Nuestra navidad en Schoenstatt: ¡puros regalos!

Testimonio de Sebastián y Cecilia Barrientos Lago

Navidad Blanca White Christmas Weiße Weihnachten Fotos: Santos © 2005
En la Oficina de Prensa At the Press Office Im Press Office Foto: POS Fischer © 2005

Antes de llegar a pasar la Navidad en este maravilloso lugar nos preguntábamos cómo sería: ¿nos sentiríamos solos?, ¿con quien compartiríamos?, ¿echaríamos mucho de menos?, ¿podríamos entender algo, ya que no hablamos alemán? Pero rápidamente todas estas preguntas fueron respondidas, fue mucho más fácil de lo que esperábamos y nunca nos sentimos solos.

Fue fundamental la acogida de las Hermanas Kornelia, Lisann y Vernita, que nos hicieron sentir el calor de hogar y se preocuparon de cada detalle para que tuviéramos una Navidad muy linda y muy feliz. Se hace tan distinto Schoenstatt al conversar un rato con alguna Hermana. Ellas al compartir sus vivencias con nosotros nos ayudaron a conectarnos mejor con el Santuario, con el Padre y con el resto de la Familia en el mundo. Y siempre con una sonrisa.

Cómo la Mater nos hizo sentir en casa

Es impresionante cómo la Mater nos hizo sentir en casa, se encargó de que tuviéramos muchísimos regalos: una comida de Navidad fantástica (como la de las abuelitas), el coro y el órgano de la Misa del Gallo hicieron que pudiéramos vivir la alegría del pesebre a pesar de que no entendíamos el idioma. Además, estuvimos con otros chilenos el 24 y el 25, lo que ayudó a que pudiéramos compartir con muchísima alegría.

Estos días hemos podido visitar varios Santuarios, y tener tiempo para conversar de nuestro matrimonio y rezar juntos. Esto ha sido el mejor regalo de esta Navidad.

Otro regalo espectacular fue compartir la alegría de los 40 años del regreso del Padre a Schoenstatt después del exilio el 24 de diciembre.

Al participar hoy en los "10 minutos junto al pesebre" pudimos ver niños disfrutando de la Navidad. Ahí nos dimos cuenta que aquí en Europa hemos visto pocos niños en general, y la verdad es que nos alegraron la tarde.

Hoy tuvimos los dos últimos regalos: primero, ¡pudimos ir a misa en castellano! Algo que después de estar viviendo varios meses en Inglaterra echábamos mucho de menos. Y hoy se puso a nevar, así que siempre podremos recordar esta blanca Navidad.