"Ella obrará milagros"

Un niño misionero confió totalmente en el poder de su pequeña imagen peregrina

Julián con sus abuelos, Helena y Quique Abella Julián with his grandparents, Helena and Quique Abella Julián mit seinen Großeltern Helena und Quique Abella
Con sus papas y hermanos With his parents and siblings Mit seinen Eltern und Geschwistern Fotos: Abella © 2006

ARGENTINA, hma. Julián recibió la pequeña Mater peregrina para los niños el pasado 30 de abril. El mismo día se la llevó a su primo Enrique, lesionado por un accidente deportivo: estaba a punto de perder el bazo. A partir de ese momento Enrique experimentó una mejoría sorprendente y se salvó de la operación. Luego se la envió a otro niño, y nuevamente su fe conmovió a la Mater.

"Hace casi dos años Julián, un niño que es hijo y nieto de schoenstattianos de la ciudad de Tandil (Provincia de Buenos Aires) me dijo que quería ser misionero de la Mater", escribe una Hermana de María. Inmediatamente ella se comunicó con la coordinación de la Campaña de la Virgen Peregrina e intentó que se tomara en cuenta este pedido. Por diversas circunstancias se fue postergando mes tras mes la organización de la campaña de los niños misioneros, y como también en este campo rige la "paternidad responsable", se fue retrasando la realización del anhelo de Julián. "Cada vez que me veía, Julián me recordaba su deseo de ser misionero" continúa diciendo la Hermana de María. "Me preocupaba no haberlo logrado y temía que Julián se desanimara".

Un niño misionero con una fe inmensa

Finalmente, este año se pudo organizar el equipo responsable de los niños misioneros y ¡por fin! Julián, con una alegría conmovedora, recibió su pequeña imagen peregrina junto con otros siete niños. El mismo día se la llevó a su primo Enrique, un adolescente que había sufrido un grave accidente jugando al rugby en su colegio y hacía unos días que estaba internado en un sanatorio. Los médicos temían que fuera necesario extirparle el bazo, gravemente dañado por un golpe, lo que en el futuro tendría consecuencias para su salud. Julián confiaba ciegamente en el poder intercesor de la Mater. Y Ella no lo defraudó: fue algo admirable comprobar que a partir de allí Enrique mejoró sensiblemente. No solo se pudo salvar su bazo, sino que a los dos días pudo regresar a su casa.

A Julián se le presentó enseguida otra oportunidad para enviar su Mater peregrina a un niño enfermo antes de hacerla circular entre sus amigos. Hace dos años nació Gianfranco con una seria deficiencia hepática, casi incompatible con la vida. Necesitaba con urgencia un trasplante. En casi todas las vidrieras de los negocios del centro de Tandil hay un cartel con la foto de Gianfranco, pidiendo la donación de un hígado. Estos carteles ya están algo desteñidos por el paso del tiempo... no se hallaron órganos compatibles con el pequeño, que se ha ido deteriorando progresivamente. En un momento se pensó que su mamá podría donarle parte de su hígado, ya que los estudios previos aseguraban que no habría rechazo. Se inició la operación en un hospital de Buenos Aires y al intentar tomar un trocito del hígado materno, los médicos descubrieron que tenía una malformación arterial que impedía la ablación.... Es probable que toda la ciudad haya rezado por este niño que aún no camina, apenas puede mantenerse de pie.

Y Ella no lo defraudó

Julián supo que Gianfranco estaba nuevamente internado en Buenos Aires en grave estado, y le envió su Mater peregrina a un familiar del niño con la intención de que rezara especialmente por él. Al entregarle la imagen le dijo: "Yo se que vos le vas a pedir por Gianfranco… pero no te preocupes, que la Virgen le va a conseguir un hígado".... Parece que la Mater se ha conmovido ante la fe y la fidelidad de Julián, porque ¡ese mismo día! apareció un hígado donado por los padres de un niño de dos años fallecido en un accidente... No sólo era compatible sino del tamaño adecuado al pequeño Gianfranco. Esto sucedió hace apenas tres días y hasta ahora la evolución es buena.

¿Qué más se puede decir? Quizás recordar las palabras del Padre Kentenich "la impotencia de un niño despierta la omnipotencia del Padre". Y que la fidelidad es lo más grande ante la mirada de Dios. Y que una Madre no puede defraudar la fe de un niño que cree ciegamente que "Ella obrará milagros".