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 published: 2006-06-13

El Mundial visto desde Schoenstatt

Banderas, camisetas, gorros, gritos, rezos – las hinchadas alemana, ecuatoriana, argentina y mexicana... presentes en Schoenstatt

 

El Mundial palpita en el corazón de Nazareth y Rosario, de Argentina

The World Championship lived in Schoenstatt – Nazareth and Rosario make sure who will be the champion!

So sehen Sieger aus: Nazareth und Rosario machen klar, wer den Titel holt

Foto: Nazareth © 2006

 

Antes del partido de Alemania

Before the game of Germany

Vor dem deutschen Spiel

Foto: Garmendia © 2006

 
 

Gol para Ecuador

Goal for Ecuador

Tor für Ecuador

 
 

Después de rezar en el Santuario Original – al partido!

After praying in the Original Shrine – the game begins!

Nach dem Gebet im Urheiligtum ab in die Fankurve!

 
 

Ecuador ganando...

Ecuador winning...

Ecuador in Führung

 
 

Foto publicado en TV

This photo is shown in German TV

Dieses Foto findet sich auf der Internetseite der ARD

Fotos: Zillekens © 2006

 
 

Viva Argentina

Viva Argentina!

Viva Argentina!

Foto: POS Fischer © 2006

 

 

 

SCHOENSTATT, mca/mkf. En la Casa Padre Kentenich se trasmitirá en vivo el partido Alemania vs. Costa Rica. Un anuncio que muchos creyeron que era en broma, pero que no fue así, sino al contrario: uno de los puntos famosos de "trasmisión en público" en Alemania fue la Casa Padre Kentenich, que se vio invadida de banderas, gorros, camisetas "nacionales", abrazos y un grito unánime: ¡Gol! ¡No vayan a creer nomás que los schoenstattianos sólo despliegan banderas en San Pedro! El 9 de junio por la tardeSchoenstatt se plagó de banderas... ¡rojinegras y oro!

El Padre Lothar Herter, provisto de una enorme bandera alemana, disfruta ciertamente sin lugar a dudas viendo el partido Alemania–Costa Rica en la Casa Padre Kentenich – ¡sobre todo cuando ya es clara la victoria de "su" equipo!

¡Barrabrava ecuatoriano-polaca!

Pocas horas más tarde, unas Hermanas de Maria de Ecuador se encuentran en oración... mientras sus compatriotas –portando banderas, gorros y remeras azul y oro- se dirigen a la Casa Marienau, donde el Padre Egon Zillekens los recibe, bandera alemana en mano y embanderado con la camiseta ecuatoriana... Lanzan gritos, comparten una torta, una peregrina se arrima a la pantalla de la TV – todo aquello que hace verdaderamente a una noche inolvidable de fútbol en comunión schoenstattiana- y además, claro está, una noche de victoria para el equipo ecuatoriano. Se suman también las Hermanas de Ecuador que acaban de finalizar su tiempo de oración , y ¡gol! ¡A todos y cada uno le está permitido pensar que rezaron por el partido! Como sea, todo el valle de Schoenstatt se entera esa noche que ganó Ecuador ¡y que hubo festejo posterior! Una señora polaca se encuentra en medio de la batahola ecuatoriana... y termina finalmente celebrando -bufanda de Ecuador al cuello incluida- con la "barrabrava" victoriosa.

Y por último, el debut de la Argentina

Sábado, 21.00 hs, la Casa Marienau nuevamente es tomada por asalto, esta vez por los tan temidos barrabravas argentinos, unos 50 aproximadamente, acompañados de sus secuaces: jóvenes de México, Brasil y Chile. En una hazaña digna de contabilizarse en el libro de records de Ripley, logran apretujarse en el salón, frente a la TV, el cual el día anterior pudo cobijar tan sólo a 30 personas nomás... ¡No importa, todo sea por el Mundial y el ansiado debut de la Argentina! Varios "fans" visten la camiseta con los colores nacionales, casi todos ellos envueltos en la bandera -como aferrándose a esa "pampa lejana" que tanto se añora en momentos así- y cuando al cabo de 10 minutos del primer tiempo no se ha dado aún ninguna situación clara de gol por parte del seleccionado "de sus amores" y el equipo de Costa de Marfil se muestra sólido y bien plantado en la cancha, se eleva un clamor: ¡acerquen la Peregrina a la TV! Dicho y hecho... ¡la peregrina observa y sigue el partido en primer plano por TV!

¡Gol! ¡Golazo! - estalla la "popu" schoenstattiana, mezcla del famoso grito de gol de Víctor Hugo Morales y aquel interminable del gordo Muñoz. Dos a cero va ganando Argentina, hasta ahí todos contentos y tranquilos, distendidos. Uno que otro curioso se pregunta –y pregunta a un interlocutor lugareño- si el apellido Pekerman es alemán, otros conversan sobre la conveniencia del ingreso de alguno de los suplentes "que hacen ejercicios de precalentamiento al borde de la campo de juego", otros alaban la destreza de uno u otro jugador. De pronto pasa a atacar Costa de Marfil liderado por su capitán e incansable zaguero Drogba –delantero del Chelsea, de Inglaterra, donde además tiene por compañero a Hernán Crespo, ejecutor del primer gol de Argentina, para más información-, de excepcional actuación ese día, y autor del gol que pone el partido dos a uno, cuando faltan todavía unos quince minutos de juego. Aparecen los nervios: ¿cuánto falta para que termine el partido? Algunos se arrodillan frente al televisor, como implorando que suene el silbato final del encuentro, otros rezan pidiendo la intercesión de toda la milicia celestial o casi toda ella, otros se muerden las uñas... Momentos de angustia y tensión, que hacen temer la posibilidad de un infarto, o más...

Finalmente, como ya es sabido, ¡Argentina se iza con el triunfo! Y como no podía ser de otra manera, ¡acompaña el triunfo un festejo "de primera", espectacular y bien autóctono, al que sólo le faltaron los infaltables petardos, bocinazos y encuentro posterior en el Obelisco! Mientras tanto, en Buenos Aires, la ciudad vuelve a la normalidad, lejos del "mundanal silencio sepulcral" que rodea cada partido de la Selección albiceleste.


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Last Update: 13.06.2006 Mail: Editor /Webmaster
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