Un encuentro con Dios en la obra tecnológica del ser humanoSerie: Visita de los novicios del Instituto de los Padres de Schoenstatt a Ciudad del Este – parte 3 |
PARAGUAY, Javier Cabral. Recuerdan? "En la foto 1 se ve un grupo de personas con casco, delante de un gigantesco elemento metálico giratorio. ¿Qué son: mineros, soldados…?". He aquí la 3ª entrega de la serie sobre la vida de los novicios de los Padres de Schoenstatt, tal como transcurrió durante su visita a Ciudad del Este, donde el segundo día visitaron la Central Hidroeléctrica de ITAIPU. Había pasado al menos una hora ya desde la medianoche. Seguían oyéndose música, cantos y conversaciones en la reunión de los novicios con la familia local, cuando el Padre Francisco anunció el programa para el día siguiente: a las 7:30 debían encontrarse para la visita a la Central Hidroeléctrica de ITAIPU, la mayor del mundo, ubicada sobre el río Paraná en la frontera del Paraguay con el Brasil. Algunas sonrisas se borraron de los rostros pues no esperaban salir tan temprano por la mañana. Visitando la represaEl encargado de la visita técnica fue el Ingeniero Rafael Ortiz, integrante de la familia local. Fueron acompañados también por integrantes de la JM y algunos miembros de la Obra familiar. La visita dio comienzo con una película donde se aprecian aspectos de la etapa de construcción y el montaje de años anteriores. Después fueron a los diversos miradores donde aprovecharon para sacar fotos. Luego bajaron a la casa de máquinas, donde están las turbinas y los generadores de energía eléctrica, comenzando por la sala de control de la central, desde donde se comandan las diferentes partes de la misma. Descendieron hasta el nivel de las turbinas y llegaron hasta el eje del rotor, el cual es visible durante su giro. Continuaron descendiendo más de 100 metros por las diversas galerías y llegaron hasta el lecho del río. También subieron hasta la coronación, el nivel máximo, para observar el inmenso lago formado por la represa. Luego de unas tres horas de recorrida, almorzaron la merienda que cada uno traía preparada desde sus respectivas casas, y se dirigieron a la estación de piscicultura, pues la Itaipu posee diversos campos de trabajo en el área de cuidado del medio ambiente. Allí recibieron un detallada explicación sobe el trabajo con la fauna ictícola del río y del lago. Claro que por el trajín se les notaba cansados. Fruto del trabajo humano – fruto de la colaboración con DiosRecuerdo que una vez leí un cuento muy interesante, "Buscando el mar", del monje benedictino Mamerto Menapace, de Argentina, en el cual describe un río y una represa Al ver la magnitud de la obra, fruto del trabajo humano, pensamos que este trabajo es también colaboración con Dios. Lo es en un doble sentido: como colaboración con el Padre en la creación y como colaboración con el Hijo en la redención. A continuación, los novicios visitaron el museo y zoológico de la Itaipu. Cuando estaban recorriendo ese lugar, cayó un aguacero (lluvia de verano de corta duración) muy fuerte pero que mejoró el clima, haciendo un poco más fresca la tarde. En la programación original, luego de la visita a la Itaipu, había fútbol y otros deportes, pero entre las diversas etapas de la recorrida, algunos ya se dormían en el vehículo que los transportaba. Cuando volvieron a sus casas, lo hicieron en silencio y arrastrando los pies. Fueron derecho a la cama a descansar para la misa de las 20:00 y para el asado de la noche… pero ésa ya es otra historia. |
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21.01.2005
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