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P. Sydney Fones, Secretario General Adjunto de CELAM, en la jornada en Chile Fr. Sydney Fones, Deputy Secretary General of CELAM, at the convention in Chile P. Sydney Fones, stellvertretender Generalsekretär von CELAM, bei der Tagung in Chile |
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Rumbo a una iglesia misionera Towards a missionary church Auf dem Weg zu einer missionarischen Kirche |
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Publico Audience Publikum |
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Intercambio Sharing Im Gespräch |
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Misa Mass Messe Fotos: Galarce/Vinculo © 2005 |
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CHILE, Cristina Quiroz de Tagle. En un viaje agotador – llegó en la madrugada del viernes y se fue en la madrugada del lunes – el P. Sydney Fones nos sorprendió a todos con su fuego evangelizador. Ex Superior de los Padres de Schoenstatt en Chile, ex miembro del Consejo General en Alemania, aceptó gustoso cuando el Card. Francisco Javier Errázuriz, presidente del CELAM, le pidió que fuera su Secretario General con sede en Bogotá, Colombia. Está entusiasmado con el desafío que significa coordinar y animar a la Iglesia latinoamericana, la más numerosa del mundo.
Viajó invitado por la Federación de Familias para dar las charlas de su Jornada Anual y aprovechó su tiempo al máximo. Sencillo, cercano y muy ameno, en una apretada agenda logró reunirse con diferentes Ramas. Estuvo en Bustos, en Campanario, con las Señoras, los Jóvenes, los Institutos … quería remecer a toda la Familia de Schoenstatt para que se suba al carro de una verdadera cruzada de revitalización de la Iglesia. Quería motivar la V Conferencia que está en preparación para el año 2007. ¿Falta mucho? No. El nos explicó con detalles que se trabaja con un temario que recorre los 22 Episcopados de Latinoamérica y que deben volver con las inquietudes, las conclusiones, los diagnósticos a la reunión del 2007.
Río de Janeiro, Medellín, Puebla, Santo Domingo...
¿Que es una Conferencia Episcopal? Es una reunión de obispos donde se buscan caminos, se hace un discernimiento en oración, implorando la presencia del Espíritu Santo, se debate y se trazan líneas de conducción. Las convocó Pío XII – impulsado por el Obispo Manuel Larraín – y la primera fue en Río de Janeiro en 1955. La segunda fue en Medellín en 1968, se reunieron expertos y sociólogos y surgió toda una corriente social. La tercera fue en Puebla en 1979, iluminada por el Concilio Vaticano II – colaboraron fuertemente el P. Hernán Alessandri y el P. Joaquín Alliende – se revitalizó lo mariano del continente y fue un documento que dio muchos frutos. La cuarta fue en Santo Domingo, centrada en los 500 años de la evangelización, con la presencia de Juan Pablo II, quien insistió que no hay evangelización sin promoción humana.
El discipulado
Se viven tiempos de grandes cambios, y la globalización, el secularismo, el relativismo, el pluralismo religioso, han debilitado a la Iglesia. Aún tiene mucha fuerza y santidad, pero está perdiendo presencia, se observa menos liderazgo católico. Quienes se confiesan católicos han disminuido en un 10%; todavía son un 70%, pero de esos, sólo el 14% participa en la Sta. Misa. Es necesario hacer una gran movilización que una a todo el continente en una corriente vital. La Iglesia se declara en estado de misión. La propuesta es inflamar y entusiasmar con una nueva presencia viva de Cristo hoy. Empezar con la misma fuerza con que empezaron los primeros doce discípulos. Por eso se quiere embarcar a toda América en una especie de "discipulado" que cultive la intimidad con Cristo y salga a contagiar a otros. Los cuatro "manuales" tienen que ser Mateo, Lucas, Marcos y Juan. Se trata de producir un nuevo impulso, con profundidad y eficacia, para influir y repercutir en el medio. Hay que inventar caminos nuevos. No queremos ser la Iglesia de los "No". Queremos crear un mundo de esperanza con capacidad de soñar.
El P. Sidney anda buscando aliados y quiere que los schoenstattianos se cuadren con la Iglesia. Que sean sal y levadura de la V Conferencia, allí donde estén. Que se cuadren con sus párrocos y les ayuden a promover las fichas del CELAM. Que con su experiencia de discípulos del Padre Kentenich y su sentido de misión, salgan a buscar más discípulos. No podemos defraudarlo. ¡Hay que remar mar adentro sin descansar!