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 published: 2006-08-17

El fuego de José arde todavía

Schoenstatt Summer viaja a Cambrai

 

Peregrinación a Cambrai: Jovenes de Alemania, Mexico, Kenia, Italia, Estados Unidos...

Pilgrimage to Cambrai: Youth from Germany, Mexico, Kenya, Italy, USA...

Wallfahrt nach Cambrai: Jugendliche aus Deutschland, Mexiko, Kenia, Italien, USA...

 

La realidad de la guerra mundial...

The reality of World War I

Konfrontation mit der Realität des Ersten Weltkriegs

 
 

Alma de la peregrinación: Pablo Hannappel, con la Hna Vernita Weiß y el Padre Ludwig Güthlein

Heart and soul of the pilgrimage: Paul Hannappel, here with Sister Vernita Weiß and Father Ludwig Güthlein

Herz und Seele der Wallfahrt: Paul Hannappel, hier mit Schwester Vernita Weiß und Pater Ludwig Güthlein

 
 

En las huellas de José Engling...

In the footsteps of Joseph Engling

In den Spuren Josef Englings

 
 

Momentos de reflexion

Moments of reflection

Nachdenken, weiterdenken…

 

Fuego de José Engling

Enging Fire

Englingfeuer

Fotos: Signorini © 2006

 

 

 

SCHOENSTATT, Francesca Signorini. El que piense que José Engling, muerto el 4 de octubre de 1918 en el campo de batalla, en las cercanías de Cambrai, cayó en el olvido, se equivoca muchísimo y en Schoenstatt esto debe agradecérsele de modo particular a una persona: el Hermano de María Paul Hannappel. El Señor Hannappel tiene ya varias primaveras sobre sus espaldas - y lleva sí, las marcas - pero su amor por José Engling está más vivo que nunca. Una vez más, no obstante sus precarias condiciones de salud, se puso en marcha y decidió acompañar por enésima vez a un grupo a Cambrai. Bajo su guía han pasado por Cambrai generaciones enteras de schoenstattianos de todo el mundo, más jóvenes o menos jóvenes, pero aún así es un nuevo desafío cada vez, ¡que esta vez el Sr. Hannappel logró vencer nuevamente!

Se trataba de acompañar a un grupo un poco especial: las jóvenes participantes del Schoenstatt-.Summer 2006. El grupo era extremadamente internacional, sólo tres chicas hablaban alemán. En la línea de partida, el lunes 7 de agosto por la mañana, estaban presentes María y Grace, de Kenya; Melisa y Yanet, de Méjico; Verónica y Cristina, de Alemania; Olenka, de Texas; Jessica, de Puerto Rico y Francesca, de Italia . Kenya e Italia participaban con gran orgullo por primera vez de un viaje a Cambrai

En marcha

Las jóvenes estaban un poco preocupadas por lo que les aguardaba, no sólo porque se trataba de ir al encuentro de los lugares más significativos de la Primera Guerra Mundial, sino también porque el Señor Hannappel las guiaba con disciplina militar, un poco para sumergirse en la atmósfera y otro poco en serio. En el encuentro preparatorio, la noche antes de la partida, a todas se les ordenó llevar sólo lo estrictamente necesario y ser puntuales. El lunes a la mañana, las muchachas se ganaron un reto porque se retrasaron demasiado al saludar a los amigos en el Santuario Original después de la oración de la mañana, antes de la salida. Durante el viaje, pocas charlas, sólo canciones dedicadas a José Engling, con casetes y fotocopias De  a poco, sin embargo, más que un general, el Señor Hannappel se convirtió en el tesoro más preciado del viaje. Con decisión y entusiasmo guió al grupo a los lugares más significativos de la guerra, explicando largamente en cada etapa el significado histórico del lugar y el significado propio para Schoenstatt, gracias a la presencia de José Engling. No obstante la necesidad de traducir todo siempre del alemán al inglés, estaban fascinadas por su capacidad. Pero también por su entusiasmo, por su disposición a hacer bromas y dejarse arrastrar también por los imprevistos, como por ejemplo en la visita a un museo privado muy pequeño en la tarde del lunes.

El arribo a Cambrai

Algo inolvidable fue la noche de la llegada a Cambrai, en la casa donde las muchachas se hospedarían, cerca del Santuario. Todas alojadas en la bohardilla, con pequeños compartimientos separados simplemente con pequeños tabiques divisorios y cortinas. A algunas les parecía estar de verdad en medio de la guerra, sobre los catres; a otras les parecía encontrarse en la casa de Blancanieves y los siete enanitos. Lo más difícil fue luchar contra el hambre y el cansancio: efectivamente, eran las nueve y media pasadas cuando llegaron las chicas y quedaba todo por hacer. Todas se concentraron en el trabajo de la cocina y en preparar la mesa para la cena, guiadas por Yanet y Melisa, para la cena mejicana que estaba programada. Finalmente, casi a las diez y media de la noche, ya estaba todo listo y comenzó la cena. Gracias a los excelentes "tacos, guacamole, arroz y frijoles (porotos)" y a la compañía del Sr. Hannappel, el cansancio pasó un poco y se divirtieron mucho.

