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 published: 2006-07-04

Se enamoraron de Schoenstatt

Primera peregrinación de la República Dominicana y de Haití

 

Descansando en la Casa Sonnenau: participantes de la peregrinación de la Republica Dominicana

Relaxing at House Sonnenau: participants of the pilgrimage from the Dominican Republic

Entspannen vor der Sonnenau: Teilnehmerinnen der Wallfahrt aus der Dominkanischen Republik

 

Entrevista con participantes

Interview with participants

Interview mit Teilnehmern

 
 

En el comedor

In the dining room

In Speisesaal

Fotos: Garmendia © 2006

 
 

SCHOENSTATT, Juliana Garmendia. "En todos los lugares he experimentado un Schoenstatt con vida, y vida en abundancia, una felicidad total" expresó una de las personas que integró el grupo de la República Dominicana. Por primera vez llegaron a Schoenstatt peregrinos de este país centroamericano, fue para todos una emoción enorme y una vivencia única, una experiencia que dejó huellas profundas en los corazones que se abrieron al amor cálido de María y del Padre y Fundador.

Estuvieron viviendo Schoenstatt, en todos los sentidos, durante cinco días. Llegaron el 25 de junio a la noche y al día siguiente comenzaron a experimentar el hondo sentido de cada lugar que conocieron. No sólo visitaron los Santuarios y lugares del valle y de los montes: parte del itinerario fue ir a conocer algunos lugares cercanos a Schoenstatt, como la casa donde nació el Padre Kentenich y vivió los primeros años de su infancia y la parroquia donde fue bautizado, (en Gymnich cerca de Colonia). También estuvieron ante la tumba de la Hna. María Emilie en Coblenza – Metternich y en los Santuarios de Schoenstatt en Colonia y en Tréveris. Todavía están peregrinando, porque partieron al sur, hacia el campo de concentración de Dachau, donde el Padre Kentenich estuvo prisionero entre 1942 y 1945. Luego seguían a Munich, donde también hay un Santuario de Schoenstatt, y a Roma.

Entre las 43 personas que conformaban el grupo, había tres señoras de Haití que están fundando el Movimiento en su país, un sacerdote diocesano de Schoenstatt y tres Hermanas de María. Estos cinco días que estuvieron en Schoenstatt fueron días de gracias, la Mater los colmó de regalos y conquistó los corazones de los que aún no estaban tan enamorados y comprometidos con el Movimiento.

ˇRegalos que transforman!

Todas las noches, de regreso a la casa donde se alojaron, no se cansaron de expresar lo grandioso de estar en Schoenstatt, de vivir intensamente los regalos de la Mater en cada uno de los Santuarios y de la emoción que tuvieron al sentir la fuerte presencia del Padre Fundador. Una de las peregrinas comentó "ˇEl Padre José Kentenich está vivo y atiende personalmente!".

Uno de los milagros interiores que la Mater les regaló fue el poder experimentar el amor y la cercanía del Padre. Si bien algunos ya conocían al Padre Fundador, para muchos fue totalmente nuevo vivir su presencia y su carisma. Casi se podría decir que nadie se fue de Schoenstatt sin enamorarse del Padre Kentenich y sin querer comprometerse aún más con toda su Obra.

Vivir en la Familia

Realmente la experiencia de poder vivir unos días en esta tierra fue un regalo enorme que la Mater les hizo, cada lugar que conocieron y cada persona que encontraron les hicieron sentir lo lindo e importante de ser parte de esta Familia del Padre. Esa sensación de sentirse "en casa" despertó en muchos el anhelo de pertenecer a ella y de comprometerse más con la Mater.

En cada uno de los testimonios se percibía la alegría y la gratitud de haber tenido la oportunidad de llegar al Santuario Original y al corazón del Movimiento. Una emoción profunda que los impulsa a aliarse con María y con el Padre, que les da fuerza para regresar a "contagiar" a los suyos con el amor que han recibido en Schoenstatt. Una de las mujeres expresó "ˇMe llevo todas las maravillas, aún sin merecerlas! Y le pido al Padre y a la Mater más amor, alegría y paz para compartir con los míos".

No hubo persona que no sienta la necesidad y la responsabilidad de volver a casa a trabajar por el Movimiento. Nadie se va de Schoenstatt sin regalos, ˇla Mater se encargó de colmarles el corazón con gracias y experiencias que marcan profundamente cada vida, y que impulsan a ir por más! Este sentimiento estaba presente en cada una sus miradas.

Despedida

Tal vez la expresión más profunda de lo que vivieron esos días se pudo ver el viernes por la noche, mientras "todo el mundo" estaba ante los televisores viendo el partido entre Italia y Ucrania. Era el último día antes de salir de Schoenstatt. Tres señoras, con lágrimas en sus ojos, rezaron el rosario en el "rincón de la despedida", frente a la piedra que marca el lugar donde el Padre Kentenich, el 30 de julio de 1918, despidió a José Engling después de su última visita a Schoenstatt. El Padre siempre acompañaba a los congregantes (que volvían a la guerra) hasta allí, donde ya comienza la ciudad de Vallendar... Las señoras de la República Dominicana, después de terminar con la pequeña consagración su "liturgia de despedida", rezaron: Ven con nosotros, Padre... Vamos contigo.

 


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Last Update: 04.07.2006 Mail: Editor /Webmaster
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