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 published: 2006-06-07

La Alianza con la Iglesia

Pentecostés en Roma: La familia de Schoenstatt se reúne en acción de gracias en el Santuario de todos nosotros

 

Visperas de Pentecostés en Belmonte: Mons. Gino Reali (der.), Mons. Ignazio Sanna

Pentecost Vespers at Belmonte: Bishop Gino Reali (right), Mons. Ignazio Sanna, to be ordained bishop end of June

Pfingstvesper in Belmonte: Bischof Gino Reali (r.), Mons. Ingazio Sanna, der Ende Juni zum Bischo geweiht wird

Foto: POS Fischer © 2006

 

Misa de Pentecostés, San Pedro: entrada del Santo Padre

Pentecost Mass, St. Peter’s: entrance of the Holy Father

Einzug des Heiligen Vaters bei der Pfingstmesse auf dem Petersplatz

 
 

Lectura: Veronica Durán-Ballen, del Movimiento de Schoenstatt

Reading: Verónica Durán-Ballen, Schoenstatt Movement

Lesung: Verónica Durán-Ballen, Schönstatt-Bewegung

Fotos: POS Santos © 2006

 
 

Belmonte: llegada de Mons. Gino Reali

Belmonte: Arrival of Bishop Gino Reali

Belmonte: Ankunft von Bischof Gino Reali

 
 

Testimonio de Mons. Ignazio Sanna

Testimony of Mons. Ignazio Sanna

Zeugnis von Mons. Ignazio Sanna

 
 

Oración en el Santuario

Prayer in the Shrine

Gebet im Heiligtum

 
 

Piedras en los cimientos de la futura estatua del Padre en Belmonte

Stones in the foundation of the future Father Statue in Belmonte

Steine im Fundament der zukünftigen Vaterstatue in Belmonte

Fotos: POS Fischer © 2006

Albúm de fotos – photo album – Fotoalbum

 

 

 

ROMA’06, mkf. "ˇMiren, la Alianza con la Iglesia!", dice María Augusta Durán-Ballen a los demás schoenstattianos ensopados que comparten el auto: un resplandeciente arco iris se abre paso en el cielo de Roma. Es el broche de oro de este Pentecostés 2006, un símbolo de la alianza que se hace misión. Minutos antes finalizaba en Belmonte, el Santuario de todos nosotros, la Víspera de Pentecostés del Movimiento de Schoenstatt, coronada con la visita del Obispo de la diócesis a la que pertenece el Santuario, y bendecida en abundancia "desde arriba" con una lluvia que caía a cantaros.

El cumpleaños de la Iglesia, el domingo de Pentecostés, tras la multitudinaria vigilia del sábado en San Pedro, comenzó soleado y casi tranquilo con tan "sólo" unos 50.000 peregrinos en San Pedro. Es la primera vez que el Santo Padre ingresa caminando, al inicio de la Misa, por una puerta más al al costado, como invitando a todo el pueblo de Dios a ponerse en camino y unirse en un solo espíritu, el Espíritu Santo. Se encuentran presente muchos de los peregrinos schoenstattianos, nuevamente se ven banderas, pañuelos, peregrinas. "Cuando llegué cerca del Santo Padre, se me fue todo el nerviosismo", cuenta Verónica Duran-Ballen, de 23 años, que fue designada para leer la segunda lectura de la Misa, y que unos días antes había sellado su Alianza de Amor. "Me invadió una gran serenidad y tranquilidad", dice, y, agrega con una sonrisa: "Seguro que fue la única vez en mi vida que millones de personas me escucharon, en San Pedro, por TV, por la radio, en todo el mundo". El Espíritu Santo es amor, dice el Santo Padre en su prédica, y, al igual que en el momento de su nacimiento, la Iglesia en este día implora con Maria: Ven, Espíritu Santo...

Ven, Familia de Schoenstatt, ˇven a Belmonte!

