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 published: 2005-09-27

La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia

Congreso internacional en Roma con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución Dei Verbum

 

Audiencia con el Santo Padre

Audience with the Holy Father

Audienz beim Heiligen Vater

Participantes del Congreso

Participants of the Congress

Blick in die Kongresshalle

 
 

La Biblia en la vida de los cristianos

Scripture in the life of the Christians

Die Bibel im Leben der Christen

 
 

Mons Vincenzo Paglia: bienvenido

Welcome address: Bishop Vinzenzo Paglia

Begrüßung: Bischof Vinzenzo Paglia

Fotos: Marecek © 2005

 
   

ROMA, Mons. Dr. Peter Wolf. Con el lema "La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia" se realizó a mediados de septiembre en Roma un gran congreso al que fueron invitados la Federación Bíblica Católica y el Pontificio Consejo para la unidad de los cristianos. A cuarenta años de haberse promulgado la Constitución "Dei Verbum", referente a la Revelación Divina, se quiso pasar revista al origen y las consecuencias históricas de este importante documento conciliar. Para ello fueron invitados obispos de todas las conferencias episcopales del mundo, responsables de las asociaciones bíblicas nacionales, instituciones internacionales, representantes de las iglesias ortodoxas, de la iglesia anglicana, de las iglesias evangélicas y del judaísmo. Asimismo, fueron invitados también representantes de los grandes movimientos eclesiales, entre los cuales asistí en representación del Movimiento de Schoenstatt. Participaron en total 422 delegados en el congreso.

En la conferencia inaugural, el cardenal Walter Kasper transmitió cómo había madurado este documento en el Concilio a partir de una lucha elemental, acompañada por hondos debates científicos en medio de un proceso agitado. Fue una irrupción que despertó y gestó nueva vida. Los numerosos informes y mesas redondas con participantes de todo el mundo brindaron una visión impresionante de la fecundidad y el atractivo de esta constitución conciliar dentro del seno de la Iglesia Católica y, claramente también, más allá de los límites de la Iglesia, en toda la cristiandad. El intercambio sobre las Sagradas Escrituras y el compromiso común despertado por la Biblia congregó a cristianos del mundo entero y acrecentó la unidad. Esto quedó visiblemente demostrado en el congreso a través de la presencia de una enorme cantidad de representantes de diverso espectro ecuménico y las numerosas cartas de salutación llegadas desde todos los rincones del mundo. Una expresión cabal del crecimiento en la unidad fue el trabajo realizado en conjunto con el Pontificio Consejo en aras de fomentar la unidad de los cristianos en cada uno de los momentos a lo largo del Congreso.

Confiar en la eficacia de la Palabra de Dios

Los Obispos de casi todas las conferencias episcopales del mundo y los representantes de instituciones bíblicas de numerosos países de Asia, África y América Latina – sí, de todos los continentes – informaron sobre innumerables iniciativas que han surgido a fin de elaborar nuevas traducciones y abrir nuevos caminos para el trabajo con la Biblia en todos los países del mundo. Durante el congreso se llevó a cabo una gran exposición de libros, material y nuevos métodos didácticos para trabajar con la Biblia.

El cardenal Martini, arzobispo emérito de Milán, dio una segunda conferencia sumamente interesante. Él, siendo entonces rector del Bíblicum en Roma, vivió muy de cerca el origen del documento y las luchas del concilio. Durante noches enteras ayudó a elaborar las propuestas de enmienda y notas aclaratorias en relación al texto conciliar. Su persona y sus palabras irradian un fuerte estímulo que impulsa a confiar en la eficacia de la Palabra de Dios en el trabajo pastoral. Con visible entusiasmo relató sobre sus intentos de invitar a mucha gente a la catedral de Milán, a fin de facilitarles allí un acceso a las Sagradas Escrituras.

Miles de personas - especialmente los jóvenes – aceptaron esta invitación. En la mesa encontré a un sacerdote de la arquidiócesis de Milán que me comentó que, por encargo del cardenal, en las últimas décadas se constituyeron y capacitaron cerca de 2500 círculos bíblicos.

Fue muy interesante cruzarse continuamente con personas comprometidas con la traducción de la Biblia o con otras actividades bíblicas. El primer día me encontré con el P. Petr Marecek, de nuestra comunidad, que no sólo enseña exégesis en el seminario sino que además dirige el trabajo con la Biblia en su país, la República Checa.

El Movimiento Focolar estuvo representado por un matrimonio dirigente de Milán, y por la comunidad de San Egidio fue Andrea Riccardi, su fundador. Al margen del congreso tuve un encuentro y una conversación muy especial y valiosa con Ludwig Weimar, de la Comunidad Católica Integrada. Ya en mis tiempos de estudiante había oído hablar de esta iniciativa y me enteré también de su contacto con Schoenstatt y con nuestro Padre. Hace dos años fundaron una "Academia para la teología del pueblo de Dios" en Grottaferrata, cerca de Roma.

Una lectura creyente de la Biblia en lugar de la pura exégesis

El día viernes el congreso en pleno estuvo invitado a participar de una audiencia privada con el Papa Benedicto en Castel Gandolfo. Tras celebrar la Eucaristía con el Cardenal Walter Kasper en la basílica de San Pedro, fuimos acompañados por una escolta policial a la residencia de verano del Santo Padre. Su Santidad Benedicto XVI aprovechó la ocasión para transmitirle a muchos su gratitud por su esfuerzo en la promoción de los impulsos del Concilio a la vez que exhortó a todos a perseverar en su esfuerzo a fin de que las Sagradas Escrituras puedan ser accesibles y comprensibles para el común de la gente. Asimismo, instó de manera especial a leer la Palabra de las Sagradas Escrituras fuera de la liturgia también, a modo de Lectio Divina, como una conversación con Dios, que habla a través de las Escrituras.

Nunca antes había participado en una conferencia internacional tan llena de actividades. Se dio un rico intercambio entre las 98 naciones representadas en el congreso. A cada momento me topaba con obispos y sacerdotes que conocían a miembros de nuestro Instituto o centros de Schoenstatt en sus diócesis. Algunos preguntaron si teníamos también un centro en Roma, a lo que con alegría pude responder que estamos en eso, edificando un centro en Belmonte. A lo largo de esos días me quedó muy claro que la Iglesia cuenta con Schoenstatt.

Traducción: Gabriela Kyling, Valdivia, Chile/aat, mca, Argentina


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Last Update: 11.10.2005 Mail: Editor /Webmaster
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