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Procesión con el Santisimo en Waukesha, USA Eucharistic Procession in Waukesha, USA Eucharistische Prozession in Waukeshe, USA Foto: Dave Jentz © 2004 |
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Adoración en la "Sala de Silencio" en la Feria Eclesial "Gloria", un aporte de Schoenstatt, Austria Adoration in the Room of silence at the Church Fair "Gloria", a contribution of Schoenstatt in Austria Eucharistische Anbetung im „Raum der Stille“ auf der Kirchenaustellung "Gloria", ein Beitrag der Österreichischen Schönstatt-Bewegung Fotos: Loser © 2004 |
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ROMA, P. Alberto Eronti. El 19 de octubre tuvo lugar la Asamblea Anual de los Responsables de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica del Vicariato de Roma, tanto masculinos como femeninos. Se trata de la Asamblea anual 2004/2005, la que presenta el tema a profundizar en todas las Comunidades a lo largo del año: "El misterio de la Eucaristía, fuerza de comunión y unidad en la vida consagrada y en las familias cristianas".
La primera sorpresa fue la masiva concurrencia femenina: unas 550 representantes de más de 200 Instituciones; los varones no pasábamos de 30…
El Cardenal Camilo Ruíni, Vicario de Roma, habló unos 20 minutos sobre el tema, centrándose primero en el sentido de la Eucaristía y luego su repercusión en la vida de los Consagrados y en las familias. Las palabras del cardenal no hicieron sino recordar acentos particulares de lo que el Papa ha escrito y predicado en el último año sobre el tema de la Eucaristía.
La realidad de las familias italianas
Pero ha sido en la "mesa redonda", con tres participantes, donde sentí una vez más la urgencia de una pastoral para las familias en Roma y más allá. La Doctora Anna María Viganó (del Consejo de los Institutos Seculares), especialista en familia, describió un cuadro realista y preocupante de la realidad de las familias italianas en general y romanas en particular. Cito algunos de los aportes:
- Más del 50% de las familias (sean de derecho o de hecho) tienen problemas graves y en la mayoría de los casos terminan separándose.
- Del resto, una mayoría tiene problemas pero siguen conviviendo. Muchas veces la atmósfera familiar es asfixiante. Son pocos los matrimonios que logran hacer de su alianza matrimonial un camino de felicidad y crecimiento personal.
- Los problemas más graves: violencia familiar, separaciones, infidelidad, uniones de hecho y uniones de "medio tiempo" (del fin de semana, por ejemplo)
- Estas realidades crean por fuerza una mentalidad anti-vida. ¿Qué relación estaría abierta a la vida si de por sí es precaria? La relación se funda más en los sentidos y los instintos que en el amor. Es más fácil unir los cuerpos que las almas.
- Una sistemática campaña contra la familia y sus valores en los medios de comunicación, como en el pensar y actuar de muchos políticos. Se ataca a la Iglesia como si fuera ella la que ha diseñado la llamada "familia tradicional", cuando lo que la Iglesia hace es defender lo que está en la ley natural y en el orden de ser del varón y la mujer.
- La Iglesia ha perdido la capacidad de ayudar suficientemente a los jóvenes y a las familias necesitadas. Una familia destruida generalmente incapacita para el amor, la abnegación y la dignidad. Los hijos de familias con conflictos graves generalmente quedan incapacitados para el amor según la propuesta de Jesús.
Denunciar menos y proponer más.