El Sr. Hannappel relató cómo, antes de que estuviera construida la casa, la situación era mucho más difícil. Los grupos se alojaban en una casa un poco distante y mucho más pequeña, St. Hubert, donde cada centímetro era aprovechado al máximo, y en un viejo vagón de ferrocarril, de construcción alemana, que terminó en Cambrai - como tantas otras deudas  de guerra que Alemania tuvo que pagar después de la Primera Guerra Mundial. ¡Todos los grupos que llegaban a Cambrai disputaban por dormir en lo de Oscar (en el vagón)! La precariedad del espacio hacía necesario aplicar reglas férreas, que el Sr. Hannappel elaboró en aquel tiempo a la perfección. Como buen alemán, redactó un Reglamento de la Casa, basado en tres puntos  principales:

  1. No existe un reglamento de la casa – si no les gusta, el primer tren de regreso a Schoenstatt parte mañana a la mañana a las  6,10 horas
  2. La casa tiene todo lo necesario – aprende a conformarte
  3. No es necesario dejar la casa más limpia de como se la encontró

Seguían a continuación numerosos renglones, como por ejemplo: "¡cada persona tiene la ducha a disposición por tres minutos!" Para hacerla breve, entre una charla y otra se hicieron las once pasadas, y faltaba todavía lavar los platos y celebrar la Santa Misa. Las jóvenes lo habrían dejado pasar, pero el Sr. Hannappel fue categórico: "Yo me voy a la cama, ustedes van rápido al Santuario, el resto se hará mañana", sentenció. Sin ninguna posibilidad de apelación, las chicas se fueron a la Capilla para lo que se había transformado ya en una Misa de Medianoche. ¡Pero qué sorpresa cuando después de la Misa volvieron a al cocina y lo vieron al Sr. Hannappel con delantal y una de las últimas cacerolas en la mano, y el resto, todo lavado y ordenado y la mesa lista para el desayuno! ¡Fue increíble! Él, que parecía tan severo, se arremangó e hizo con tanto amor lo que hubiese hecho cualquier mamá. Las chicas no sabían cómo hacer para agradecerle.

Levantada a las 7 y 7 y partida a las 9 y 9

Para estimular la puntualidad de las muchachas, el Sr. Hannappel urdió una estratagema con respecto al horario: cada cita se fijaba en horarios donde la hora y los minutos eran iguales. Así, por ejemplo, se decidía no salir antes de las 10 y 10, o no irse a dormir antes de las 12 y 12… Pero, como en cada viaje que se respete, era necesaria una columna sonora, y en vista que hasta el día de hoy no había habido nunca un viaje a Cambrai de la Juventud Femenina sin que se cantara "Josef ,du sucht eine kleine schwester", también en esta oportunidad fue así. A pesar de que sólo pocas hablaban alemán, todas aprendieron el estribillo de la vieja canción: "Josef, du suchst eine kleine schwester" (José, tú buscas una hermanita) cantando a grito pelado por la calle, en el auto y alrededor del fuego

Además de la columna sonora, hubo algunas expresiones que el Sr. Hannappel repetía siempre y que les quedaron particularmente grabadas a todas. La invocación más frecuente fue aquella del pedido de ayuda o de agradecimiento a José Engling: Joseph hilf! (José, ¡ayuda!) que el Sr. Hannappel incluso bordó en un delantal verde que tiene todavía en St. Hubert. Otra muy significativa y representativa para todo el viaje, como invitación a cada una a tomar a José como modelo, es: "Lass den Josef etwas deinem Leben machen! (Deja que José transforme tu vida).

¿Les gustaría tener dos novias?

¿Les gustaría tener dos novias que no estén celosas una de la otra? ¡El Sr. Hannappel logró esta tarea imposible! ¿Pero quiénes son sus dos maravillosas novias? Se trata, al fin de cuentas, de dos francesas - no se ofendan las alemanas, pero vista su larga experiencia en Francia, no podían dejar de ser francesas quienes dejaron una huella en su corazón. Su primer gran amor, indiscutible por largo tiempo, es Santa Teresa de Lisieux, la cual en los últimos años cedió un trozo del corazón del Sr. Hannappel a una vieja conocida suya, Santa Juana de Arco, sobre la que el Sr. Hannappel escribió un libro y a la que ha aprendido a conocer y amar profundamente.

Imposible concluir sin hablar del amor de José por Schoenstatt, por la Iglesia, que el Sr. Hannappel transmitió a las jóvenes continuamente, invitándolas a tomar como ejemplos de  modelo de vida heroica a José, a Santa Teresa de Lisieux y a Juana de Arco.

Traducción: Clara Bianco de Herbon, Villa La Angostura, Argentina


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Last Update: 22.08.2006 Mail: Editor /Webmaster
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