Regala su paternidad a manos llenas

Charla sobre el Padre Kentenich para la Familia de Ciudad del Este

P. José Kentenich – compañero, amigo, profeta, y sobre todo Padre

Fr. Joseph Kentenich – friend, prophet, company, and especially: Father

P. Josef Kentenich – Freund, Begleiter, Prophet, und vor allem  Vater

Foto: Archiv

P. Horacio Rivas, de Chile, en Ciudad del Este Fr. Horacio Rivas, from Chile, in Ciudad del Este P. Horacio Rivas, aus Chile, in Ciudad del Este
Un testimonio de vinculación con el Padre Kentenich A testimony of attachment to Father Kentenich Ein Zeugnis der Verbundenheit mit Pater Kentenich
Bendición Blessing Segen
Fotos: Cabral © 2005

PARAGUAY, Gloria Ruiz Díaz. "Yo veo al Padre en ustedes, en esta hermosa Familia de Paraguay, y estoy seguro que cuando él les regaló una profunda mirada hacia su país, también les regaló su corazón". Con estas palabras iniciaba su amena charla el Padre Horacio Rivas, cuya visita al Terruño ha sido uno de los regalos de la Madre en el quinto aniversario de la bendición de su Santuario.

El Padre Rivas habló de sus vivencias con el Padre Kentenich, y prácticamente durante dos horas "revivió al Padre Fundador". En el aire se sentía cómo todos los presentes volvían a descubrir y agradecer al Señor por haber regalado a la Familia de Schoenstatt y a cada hijo, una personalidad como la de él. Cautivó aún a aquellos más reacios a aceptarlo como uno de los tres puntos de contacto. Lo advirtió al inicio de su charla: "me encanta escuchar cuando alguno que ingresa al Movimiento dice: Yo amo a la Virgen María y me siento bien en el Santuario, pero mi problema está con el Padre Kentenich, entonces lo miro y con el pensamiento digo: vas a caer redondito, tal como caí yo" .

Ha sido mi guía desde el momento en que lo conocí hasta hoy

En efecto, el Padre Rivas contaba que "su encuentro con el Padre Fundador" se dio cuando este le regaló la mejor de las sonrisas, luego de un desaire que aquel le había hecho al salir en medio de una de sus charlas. Conquistado por esa sonrisa, el Padre Rivas tuvo luego sucesivos encuentros con el Padre Kentenich a lo largo de su vida sacerdotal, "facilitados" por la providencia divina, seguramente con la misión de transmitir con un carisma tan especial esas vivencias tan enriquecedoras, en las que el Fundador regalaba su paternidad a manos llenas, aún cuando él nunca lo había experimentado en el plano natural. En esas horas que pasaron volando, la audiencia compartió muchos momentos que el Padre Rivas tuvo el privilegio de vivir, y en cada uno de ellos el Padre Kentenich dejaba una lección de vida, de su entrega total a la obra y a sus hijos. "Lo que un hijo pide, el Padre lo cumple" le habría manifestado en una oportunidad. Cuando le preguntó cuál era el secreto para lograr una vinculación personal tan rica con los demás, aún en aquellos momentos en que debía educar a sus hijos, le respondió: "La verdad sin amor hiere, pero el amor sin verdad, engaña". El Padre siempre fue muy respetuoso de la persona, y cualquiera que fuera su interlocutor, sentía que tenía frente a sí a una persona que le regalaba la calidez de toda su atención y su tiempo.

"El Padre nunca me ha fallado, y ha sido mi guía desde el momento en que lo conocí hasta hoy, en que lo sigo consultando y él me da las respuestas de manera increíble. Por eso; saquen al Padre de los libros, sáquenlo de las fotos, y pónganlo en el corazón". Tal el mensaje y la misión que daba el Padre Rivas al terminar su charla, recibiendo como respuesta un caluroso y prolongado aplauso de la concurrencia. Con seguridad cada uno volvía a su hogar lleno de la luz del Padre y ávido de seguir conociendo más y más su rica historia, que es la historia de Schoenstatt. Él nos llama a que hoy sigamos escribiendo de su mano esa historia, pero haciéndola vida. Quedamos en eso, permanecemos fieles