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 published: 2004-12-17

No hubo quien no se conmoviera ante la fila formada para visitar y rezar frente a la ‘Peregrina Original’

Celebración del centenario en la tierra de João Pozzobon

Peregrina Original (imagen llevada por João Pozzobon durante 35 años)

Original Pilgrim MTA, picture carried by John Pozzobon for 35 years

Original-Peregrina, das Bild, das Joao Pozzobon 35 Jahre lang getragen hat

 
 

Peregrina Auxiliar en la procesión

Auxiliary in the procesión

Die Auxiliar in der Prozession: alle suchen die Nähe der Gottesmutter

 
 

Llegada de la procesión al Santuario

The procesión arrives at the Shrine

Die Prozession kommt beim Heiligtum an

 
 

Monseñor Hélio Rubert durante la Santa Misa

Bishop Hélio Rubert during Mass

Bischof Hélio Rubert bei der Messe

 

Frente al Santuario Tabór, cuna y fuente de gracias de la Campaña

At the Tabor Shrine, cradle and wellspring of graces of the Campaign

Beim Tabor-Heiligtum, der Wiege und Gnadenquelle der Kampagne

 
 

Bendición de los enfermos impartida por los diáconos permanentes

Blessing of the sick

Krankensegung

 
 

Tumba de João Pozzobon escoltada por sus hijos (4º día de la semana del Centenario)

John Pozzobon’s tomb, 4th day of the centenary week

Das Grab von Joao Pozzobon, 4. Tag der Jubiläumswoche

Fotos: Favero © 2004

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BRASIL, Hna. M. Rosequiel Favero. En muchos lugares del mundo y del inmenso Brasil se celebró el centenario de nacimiento de João Luiz Pozzobon, iniciador de la Campaña de la Virgen Peregrina de Schoenstatt. En su tierra – en Santa María/RS – su comunidad parroquial promovió la ‘semana del centenario’, siguiendo sus pasos y recordando su vida y su obra. La ‘gran semana’ se cerró con una gran celebración eucarística junto al Santuario Tabor, presidida por el obispo diocesano de Santa María, Monseñor Hélio Rubert, con la participación de dos mil peregrinos del sur de Brasil.

Hace tiempo ya que los integrantes del Movimiento de Schoenstatt de Santa María se preguntaban cómo celebrarían el gran festejo del centenario de nacimiento de João Luiz Pozzobon. Ni bien finalizó el congreso de delegados de diversas naciones, realizado en Santa María en septiembre de este año, el tema del festejo del centenario se tornó más urgente. Para alegría de todos, el párroco de la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, a la que perteneció y en la que trabajó Don Joao, manifestó claramente el deseo de comprometer a toda la comunidad parroquial en esta fiesta. El fruto fue un momento de gracias extraordinario, donde pudo sentirse que la figura de Don João es querida e importante no sólo para los schoenstattianos, sino también para el pueblo de Santa María.

Siguiendo los pasos y la vida de João Pozzobon

La ‘Semana del Centenario’ fue pensada como un recorrer los pasos del ‘peregrino João’, en el itinerario de su vida. El primer marco fue su tierra natal y el contacto con su comunidad de origen. Un grupo de casi 500 peregrinos de Santa María se trasladó 45 kilómetros hasta las localidades de Linha Bonita, donde Don João nació y pasó su infancia junto a su familia, y de Ribeirão, junto a la iglesia de San Pedro, donde recibió los sacramentos del Bautismo, la Primera Comunión, la Confirmación y el matrimonio. El matiz de la celebración fue recordar y revivir la vida sacramental de Don Joao, teniendo como punto culminante la renovación de las promesas bautismales.

La segunda noche, el encuentro tuvo lugar en la iglesia matriz de la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, con la intención de meditar y celebrar la dimensión eclesial de la vida de João Pozzobon: su participación en la vida de la Iglesia como padre de familia y trabajador. El tercer lugar de encuentro fue la Capilla Nuestra Señora de las Gracias, comunidad donde João Pozzobon trabajó directamente como diácono. Esa noche, la celebración comenzó frente a la casa de don João, a pocos metros de la capilla, con la presencia de muchos de sus familiares y vecinos. Un momento conmovedor se vivió cuando un grupo de hombres renovó, entre lágrimas, su consagración a la Virgen, la misma consagración que habían realizado como niños, pertenecientes en aquel entonces a un grupo de chicos orientado por Don João. Algunos de ellos viajaron más de 15 horas para participar de la celebración.