Fue en este contexto que la disertante recordó una expresión de Juan Pablo II: "la fantasía de la Caridad". Lo dijo en el sentido que ante la "fantasía de lo diabólico", la Iglesia es llamada a desarrollar la fantasía de la Caridad. ¡El amor es ocurrente! Pero, ¿dónde está la parte débil de la Iglesia? ¡En su capacidad real de reaccionar, proponer y realizar un cambio! Ante los ataques a la familia (y otras realidades de derecho natural y divino) la Iglesia tiende más a "denunciar" que a "proponer". La denuncia es necesaria pero no basta, hay que lograr proponer lo opuesto a lo banal, a lo efímero, pero haciéndolo atractivo, deseable. En síntesis: todos hemos de hacer todo lo que podamos. Quizás la mayoría no pueda sino ayudar escuchando, acompañando, consolando, orando… ¡pero hay que hacerlo y es altamente válido! No dejar de tender la mano, de dar el tiempo. Cada minuto entregado a una familia necesitada es un minuto de amor que puede salvar el amor amenazado, confundido…
El sacramento del amor sin medida
¿Qué aporta el misterio de la Eucaristía a esta realidad? San Juan "abre" su relato de la Última Cena escribiendo: "Habiendo amado a los suyos que estaban en este mundo, los amó hasta consumirse de amor por ellos…" (Jn.13,1) La Eucaristía es el Sacramento del "amor sin medida", es el sacramento de la entrega total: "este es mi Cuerpo", "esta es mi Sangre". La Eucaristía es la realización del amor "esponsal", del amor indiviso, del amor "para siempre". Pero es también la fuerza definitiva para un tal amor, ya que sólo el amor del hombre unido – aliado – al de Cristo puede ser de verdad un amor sin fin.
La eucaristía y la familia
De aquí surge espontáneamente la pregunta: ¿Qué lugar ocupa de hecho la celebración de la Eucaristía en la vida familiar? No se trata del "debería", sino de lo que realmente es. El "debería" no basta sin una acción evangelizadora y catequística adecuada a los tiempos, sin una pastoral que otorgue vivencias y no solo ideas no es pensable responder a los desafíos del presente. En la Iglesia primitiva las celebraciones de la Eucaristía se realizaron por décadas en las casas de familias, ya que no había templos y el entorno era pagano, ¿podría ser una de las acciones para unir Eucaristía y familia? Una acción semejante debería desarrollar un estilo de vida eucarístico-familiar en las relaciones y vínculos familiares. Es sólo un ejemplo, pero hay otras muchas maneras de buscar caminos de salvación y redención por medio del "Misterio de la fe". Ante el neopaganismo, la "fantasía de la Caridad" debiera buscar respuestas en la historia, como también atreverse a proponer novedades realizables y sólidamente fundamentadas. El miedo paraliza, en cambio la "fantasía de la Caridad" es creativa y ocurrente, es libre y seria. Nos resistimos a aceptar que, de hecho, los católicos comprometidos son pocos y que estamos en una situación que tiene mucho de diáspora.
La Alianza de Amor y el Capital de Gracias
Hasta aquí lo que la memoria y los apuntes han registrado. Creo que hay aportes interesantísimos que podemos aprovechar para nuestra misión de ser y construir familia. Una de las tareas de nuestra Obra de Familias es justamente imaginar y desarrollar un estilo de vida eucarístico con todo lo que ello implica. Quizás la palabra "Eucaristía" – que significa "acción de gracias" – ha "reducido" un tanto la comprensión del Sacramento en cuanto don de sí, ofrenda, entrega, abnegación. El "Cuerpo entregado" y la "Sangre derramada" son "acción de gracias" porque suponen el amor más grande del Hijo de Dios a su Padre y a todos los hombres. Acentuar la "acción de gracias" sin el componente de "ofrenda de amor", de "entrega de amor", es debilitar el núcleo de la Eucaristía. La espiritualidad de Schoenstatt tiene en la Alianza de Amor con María y en el Capital de gracias dos respuestas concretas para la realización de una "vida eucarística". La Alianza nos educa para los vínculos, la permanencia, la fidelidad; el Capital de gracias para el amor probado, la entrega, la ofrenda de sí como auto-donación. A una "aceleración" de las fuerzas desintegradoras, hemos de responder – según el pensar de nuestro Fundador – con la "aceleración" de las fuerzas integradoras. La Alianza de Amor con María y la auto-ofrenda del Capital de Gracias son fuerzas de integración y salvación, son fuerzas propias de un vivir y amar eucarísticos. Creo que en este año de la Eucaristía deberíamos profundizar más en ello.