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 published: 2005-11-15

Rito de la Bendición del retablo de la Iglesia de Dios Padre

30 de octubre de 2005, Nuevo Schoenstatt, Argentina

 

Iglesia de Dios Padre – bendición del retablo, 30 de octubre

Church of God the Father – blessing of the Altar Picture, October 30

Gott-Vater-Kirche – Segnung des Altarbildes, 30. 10. 2005

 

Trono de gracias en la Iglesia de Dios Padre, Nuevo Schoenstatt, Argentina

Throne of grace in the Church of God the Father, Nuevo Schoenstatt, Argentina

Gnadenstuhl in der Gott-Vater-Kirche, Nuevo Schoenstatt, Argentinien

 

Retablo: la Alianza de Amor

Altar picture: the Covenant of Love

Altarbild: Gottesbund – Liebesbündnis

 
 

Retablo: la Alianza de Dios con su pueblo

Altar picture: God’s Covenant with his people

Altarbild: Gottes Bund mit den Menschen

Fotos: Echenique © 2005

 
 

Inicio de la ceremonia frente al Santuario

Lector 1:

Nuevo Schoenstatt se viste hoy de fiesta con la presencia del señor Obispo, Monseñor Luis Stöckler, y de la comunidad cristiana que celebra la Eucaristía. Iniciamos aquí, en el Santuario de nuestra Madre y Reina, esta hora de gracias en que se bendecirá el Retablo de la Iglesia de Dios Padre.

Queremos agradecer porque María se ha manifestado como Madre y Educadora de los pueblos, y desde aquí ha emprendido una marcha victoriosa, conduciendo a muchos hijos al corazón de Dios.

Lector 2:

La Iglesia de Dios Padre es fruto de la promesa que la Familia de Schoenstatt hizo en 1985, en el Centenario del nacimiento del P. José Kentenich.

Entre 1947 y 1952, el Padre y Fundador visitó muchas veces nuestra patria. El 20 de enero de 1952, cuando ya iba camino al exilio, en Milwaukee, él bendijo este Santuario que, 25 años más tarde, fue declarado Santuario Nacional del Movimiento en Argentina.

El 20 de enero de 1992, el Nuncio Apostólico, Monseñor Ubaldo Calabresi, consagró solemnemente la Iglesia, dedicándola a Dios Padre. Ella es como el "Santuario ampliado", que alberga a los peregrinos que llegan a saludar a María y entregarle su corazón en Alianza.

Iniciamos la procesión hacia la Iglesia, encabezada por las imágenes Auxiliares; luego el incienso, la cruz procesional, el Leccionario, los concelebrantes y el celebrante principal.

Cantamos: "Caminando en la Alianza"

En la Iglesia de Dios Padre

Lector 1:

Hoy nos congrega el deseo de bendecir el Retablo. Será un objeto de veneración, y símbolo que nos recordará la acción de Dios en la Iglesia, en el mundo y en Schoenstatt.

Los símbolos son expresiones sensibles de realidades invisibles. Los hombres los precisamos para profundizar en el misterio de la fe.

En Jesús, en María y en los santos, lo mismo que en la historia sagrada, resplandece una luz especial que – como en el arte – transparenta la claridad y la belleza divinas.

Lector 2:

El "Trono de gracias" representa al Dios Trino. El Padre tiene en brazos a su Hijo, y de su aliento santo surge el espíritu, beso de amor del Padre a su Hijo. Es manifestación sensible del eterno movimiento de amor en el seno de la Trinidad.

El Retablo, por su parte, recuerda la Alianza. Expresa, en su lenguaje simbólico, el hilo conductor del Antiguo y Nuevo Testamento: el diálogo entre Dios y el hombre. Nuestro Padre y Fundador nos invitaba a contemplar la historia salvífica. Nos enseñaba que cada hijo, y toda la Familia de Schoenstatt, debía revivirla, hacerla suya, enriquecerse de ella y comunicarla a los hombres.

Lector 1:

Las imágenes son, además, camino de encuentro, medios que nos atraen a la plenitud de lo que representan, es decir, a lo sagrado y divino.

Como el creyente que peregrinaba a Jerusalén, también nosotros hemos llegado a este templo. Hermoso símbolo: caminamos hacia el corazón de Dios de la mano de María. Ella nos conduce a la Casa del Padre y nos invita a sentarnos en la mesa ancha del Reino, para compartir el Pan de la unidad, que nos transforma y nos envía a luchar por una patria nueva.

Lector 2:

La Superiora Provincial del Instituto Secular de Schoenstatt, Hermanas de María, Hna. María Elisa Monachesi, saludará y dará la bienvenida a nuestro Obispo diocesano, Monseñor Luis Stöckler.

Hna. M. Elisa

Rito de bendición

Celebrante:

Queridos hermanos, esta tarde tenemos razones para alegrarnos ya que vamos a alabar y bendecir a Dios, con motivo de la bendición de este Trono de gracias y del Retablo de esta Iglesia.

Esta obra nos evoca el camino de Alianza, aquel que también nosotros debemos recorrer hasta el día del encuentro con el Dios Trino. La Biblia menciona que el pueblo elegido "era errante y peregrino, en busca de la tierra prometida". También nosotros somos peregrinos. Nos preceden testigos, revivimos acciones divinas y recordamos lugares santos, donde se manifestó el Señor.

Como en el éxodo, también nosotros podemos escuchar la voz de Dios: "Quítate el calzado, porque la tierra que pisas es tierra santa". Al bendecir ahora este retablo, levantamos los ojos hacia Cristo, quien con el Padre y el Espíritu Santo reina para siempre.

Hermanos, oremos a Dios Todopoderoso para que su gracia llegue hasta nosotros. Que estos símbolos religiosos muevan nuestro corazón y modelen nuestra vida, para alcanzar los beneficios de la salvación que ellos significan.

Oración de bendición

Te bendecimos, Padre,
amigo entrañable del género humano,
porque enviaste al mundo tu Palabra,
para que, encarnándose en la Virgen purísima,
fuera nuestro salvador y nuestro hermano primogénito,
en todo igual a nosotros menos en el pecado.

En Cristo nos diste el supremo modelo de santidad;
la Iglesia lo venera y lo adora como Dios todopoderoso.
Cuando contempla su rostro,
ve en él la expresión de tu bondad
y cuando recibe de su boca las palabras de vida,
se llena de tu sabiduría.

Al sondear lo profundo del amor de su corazón,
ella misma se abraza en aquel fuego del Espíritu
que Él derramó para hacernos renacer a una vida nueva.
Cuando lo mira enrojecido por su sangre divina,
venera esta sangre preciosa,
con la que ella misma ha quedado purificada.
Y, al exultar por la resurrección de Cristo,
participa y experimenta de antemano la gloria de su Esposo.

Padre de bondad, te pedimos humildemente
que bendigas este Trono de gracias y este retablo.
]Que tus hijos, al contemplarlo,
descubran tu infinito amor de Padre,
tengan los mismos sentimientos de Cristo
y reciban la fuerza del Espíritu que los va haciendo
hombres nuevos, a imagen del hombre celestial.

Que María Santísima sea para tus hijos intercesora y medianera
en el sendero hacia Cristo, Camino, Verdad y Vida.Que Ella ilumine sus corazones y disipe sus miedos,
sea el reposo en el que descansen al fatigarse,
y en virtud de la Alianza, la Puerta del cielo
por la que sean admitidos en la nueva Jerusalén.
Todo esto te lo pedimos a ti, Padre,
por Cristo, con María, en la unidad del Espíritu Santo,
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.


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Last Update: 15.11.2005 Mail: Editor /Webmaster
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