El tercer paso de la vida de João Pozzobon, recorrido en la ‘semana del centenario’, fue el Santuario de la Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt. En este lugar donde él, como el mismo Don João afirma, encontró la misión de su vida, se llevó a cabo una reflexión sobre su vocación misionera como apóstol de las familias. El Santuario fue contemplado como cenáculo, donde el Espíritu Santo – a través de la acción maternal de María – formó y educó a Don Joao. El momento relevante fue – al final de la celebración – la entrega a los participantes de velas encendidas para llevar a sus hogares. Podían verse llamas de velas encendidas dentro de los ómnibus que desaparecieron a lo lejos, por las calles de la ciudad.

La última noche fue celebrada junto a la tumba de João Pozzobon, donde su seria aspiración a la santidad desafió a todos los participantes a asumir con coraje su vocación a la santidad.

La víspera de la gran fiesta de centenario estuvo marcada por un homenaje a Don João con teatro, danzas, declamación y poesías y cantos compuestas especialmente para él.

La fiesta del centenario: día de alegría y oración

El día 12 de diciembre amaneció cálido y soleado en Santa María. A las 6 de la mañana arribó ya el primero de los 25 ómnibus de peregrinos que ese día vinieron para celebrar el centenario. Miembros de diversas ramas del Movimiento se organizaron en equipos para cuidar de la ubicación y bienestar de los peregrinos, ya sea en la recepción de las delegaciones, como hasta en la distribución de hojas de canto y de agua.

La celebración comenzó con una procesión, desde la casa de Don João hasta el Santuario Tabor, con una breve parada y reflexión en el lugar del accidente puso fin a su vida en 1985. Para gran alegría de todos, el obispo de Santa María, Monseñor Hélio Rubert, que aceptara presidir la Santa Misa festiva, acompañó también todo el recorrido de la procesión junto con el pueblo.

Puntualmente, a las 10 horas comenzó la Santa Misa, transmitida en vivo por la Radio Medianeira, de la diócesis de Santa María. En su homilía, Monseñor Hélio afirmó que en este día podían evocarse tres ‘Joaõs’: el Bautista, profeta del Adviento; Juan Diego, dado que era el día de Nuestra Señora de Guadalupe, y João Pozzobon.

Pese a ser una Misa al aire libre en un día tan caluroso, la atmósfera entre los presentes era de profundo recogimiento y paz, que perduró en todas las otras actividades del día. Por la tarde, los peregrinos participaron alternadamente de momentos de oración, la proyección de un film sobre João Pozzobon, y la visita a la Peregrina Original y a la casa de Don João. En ese sentido, junto al Santuario reinaba un clima de familia y de oración. Dentro del Santuario, muchas personas hacían adoración y aprovechaban el tiempo para escribir sus pedidos a Don João o para ‘agrandar el ánfora’ con aportes al Capital de Gracias. Afuera, la gente sentada en grupos debajo de los árboles, conversaba serenamente saboreando deliciosos helados vendidos por las Hermanas. (Se vendieron 80 kilos de helado!) A pesar de toda la alegría y familiaridad, nada perturbaba el ambiente de oración en el Santuario. A las 15,30 horas todos se reencontraron nuevamente junto al Santuario para un momento de adoración y la bendición eucarística. Para finalizar, 5 diáconos permanentes de la diócesis de Santa María permanecieron más de una hora impartiendo individualmente la bendición de los enfermos a todos los que deseasen.

Un día de bendiciones y gracias

El día del festejo de João Pozzobon fue, sin duda, un día de gracias para todos los que pudieron participar. Se percibía que todos los peregrinos habían acudido para rezar. Todas las clases sociales se hicieron presentes, aunque la gran mayoría estaba compuesta por el pueblo pobre, tan amado por el propio Don João. No hubo quien no se conmoviese ante las filas que se formaron para visitar y rezar frente a la ‘Peregrina Original’, al ver la devoción con que jóvenes y ancianos, de rodillas, rezaban el rosario o cómo esperaban más de una hora bajo el rayo del sol para recibir la bendición de los enfermos. La fiesta fue tan bonita que, al final, resonaban voces sugiriendo repetir la celebración del 12 de diciembre el próximo año. ¿Quién sabe?

Traducción: mca, Argentina



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Last Update: 17.12.2004 Mail: Editor /Webmaster
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