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renovación del compromiso misionero Annual pilgrimage to the Shrine in Mulgoa, Wallfahrt zum Heiligtum in Mulgoa, Australien: die Missionare brachten die Pilgernde Gottesmutter für die Erneuerung der Missionarischen Verpflichtung |
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Peregrinación al Santuario de Mulgoa, Australia – los misioneros llevaron sus peregrinas para la Cantando a la Mater Singing for the Blessed Mother Lieder für die Gottesmutter |
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Procesión Procession Prozession |
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Una familia alegre en el Santuario A joyful family at the Shrine Eine fröhliche Familie rund ums Heiligtum versammelt |
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Procesión con el Sacramento Eucharistic procession Eucharistische Prozession Fotos: Hall www.schoenstatt.org.au © 2005 |
AUSTRALIA, Shirley Hall. La Mater le regaló a sus hijos un espectacular día de otoño para la peregrinación anual a su Santuario en Mulgoa, el domingo 22 de mayo. Participaron unas 1600 o 1700 personas, las que respondieron al espíritu que anima a esta peregrinación con un clima de alegría y amistad compartido, acompañados también por Monseñor Kevin Manning, Obispo de Parramatta.
En este Año de la Eucaristía, el acento del día fue peregrinar con María y su Hijo en la Eucaristía. Por lo cual, naturalmente, el día comenzó con la celebración de la Santa Misa. Al acercarse a la zona aledaña al Santuario, donde tendría lugar la Misa, era hermoso ver la inmensa cantidad de Peregrinas colocadas frente al altar. Había al menos 180 imágenes, símbolo del compromiso de tantas personas con esta misión de llevar a la MTA a los hogares de las familias. El Padre Kentenich habló a menudo sobre la necesidad de profundizar la devoción popular a María y rezar frecuentemente el rosario. El Santo Padre Juan Pablo II se refirió también a este tema en muchas oportunidades. Lo que pudo experimentarse claramente durante la peregrinación en la devoción profunda de la gente, y el profundo respeto y recogimiento con que participó de la celebración, puesto de relieve principalmente durante la Santa Misa.
Renovación del compromiso misionero con la MTA
En preparación a la Misa, tres jóvenes filipinas ofrecieron una danza litúrgica y el coro en español condujo varias canciones entonadas por los fieles. La Santa Misa, correspondiente ese día a la Solemnidad de la Santísima Trinidad, tuvo como celebrante principal al Obispo de Parramatta, Monseñor Kevin Manning, asistido por cinco sacerdotes, entre ellos un Padre de Schoenstatt. Como la Misa era al aire libre, estuvo enmarcada por un sol radiante, la belleza del día reflejada en la unción con que la gente participó de la celebración. Hacia el final de la Misa todos los misioneros presentes se acercaron a renovar su compromiso de seguir llevando la peregrina desde el Santuario a los hogares de las familias que reciben su visita.
Tantas culturas, lenguas y nacionalidades vibrando juntas por Schoenstatt
Finalizada la Misa, fue precioso ver tantas familias y amigos reunidos en grupos por todo el parque, compartiendo el almuerzo y disfrutando del día. El aire se llenó de risas y cantos, enriqueciendo aún más el clima de fraternidad y alegría. Hubo tiempo de visitar a María y a su Hijo en el Santuario. Muchos aprovecharon también para visitar la estatua del Padre, compartiendo un encuentro espiritual con él. Es un día en el que realmente se experimenta la universalidad de la familia de Schoenstatt en Australia. Tantas culturas, idiomas y nacionalidades diversas reunidas compartiendo su amor a la Virgen.
Procesión Eucarística
Pudo vivenciárselo claramente en la procesión Eucarística realizada por la tarde. Este año fue la primera vez que se llevó a cabo una procesión Eucarística, y toda la gente estaba ansiosa de continuar peregrinando con María y su Hijo. La procesión comenzó en el valle, congregados en torno al Santísimo Expuesto. Monseñor Manning condujo la celebración, acompañado por los sacerdotes que habían concelebrado la Misa con él.
La procesión se encaminó hacia el Santuario, deteniéndose a su paso en los altares preparados con mucho amor por varios grupos étnicos, representando las muchas culturas e idiomas que integran la Campaña.
En cada altar se entonó un cántico de alabanza a Cristo y se escuchó una lectura tomada de "Ecclesia De Eucharistia" – la carta encíclica del Santo Padre Juan Pablo II – o de un texto del Padre Kentenich. Las lecturas se centraban en diversos rasgos de la Eucaristía – adoración, expiación, acción de gracias y petición. A cada lectura le seguía una oración tomada del Hacia el Padre, culminando con una bendición y un canto a la Virgen.
De camino hacia el siguiente altar, se recitaba un misterio del rosario. Como en años anteriores, cada misterio se rezó en un idioma diferente. El Santísimo era llevado bajo un palio, por diversos grupos del Movimiento alternándose de altar en altar. Iba en procesión también la Peregrina Auxiliar, rodeada de numerosas peregrinas bendecidas durante la Santa Misa. Mientras la procesión se acercaba al Santuario, los niños se adelantaron esparciendo pétalos de flores a lo largo del camino.
La gente siguió cantando espontáneamente
La procesión finalizó en el Santuario, como es de rigor, donde hubo una danza litúrgica y sucesivas oraciones de alabanza y adoración. La celebración culminó con la renovación de la Alianza de Amor y la bendición final.
Poniendo cierre al día de peregrinación, el coro en español dirigió el canto final. La gente, sin embargo, no quería que el día terminara, y siguieron cantando espontáneamente, acompañados por el batir de palmas de quienes no sabían la letra. Se creó un clima familiar maravilloso, lleno de alegría y unidad, una manera verdaderamente digna y apropiada de poner broche final a la peregrinación al Santuario de la Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt, donde la hondura de la devoción popular se puso de manifiesto en la respuesta de la gente ese día.
Traducción: Martín Lluis, Canadá