Nachrichten - News - Noticias
 published: 2005-05-10

Torreciudad, la naturaleza y el Santuario al servicio de la belleza de Dios y de María.

Una visita a Torreciudad, España, y la teología de la belleza

P. Alberto Eronti en Torreciudad, España

Fr. Alberto Eronti at Torreciudad, Spain

P. Alberto Eronti in Torreciudad, Spaniel

 
 

Virgen de Torreciudad

Our Lady of Torreciudad

Muttergottes von Torreciudad

Fotos: Estilles © 2005

 

ESPAÑA, P. Alberto E. Eronti. La devoción a la Virgen de Torreciudad en los Pirineos aragoneses, tiene su origen en el siglo XI. La pequeña ermita, construida sobre un complejo rocoso que cae a pico hacia lo que fuera el valle del Río Cinca – hoy embalse de Grado – era de muy difícil acceso. Ahí se veneraba una talla de la Virgen y el Niño, confeccionada en madera de álamo que, con el tiempo, cambio su blanco por un color negro. Hasta ahí peregrinó desde el pueblo de Barbastro, a unos 24 kilómetros de distancia, la madre del pequeño Josemaría Escrivá de Balaguer, pidiendo la salud de su hijo que padecía una enfermedad incurable. La oración fue escuchada y la Virgen se quedó definitivamente en el corazón y la vida del hoy San Josemaría.

Ya en el año 1956 el Fundador del Opus Dei manifestó su deseo de construir un nuevo Santuario en honor de la Virgen de Torreciudad, y hacer del mismo un lugar de peregrinación. El arquitecto Heliodoro Dols recibió el encargo de diseñar la obra manteniendo un intercambio constante con Mons. Escrivá. Lo que al principio fue pensado como una construcción más bien pequeña, sobre todo por lo difícil de construir en el lugar, se fue agrandando y modificando hasta sus actuales dimensiones. Las obras comenzaron en 1970 y se terminaron cinco años más tarde.

Una sensación de sosiego y paz

¿Qué me impresionó? En primer lugar el entorno. A pesar de la persistente sequía actual, la belleza de las montañas y su vegetación otorgan al espíritu una inmediata sensación de sosiego y paz. El espejo del embalse refleja cálidamente el azul del firmamento y del paisaje rocoso y verde. La ruta al Santuario está muy bien señalizada y la entrada al mismo es amplia, al igual que los estacionamientos. Tras dejar el vehículo se llega al portón de entrada donde un guardia orienta al peregrino. Si se desea ser informado y acompañado no hay más que decirlo, el grupo de acogida hace su trabajo con gusto, convicción y la típica simpatía española.

La arquitectura. Como en toda obra de arte, las reacciones son diversas. A mí me gustó y mucho. Sin duda alguna abundan las formas y soluciones originales. El color del ladrillo le da calidez al conjunto, los mosaicos decoran y protegen buena parte de las paredes. Cada rincón ha sido pensado y realizado con verdadera dilección. La sensación es que todo está bien hecho, una verdadera suma de buen gusto y amor. La nave central del Santuario tiene un retablo confeccionado en alabastro, de estilo plateresco renacentista, característico de Aragón. Se le llaman "retablos custodia", por tener en su centro el sagrario. Este fin eucarístico condiciona toda la decoración. En la parte central del retablo y de arriba hacia abajo se ve: la Sma. Trinidad coronando a María, luego Jesús en la cruz, el sagrario y el pequeño camarín de la Virgen de Torreciudad. A la izquierda, en el mismo sentido, los desposorios de la Virgen con San José, la Anunciación y la Visitación. A la derecha, el nacimiento de Jesús y la adoración de los pastores, la huida a Egipto y el taller de San José. El conjunto tiene 14,50 m de altura y 9,50 m de ancho.

