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 published: 2006-06-23

Jorgelina

En la zona más pobre de Asunción, Paraguay, da a de comer desde hace cinco años a 95 niños y 10 ancianos

 

Jorgelina con niños de Bañado Sur

Jorgelina with children from Bañado Sur

Jorgelina mit Kindern aus Bañado Sur

Fotos: Pereira © 2006

 

Jorgelina, luz de Bañado Sur, con la Hermana Edna

Jorgelina, light of Bañado Sur, with Sister Edna

Jorgelina, Licht von Bañado Sur, mit Schwester Edna

 

 

 

PARAGUAY, Coco y Marijú Pereira. Una obra de amor absolutamente desinteresada al servicio de las personas más débiles y desprotegidas de la sociedad: es lo que descubrieron Coco y Marijú Pereira, coordinadores del Consejo de Familia de Asunción. Antes fueron, durante muchos años, dirigentes nacionales de la Campaña del Rosario en Paraguay.

Hace aproximadamente un mes visitamos la zona más pobre de Asunción llamada Bañado Sur. Se denominan Bañados a las zonas que rodean la ciudad y lindan con el río Paraguay; son en general áreas que se inundan periódicamente y que concentran a la población más empobrecida en un verdadero "cinturón de pobreza". En la zona del Bañado Sur se encuentra ubicado el vertedero "Cateura", donde se deposita toda la basura de Asunción desde hace décadas. Allí trabajan recolectando cartones, plásticos etc., gente venida del interior del país, todas familias de agricultores que ya no tienen qué comer en sus lugares de origen, gente totalmente olvidada por los sucesivos gobiernos.

En el interior, donde vivían, eran familias normales, llegan a Asunción y se afincan alrededor del basural y viven bajo improvisados techos de bolsas de plástico, casi a la intemperie, la gran mayoría tiene niños de meses; los padres van muy temprano al basural a trabajar y vuelven por la noche; durante el día sus hijos quedan totalmente solos, sin comida, sin agua para higienizarse, muchos viven en total promiscuidad.

 "Jesusitos"

En nuestra visita al Bañado Sur conocimos a una señora joven con hijos, cuyo marido trabaja por la noche como guardia de seguridad. Es decir, una familia también pobre. En medio de tanta miseria y tristeza encontramos a esta señora, llamada Jorgelina, que desde hace 5 años da de comer a 95 niños y a unos 10 ancianos. Prepara todos los días el almuerzo para estos Jesusitos; para muchos de ellos esa es su única comida en el día.

Ella se las ingenia para conseguir vísceras de ganado vacuno y con eso cocina. Algunas veces consigue algunas verduras y a veces un poco de pan para acompañar. Haga frío o calor ella no claudica, tampoco recibe ninguna ayuda estatal o de otra índole. Nos contó que en los días de mucho calor primero baña a los niños con una manguera que le sirve de ducha y luego les sirve la comida.

Nos quedamos petrificados con esa realidad que se vive a diario, semana tras semana, año tras año, y nada cambia, al contrario: cada vez aumentan más los niños necesitados de alimentos mínimos para sobrevivir.

Jorgelina los conoce a todos

Al volver a nuestra realidad, comentamos lo que vimos a una Hna. de María y ella nos dio ánimo, y nos dijo que quería conocer a Jorgelina y su trabajo diario. Fuimos con la Hna. una siesta cualquiera y allí teníamos ante nuestros ojos el escenario, la realidad: unas ollas grandes donde hervía las vísceras y niños, adultos y ancianos, llegando, muchos con un termito o algún recipiente para llevar en ellos el alimento preparado con tanto amor por Jorgelina para sus hermanitos más pequeños. Jorgelina los conoce a todos y cada niño lleva las raciones de acuerdo a la cantidad de hermanos que tiene.

La Hermana Edna quedó también golpeada por la pobreza y miseria presente, pero había una luz y esa era Jorgelina, que brillaba en ese mundo con su alegría y con el gran amor con el que servía a esos niños. Conocimos allí a una señora que había llegado del interior del país hacía tres días, con tres hijos, el más pequeño de tres meses, y consiguió como casa unos metros de tela plástica que le servía de hogar. Cuenta Jorgelina que el día que llegó hacía tanto frío que ella tuvo que darle un brasero donde quemar madera, para que pudiera tener un poco de calor para pasar la noche tan fría.     

Una luz en la oscuridad

Jorgelina también se despoja de lo poco que tiene, y dice que ella es muy afortunada porque tiene un techo que agradece a Dios cada día. Sin embargo la Hermana no terminaba de admirar a Jorgelina porque su casa era casi una cueva, tan precaria como las demás, y sin embargo estaba tan contenta con lo que Dios le regaló. La Hermana Edna la ayudó con un poco de dinero que tenía y cuando subimos al auto para volver lloró desconsoladamente, y prometió ayudar a esta "Teresa de Calcuta" anónima.   El Padre Antonio Cosp nos animó a dar a conocer este caso concreto, ya que cualquier tipo de ayuda que fuera posible obtener, sería sumamente beneficioso...

 


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Last Update: 23.06.2006 Mail: Editor /Webmaster
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