Por la tarde, toda la familia de Schoenstatt reunida en Roma está invitada a reunirse en Belmonte, en el Santuario de todos nosotros, para una Víspera en acción de gracias por todo lo vivido en esos días pentecostales en Roma. El matrimonio Abram, custodios del Santuario, habían decorado bellamente el Santuario para la fiesta, con la que culminaría el triduo pentecostal en Roma: en Sant’Andrea della Valle, el Vaticano y el Santuario de Roma. Un pequeño grupo de argentinos llevó, una vez más, la Auxiliar... y al momento de colocarla a los pies del altar, una nube gris que desde hace rato se había posado sobre Belmonte optando por no moverse más del lugar, hizo caer un torrente continuo de agua... Con un cielo azul abriéndose paso en el horizonte, la nube permaneció fija ahí... y con ella la lluvia. Los celebrantes se juntaron bajo una carpa que protegía el altar; los demás participantes – unos 200 o 250 nomás, la mayoría de ellos pertenecientes a la familia de Schoenstatt de Italia – siguieron la celebración al abrigo de paraguas... o terminaron empapados simplemente.

Aún así, a pesar de la lluvia, reinó un clima de alegría y gratitud.

ˇBienvenido, futuro obispo!

El celebrante principal fue Mons. Ignacio Sanna, del Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt, que en pocas semanas más será ordenando obispo en Cerdeña. Junto con Monseñor Wolf dirigió las Vísperas, rezadas en cuatro idiomas. A continuación Monseñor Wolf le pidió a algunas personas que dieran un testimonio de lo vivido en esos días, y justo en el momento en que el Padre Penners llegó al punto número tres de los cuatro anunciados, se hizo presente en el lugar Monseñor Gino Reali, obispo de la diócesis de Santa Rufina, a la que pertenece Belmonte. Estaba en la parroquia de Santa Gemma, donde había confirmación, y pasó brevemente a saludar, junto con el párroco. Fue maravilloso ver la cordialidad con que saludó a su "futuro hermano en el colegio episcopal de Italia" y el orgullo con que contó la dicha inmensa que es para él saber que un schoenstattiano italiano será ordenado obispo en su país. Fue un momento donde se experimentó brevemente el cariño con que Schoenstatt es recibido por el obispo local. La Alianza con la Iglesia – vivida en el vinculo con la parroquia de Santa Gemma (varios parroquianos se ofrecieron como voluntarios para ser servidores), vivida en el vínculo con los obispos.

Monseñor Sanna pudo compartir con todos una feliz primicia: al hablar con el Santo Padre sobre su ordenación, él, como rector saliente del Santuario, le preguntó si tenía pensado visitar el Santuario. ˇQué alegría escuchar su respuesta: Si, por supuesto que lo visitaré, ni bien tenga tiempo!

Otra de las oradoras fue Teresina Abram, por poco tiempo más custodia del Santuario junto con su marido – quien, al igual que el Padre Penners y Monseñor Sanna, destacó también la vivencia de ser iglesia, de aportar lo propio de Schoenstatt a la vida de iglesia.

Para la Iglesia y el mundo

Sobre el altar del Santuario estaba el documento que al día siguiente sería entregado al Pontificio Consejo de los Laicos: el estatuto general de la Obra Internacional de Schoenstatt. Un momento solemne que implica de por sí un compromiso. Jóvenes de varios países leen las peticiones en sus respectivos idiomas, en un testimonio de amor a la Iglesia y de compromiso con Schoenstatt. Todavía sigue lloviendo, cada vez más. "Sólo falta ahora un arco iris", susurra alguien en voz bien baja. Muchos aprovechan para depositar una piedra con su nombre en el fundamento de la estatua del Padre, frente a la Casa de la Alianza, aún en construcción. Junto con las piedras, van aportes al capital de gracias, ofrecidos por la fecundidad de Schoenstatt en la Iglesia. Se ofrece también el dolor y la tristeza que produjo el robo de la "Peregrina para el Papa" al cabo de la Vigilia de Schoenstatt en Sant’Andrea della Valle. Querida Peregrina, colmada de tantos anhelos y tanto cariño, obra milagros donde sea que vayas... en la iglesia, y en el mundo...

Cuando los peregrinos retornan de camino a Roma, sale majestuosamente el arco iris... como un "Amén" del cielo a este triduo de Pentecostés.


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Last Update: 07.06.2006 Mail: Editor /Webmaster
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