Palio y anillo de pescador - signos de una nueva primavera para la IglesiaVivencia de la ceremonia de inicio del pontificado del Papa Benedicto XVI |
ROMA, Mons. Dr. Peter Wolf. El domingo a las 6 de la mañana partimos con el Padre Antonio Portalatin de Puerto Rico hacia la Plaza de San Pedro. El Padre Antonio quiso salir bien temprano para encontrar una buena ubicación en la Plaza de San Pedro, y no allá a lo lejos, cerca del Tiber. Yo tenía una credencial que me permitía acceder al lugar de los familiares del Papa. Debido a que llegamos tan temprano conseguimos lugar en la segunda fila, delante de las escalinatas de la basílica, muy cerca de la gigantesca estatua de San Pedro. Las escalinatas estaban arregladas como un jardín primaveral, con césped verde y flores blancas y amarillas, un regalo de la diócesis de Génova. El profesor P. Ignacio Sanna había remarcado la noche anterior que la ceremonia no se llamaba coronación, como antes, sino "inicio del ministerio petrino del Obispo de Roma". Esto se destacó de múltiples formas a lo largo de toda la liturgia. La procesión comenzó en la tumba de San Pedro, donde habían sido depositados en la víspera el palio y el anillo del pescador. El Papa se dirigió hacia allí acompañado por los patriarcas de las Iglesias de Oriente. Mientras tanto se entonaron los magníficos "Laudes Regiae" que finalizaron con las letanías de todos los santos. Luego siguió la entrada de los Cardenales y del Papa en la Plaza de San Pedro, donde fue recibido con tanta alegría y regocijo que el bullicio se detuvo recién con el comienzo de las oraciones. A continuación siguió la liturgia de la Palabra con el pasaje del Evangelio en el que Jesús le pregunta tres veces a Pedro si lo ama, leído en latín y en griego. De este modo se incorporó también en la liturgia a la Iglesia oriental, representada por numerosos dignatarios. Los símbolos del PapadoEsta parte culminó con la impactante ceremonia de la entrega del palio y del anillo del pescador, cuyo significado fue explicado con palabras muy bien elegidas. También el Santo Padre hizo alusión en su prédica a estos dos símbolos. Tuve la intuición de que en esta etapa tan crucial de la historia, estos dos símbolos habrían de ser un indicio de cara al Papado del futuro, más allá de Benedicto XVI. El palio es símbolo, desde hace siglos, de la misión del pastor y la unidad de los Obispos con el Obispo de Roma. No me extrañaría que, por medio de este símbolo, el tema de la colegialidad de los Obispos reciba un nuevo impulso en los años venideros. El anillo del pescador es símbolo de unión con Pedro, con la misión del Pescador de hombres que diera origen a la Iglesia, con la promesa de la pesca milagrosa, y todo lo que está ligado a la persona de Pedro en los evangelios. A la entrega de los antiquísimos símbolos del Papado le siguió el compromiso de obediencia que, para sorpresa de muchos, no estuvo protagonizado sólo por los Cardenales, como en el pasado, sino que fue realizado por 12 personas en representación de toda la Iglesia: tres Cardenales, un obispo, un sacerdote, un diácono, un religioso y una religiosa, un matrimonio y dos jóvenes recién confirmados, provenientes de todos los continentes. Siguió luego la prédica del Santo Padre la que fue interrumpida una y otra vez por los aplausos (la prensa contabilizó 38 interrupciones). Creo que la prédica esconde una gran riqueza que podemos y debemos seguir ahondando. Vinieron, a continuación, las peticiones en distintos idiomas y el Credo cantado. Después de la presentación de las ofrendas, la imponente celebración siguió con la consagración y la comunión en la Plaza de San Pedro. La Eucaristía finalizó con una ovación espontánea. Después, resultó prácticamente imposible llegar al Tiber por la Vía de la Conciliación. Demoré dos horas en llegar a nuestro Centro en Aventin. Santa Misa de la Presidencia General en el Santuario Cor EcclesiaeAl atardecer, la Presidencia General y las Hermanas fuimos al Santuario Cor Ecclesiae, tal como estaba convenido, para celebrar una Santa Misa en acción de gracias, presidida por Mons. Zimmerer. Posteriormente las Hermanas nos agasajaron con un buffet frío. Fue un encuentro muy cordial con un vivaz intercambio de impresiones. Allí me enteré que a la mañana siguiente habría una audiencia para los peregrinos alemanes. Un cordial encuentro con los peregrinos alemanesEl lunes por la mañana, antes de ir a la audiencia, partí a visitar la tumba de Juan Pablo II. Desgraciadamente no pude llegar, porque la Plaza San Pedro estaba colmada hasta la mitad de gente que quería visitar su tumba también. Entonces me dirigí al Aula Pablo VI. Ésta fue llenándose hasta cubrir tres cuartas partes de su capacidad: había más o menos 5.000 personas. El Santo Padre llegó atrasado, por lo que se disculpó ante los alemanes, "que suelen ser tan puntuales". Previo a la audiencia, había tenido un encuentro con los representantes de las Iglesias ortodoxas y diversos delegados de otras religiones. Un pedido de disculpas al que la gente respondió con un fuerte aplauso. El encuentro fue muy cordial y en un marco de confianza. Reveló que nunca pensó que podía ser elegido Papa y que en el cónclave, cuando la elección se inclinaba hacia él, un cohermano Cardenal le había pasado una esquela recordándole que en su homilía en la Misa de exequias por Juan Pablo II había afirmado que éste es un llamado del Señor a seguirlo y al que debe dársele siempre un sí como respuesta. Le tocaba a él ahora cumplir lo dicho en su prédica. Desgraciadamente no pude acercarme y saludarlo personalmente debido a la multitud. Le entregué a una allegado suyo mi humilde presente, mi libro con la recopilación de textos de nuestro Fundador para el año de la Eucaristía, junto con una carta. En ella le recordé al Santo Padre su visita a nuestro Santuario Matri Ecclesiae y le aseguré que velaríamos de que las puertas y la fuente de gracias de este Santuario estuvieran siempre abiertas para él. Girasoles en BelmonteMe había reservado la tarde siguiente para ir a nuestro Santuario y celebrar allí la Santa Misa por el nuevo Papa. Se encontraban presentes las familias Nuño y Abram. Más tarde llegaron muchas personas de los alrededores a rezar el rosario diario. Junto con ellos, sembramos semillas de girasol en la pendiente detrás de nuestro Santuario, para que haya "una nueva primavera en la Iglesia", como sugieren el P. Michael Gerber y el P. Martín Emge en su invitación. http://www.schoenstatt.de/news2005/04/5t0433sp-rom-fruehling.php Regresé de Roma con la esperanza de una nueva primavera en la Iglesia. Traducción: Maria Gabriela Kyling, Valdivia, Chile/aat/mca, Argentina Más fotos del inicio del pontificado |
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06.05.2005
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