Audiencia de la Familia de Schoenstatt despues de la bendición del Santuario Matri Ecclesiae, septiembre de 2004 Audience of the Schoenstatt Family after the blessing of the Matri Ecclesiae Shrine. September 2004 Audienz der internationalen Schönstattfamilie nach der Einweihung des Matri-Ecclesiae-Heiligtums Foto: Reid © 2005

BRASIL, Hna. Liz María. Hoy, nuestra Madre tres Veces Admirable ha preparado un día especial en el Santuario de Atibaia. A pesar del calor reinante y de la llegada de muchos peregrinos, más o menos 3.600 personas (69 ómnibus y 11 combis), se experimentó una profunda atmósfera de oración y recogimiento. El día transcurrió con un único pensamiento, un único anhelo que brotaba de todos los corazones: gratitud por los 26 años de pontificado de Juan Pablo II, el Papa tan querido. Gratitud por sus enseñanzas, por haber guiado a la Santa Iglesia en este tiempo tan difícil; gratitud por acoger a sus hijos en su corazón, a tal punto de sufrir por ellos y hacerlos decir: "¡Te amamos, Papa Juan de Dios!"

El encuentro de oración comenzó a las 9,30 hs. frente al Centro. De allí partió la cruz procesional encabezando la marcha, seguida por la Peregrina auxiliar, una foto del Santo Padre y las banderas que representaban a los continentes, como signo de la unión de toda la Iglesia en torno al Papa. Luego de una oración introductoria, caminaron en silencio hasta el Santuario, rogando por la unidad de las familias, la paz en el mundo y principalmente por el descanso eterno del Santo Padre.

Al llegar al Santuario saludaron a Jesús y a la Mater y se comprometieron a ofrecer todo lo que este día traería tanto en alegrías como en dolores, el calor y el cansancio, todo en gratitud por el querido Papa.

Después siguieron en procesión hasta la Carpa, donde con el canto "La bendición, Juan de Dios", cantado a una sola voz, recibieron la imagen del Papa y todos los símbolos antes citados. Inmediatamente hubo una breve reflexión sobre el Año Eucarístico, conforme al deseo del Papa, y la bendición con el Santísimo Sacramento fue la culminación de la mañana. A la tarde se rezó el Rosario por Juan Pablo II, concluyendo con una solemne Santa Misa por su eterno descanso.

"¡Bienvenido, Papa de la paz!"

La Santa Misa comenzó a las 14,30. En la procesión de entrada la bandera papal, la del Brasil y las de los continentes con la imagen de Juan Pablo II pasaron lentamente en medio de dos filas formadas por peregrinos que llevaban rosas en sus manos. Fue un momento muy solemne y conmovedor, pues el canto "¡Bienvenido, Papa de la paz!" sonaba con tanta armonía y sacralidad, que los cuatro sacerdotes, los cuarenta ministros de la Eucaristía y los lectores que cerraban el cortejo, y todo el pueblo que vibraba, sentía que él estaba allí, en medio de sus hijos y también en el cielo. Tan emocionante fue la entrada...

En la homilía el celebrante destacó la vida de Juan Pablo II, sus obras, sus enseñanzas y su profundo amor a la Iglesia. Después de la comunión se hizo un homenaje al Papa: todos los que tenían rosas en sus manos las llevaron al altar. Eran 241 rosas, como símbolo de los países que el Papa enriqueció con sus visitas y con su mensaje de fe, esperanza y amor. Así concluyó la Eucaristía, con una profunda gratitud en el corazón.

Con el Santo Padre, recordaron las palabras del inicio de su pontificado: "¡No tengan miedo!". No hay que tener miedo, pues él transmitió el coraje de luchar para ser realmente auténticos cristianos y defender a la Iglesia. Hoy sus hijos no tienen miedo, porque su fidelidad abrió los horizontes de la fe; porque su sonrisa y su alegría, incluso en el mayor sufrimiento, mostró que la cruz no es símbolo de derrota, sino de victoria. Por eso, al fin de la vida terrenal, como auténticos cristianos, todos quisieran pronunciar su "Amén". Que así sea.

Traducción: aat, Argentina