La "ruta mariana"

A la izquierda del altar mayor está la capilla del Santísimo Sacramento bellamente decorada. Se destaca, por pedido de San Josemaría, el Cristo en bronce dorado, obra de un escultor italiano. Llama la atención la serenidad del rostro del Señor. En la cripta hay cuatro capillas dedicadas: a la Sagrada Familia – circular – y a las advocaciones marianas de Loreto, del Pilar y Guadalupe, éstas tres reúnen un total de 40 confesionarios. Luego hay tres galerías diferentes para los Misterios gozosos, dolorosos y gloriosos del Santo Rosario, pronto se iniciará la cuarta galería para los Misterios de la luz. Cada galería cuenta con un altar apropiado a los misterios, lo que determina la atmósfera de cada una de ellas. El Vía Crucis se inicia en el camino que conduce a la primitiva ermita y se sube en zigzag entre rocas y olivos. Las catorce estaciones fueron hechas en cerámica y se adecuan al paisaje. Algo no pensado originalmente, pero propio de la religiosidad popular, es la galería de las diversas advocaciones marianas tanto de España como del extranjero, en total de 167 imágenes y cuadros.

El flujo de peregrinos, si se tiene en cuanta la obra realizada, todavía es escaso. Sin embargo eso mismo posibilita el silencio y el ambiente de oración. En el último año pasaron algo más de 300.000 peregrinos, pero se espera un crecimiento de los mismos ya que se está alentando lo que llaman "la ruta mariana": el Pilar, Torreciudad y Lourdes. Las grandes concentraciones anuales se originan por la Jornada Mariana de la Familia, la Jornada de la Juventud, la Fiesta Patronal, la peregrinación de los Gitanos y las diferentes ofertas musicales. Llama la atención que sólo se pueda acceder al agua potable y servicios sanitarios de óptimo nivel. Quienes quieran beber, comer o alojarse, han de concurrir a las poblaciones cercanas. Esta fue una clara y consciente decisión de San Josemaría que quería alejar el ruido del lugar de gracias y, a la vez, dar trabajo a sus paisanos. Esto último ha ocurrido realmente, para ello hay ofertas en distancias que van de 4 a 30 kilómetros.

Teología de la a belleza

El viaje y la peregrinación fue un regalo que me hicieron. El interés de visitar ese lugar estaba en mí desde hacía años. No sólo quería peregrinar y visitar una obra construida por amor a María, sino que me habían hablado muy positivamente de las soluciones "catequéticas" desarrolladas en función de la "religiosidad popular". Efectivamente, fue así. Como siempre se podrá objetar esto o aquello, pero lo que no hay duda es que pensaron, proyectaron y realizaron una obra magnífica. Sólo el recorrerla con un mínimo de sensibilidad religiosa produce "algo" en el alma. En este sentido he podido constatar una vez más la importancia del Sacramento de la Reconciliación, que aquí se constituye en un verdadero servicio de misericordia.

San Josemaría Escrivá de Balaguer esperaba del lugar "frutos espirituales: gracias que el Señor querrá dar a quienes acudan a venerar a su Madre Bendita en su Santuario. Esos son los milagros que deseo: la conversión y la paz para muchas almas". ¡Así es!

He regresado muy contento de la experiencia. El Papa Juan Pablo II rescató en los últimos años la llamada "teología de la belleza". La belleza no es necesariamente lujo, sino la armonía de las formas aunque el material sea sencillo. Dios creó el universo como manifestación de su amor. El amor de Dios se manifiesta en la creación como luz y belleza. De aquí la importancia que el Padre Kentenich daba a los "entornos de nuestros Santuarios". Cada Santuario "un Tabor de las glorias de María", porque la Virgen es la más bella creación de Dios y por eso la manifestación de su luz y de su belleza.



Zurück/Back: [Seitenanfang / Top] [letzte Seite / last page] [Homepage]

Last Update: 10.05.2005 Mail: Editor /Webmaster
© 2005 Schönstatt-Bewegung in Deutschland, PressOffice Schönstatt, hbre, All rights reserved, Impressum