagen preferida de María: Rosa Mística, Corazones Ardientes de María, Fuentes de Amor. No sólo se dedican a aprender más sobre María y su vida, sino que llegan a apropiarse de un rayo particular de su gloria para imitar en sus propias vidas.

Un joven perteneciente a una pandilla estaba cubierto de tatuajes obscenos como prueba de sus conquistas. Luego de una conversión se hizo un gran tatuaje de Nuestra Señora de Guadalupe arriba de los otros en su espalda. Era una forma de decir que María lo aceptaba con su sórdido pasado y que estaba ayudándolo a sanar.

Aún más conmovedora es la historia de una comunidad de monjes de la ciudad de Nueva York que le encomendó a un grupo de jóvenes la pintura de un mural de Nuestra Señora de Guadalupe, de cinco pisos de altura, en la pared exterior de su casa. Un día, un BMW se detuvo frente a la casa. El conductor le preguntó con vehemencia a uno de ellos quién era esa señora, ya que había estado soñando con ella durante meses. Finalmente el hombre fue recibido en la Iglesia y hoy día es un fraile de esa comunidad.

Una mujer, en cuyo trabajo no se permitía exhibir objetos religiosos, colocó un autoadhesivo de María en un sobre y se lo envió por correo a sí misma a su trabajo. No había inconvenientes en dejar su correspondencia en su escritorio, a la vista. No sólo este recuerdo de la presencia de María era una ayuda para ella, sino que obviamente los demás también estaban expuestos a la influencia de la Santísima Virgen.

RESUMEN DE LAS COSTUMBRES MARIANAS

A través de estas variadas costumbres marianas podemos establecer vínculos más profundos con la Santísima Virgen, es decir, podemos encontrar una relación personal con María. Experimentamos que ella es real. Ella vive entre nosotros y se preocupa por nosotros como sus hijos. No obstante, como verdadera madre, no sólo nos malcría sino que también nos educa y nos forma a imagen de su Hijo.

En última instancia, el propósito de la devoción mariana es glorificar a Dios y llevar a los cristianos a adherirse a Su voluntad (Marialis Cultis 39). Cuanto más nos acercamos a María, más nuestro afecto por ella se traduce en un vínculo con las personas que ella ama, en primer lugar, la Trinidad. Alabar a María a través de la oración y la celebración es al mismo tiempo alabar a Dios, su creador. Ella es como un remolino; una vez que establecemos una relación con ella, nos lleva inexorablemente a su Hijo y a su Padre en la fuerza del Espíritu Santo.

Al mismo tiempo, cuando percibimos la gloria y la grandeza de María, también vemos lo que nuestro Creador ha previsto para todos nosotros. Participar en las devociones marianas nos lleva, por ende, con más rapidez a un claro reconocimiento de nuestro propio destino humano, vale decir, a cumplir con la voluntad de Dios. En nuestra limitación recurrimos a la única persona que "no se equivocó", a fin de imitarla, pero también para vivir en unión con ella.

Es como si sintiéramos que aunque no seamos perfectos al menos podemos unirnos con la única que lo es.

El querer de Dios para María también nos lleva a reconocer el rol permanente de María en la obra de redención, una misión que nos involucra a todos. Por lo tanto, la consecuencia lógica de la devoción mariana es una mayor participación en la dimensión social de la Iglesia, un compromiso con nuestra sociedad y nuestra cultura para ayudar a que se establezca el Reino de Dios. El amor a María nos lleva a una vida de oración más amplia, intercediendo por el mundo. La unión con ella, que dio la Vida misma, nos conmina a construir una cultura de vida y esperanza. Imitar a María nos lleva a adquirir su actitud de apertura hacia Dios y de humildad ante Él. Desde el cielo ella continúa implorando al Espíritu Santo que descienda y nos transforme.

Desde el punto de vista teológico las tradiciones marianas expresan nuestras creencias y doctrinas de acuerdo a un conocido axioma: Lex orandi, lex credendi. Lo que rezamos es en lo que llegamos a creer. Especialmente las devociones más recientes y aquellas modificadas en los últimos treinta años prestan más atención a los fundamentos bíblicos y también litúrgicos. La revisión de la novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es un ejemplo clásico. Muchas de las costumbres marianas surgen de festividades litúrgicas, ya sea en su preparación por medio de novenas o en su celebración por medio de procesiones, coronaciones, himnos y altares.

Las costumbres marianas ponen de relieve el cariz incarnacional del catolicismo, que nos recuerda que Dios no se comunica con su pueblo sólo a través de ideas, sino que la Palabra se hizo carne para imprimir en nosotros lo terrenal de nuestra fe. Somos cuerpo y alma, y necesitamos expresar nuestra fe de manera tangible a través de nuestros gestos y palabras, nuestras flores y coronas, nuestras velas y nuestros himnos, y por sobre todas las cosas, siendo Cristo para los demás.

El sustrato psicológico de estas devociones nos recuerda que necesitamos a María. La posmodernidad que nos toca vivir está llena de un fuerte individualismo con gente que busca un falso sentido de libertad e independencia. En realidad necesitan una madre (y un padre). Las costumbres marianas no sólo son una prueba de esta necesidad, sino que también nos ayudan a encontrar respuesta al anhelo de madre que expresa nuestro amor filial. No obstante, la maternidad no es el único enfoque de la piedad mariana. También buscamos héroes, modelos, alguien que marche a la cabeza en nuestra lucha por una cultura imbuida de lo divino. En María encontramos belleza y santidad, amparo y consuelo. Ella es humana y comprende nuestras penas y nuestras luchas.

Hay una historia acerca de un hombre que fue a escalar a las montañas. De pronto lo asaltó el hambre y la fatiga. Al llegar a un arroyo se encontró con una sabia anciana que le ofreció compartir su comida. Cuando abrió su saco, vio adentro una magnífica piedra preciosa, una joya del tamaño de su puño. Tratando de actuar lo más natural posible, le preguntó si podía tomar la "roca". Sin dudarlo, ella le entregó su tesoro. Repuesto su cuerpo y reconfortada el alma, llegó sano y salvo al pie de la montaña maravillado de su buena suerte. Ahora podría jubilarse y llevar una vida segura. Sin embargo, unos días más tarde el escalador volvió a la zona en busca de la sabia mujer. Cuando la encontró le devolvió la joya y le dijo: "Puede quedarse con la joya. Déme a cambio lo que tiene en su corazón que le permitió desprenderse de su tesoro con tanta facilidad".

Esta historia ¿no se aplica a nosotros? Nuestra búsqueda de alimento espiritual por parte de la Sede de la Sabiduría nos lleva a honrar a María y encontrar formas expresivas de profundizar nuestro amor por ella. A menudo recurrimos a ella para pedir y suplicar. A la larga nos damos cuenta de que lo no necesitamos favores terrenales sino su sabiduría y su libertad interior para alcanzar la verdadera felicidad.

Traducción: Cecilia Mata, Buenos Aires, Argentina


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Last Update: 31.10.2006 Mail: Editor /Webmaster
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