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P. Cruz Viale, en el Santuario de Ciudad del Este, Paraguay Fr. Cruz Viale in the Shrine in Ciudad del Este, Paraguay P. Cruz Viale im Heiligtum in Ciudad del Este, Paraguay Foto: Cabral © 2004 |
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Fotos: © 2004 |
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Este tema es de una gran importancia tanto personalmente como para toda la Federación de Familias. Un tema apasionante. Como un signo de esto, en las situaciones donde ha sido tema de discusión ha suscitado apasionados debates. Nos conviene por eso ir directamente a la fuente. La palabra apóstol significa en griego enviado y hace referencia en primer lugar a los doce hombres elegidos por Jesús y enviados por Él a anunciar la Buena Nueva a todas las naciones: "Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación" (Mc 16,15).
Es importante notar que el primer enviado es Jesús mismo, Dios hecho hombre, a quien el Padre envía como testimonio vivo de su amor.
El apóstol recibe la misión de entregar a Jesús que ha entregado la vida por nosotros
Este testimonio es tan radical y tan coherente que llega al testimonio supremo y escandaloso de la cruz. Actualmente una película recientemente estrenada "La Pasión de Cristo" lo muestra con mucha crudeza y realismo, lo que ha suscitado en muchos países otro apasionado debate sobre Cristo, como pocas veces había sucedido en los últimos siglos. El apóstol es un hombre de corazón de fuego. Si el amor de Dios es tan grande que se convierte en pasión, solamente un corazón apasionado puede ser su mensajero.
Una canción compuesta por un futuro novicio de los Padres de Schoenstatt dice:
"Tanto me amas y nunca sabré porqué / si soy débil y no te alcanzo a comprender / Si me duermo en el huerto de tu fe / En la noche que te voy a perder / ¿Quién te envía y por qué solo confías? / ¿Quién te pide tu fracaso y soledad? / Si ya curaste y nos diste de comer / Rey de mi vida ¿Cuánto más vas a entregar?"
El apóstol recibe la misión de entregar a Jesús que ha entregado la vida por nosotros. Apostolado es la entrega de la entrega de Jesús. El apóstol es elegido por Jesús (es una vocación) para estar con él y llevarlo a los demás. Exige fuego en el corazón y desprendimiento de sí mismo: "convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. Y les dijo "No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno" (Lc 9, 1-4 )
¿Qué pensó el P. Kentenich al fundar la Federación de Familias? ¿Cuál fue el sueño que llevaba en su corazón al hacerlo? En una de sus definiciones el P. Kentenich nos dice que "la federación es una comunidad mariana y apostólica". El espíritu apostólico es, junto al espíritu mariano y comunitario una dimensión esencial de nuestra Federación. La federación es una asociación apostólica, corazón de un movimiento apostólico.
Ser apóstol es ser embajador
Puede decirse que entre la liga (apostólica) formada por apóstoles y los institutos que hacen del apostolado su "profesión", ¡la federación! son "los fanáticos del apostolado"
La dimensión apostólica (al igual que la espiritual y comunitaria) nos muestra que la federación es un llamado y una vocación (en este sentido hablamos hoy también de "auto selección"). No puedo "hacerme una federación a mi medida" sino que yo tengo que alcanzar "la medida" de la federación. ¿Cuál es el espíritu con el cual realizar nuestro apostolado? El P. Kentenich nos respondería que con nuestra espiritualidad instrumental (aquí vale la pena releer "Instrumento de María" de E Kentenich). Cito solamente dos cualidades fundamentales del instrumento de María: desasimiento total y vinculación total. Ser instrumentos de María exige libertad interior frente a las cosas, personas y frente a nuestros propios intereses. Ser instrumentos de Maria exige una especial vinculación a María en el Santuario a través de la oración. No puedo ser "embajador" (todo apóstol lo es) de quien no conozco o con quien no estoy en diálogo permanente.
Nuestro apostolado tiene así su marca propia al tener como fuente nuestra Alianza de
Amor con María.
La actitud apostólica y la actividad apostólica
En este verano pregunté al P. Humberto Adwanter (Asistente de la Federación de Familias en Chile) y al P. Juan Pablo Catoggio (Asistente de la Federación de Familias en Argentina). Ellos me ayudaron a clarificar que hay dos dimensiones importantes del apostolado:
La actitud apostólica y la actividad apostólica. Un ejemplo puede aclarar lo que significa la primera. Un joven me dijo que le gustaría hacer más apostolado pero que lamentablemente no tenía tiempo. Le contesté que uno de los apostolados más valiosos que podía hacer era invitar a sus compañeros de universidad a formar un grupo nuevo. Sería un excelente apostolado: sus compañeros tendrían una gran oportunidad de formarse y de ser a su vez apóstoles y no le llevaría nada de tiempo. No se animó y no lo hizo. No era un problema de tiempo, era un problema de corazón.
Le faltaba un corazón apostólico. Como me dijo el P. Juan Pablo la actitud apostólica clarifica también el tema del apostolado "permanente". El que tiene un corazón lleno de fuego apostólico está permanentemente irradiándolo. Es también un tema de amor. Donde descubro que solo el hecho de hacerme la pregunta (sobre el apostolado mínimo) ya es un signo de alarma. ¿Qué pasaría si un novio le preguntara a su novia qué es lo mínimo que tiene que hacer para que ella no deje de ser su novia? Nadie mejor que Teresa de Lisieux, monja carmelita, contemplativa, que nunca abandonó su Carmelo y patrona universal de las misiones, para hablarnos de esta actitud: "Siento la vocación de guerrero, de sacerdote, de apóstol, de doctor, de mártir. Querría morir en el campo de batalla en defensa de la Iglesia.
Siento en mí la vocación de sacerdote: con cuanto amor te llevaría Jesús en mIs manos cuando bajara del cielo respondiendo a mi voz. A pesar de mi pequeñez querría iluminar las almas como los profetas y los doctores. Tengo la vocación de apóstol, querría recorrer la tierra y predicar tu nombre. Querría derramar mi sangre por ti.
El carácter transformador de la actividad apostólica
Pero no podría limitarme a desear un género de martirio. Para quedar satisfecha me harían falta todos. Como Tu querría ser flagelada y crucificada. Querría morir desollada como San Bartolomé. Como San Juan querría ser arrojada al aceite hirviendo. Con Santa Inés y Santa Cecilia, querría presentar mi cuello a la espada y como Juana de Arco, mi hermana querida, querría en la hoguera musitar tu nombre, oh Jesús"
Sobre la actividad apostólica se plantea la pregunta por la familia, el deber de estado y el "apostolado del ser". Sin duda que mi familia en primer lugar y mi trabajo en segundo lugar son mis prioridades, y que mal haría alguien en descuidarlas por otro apostolado. Se puede decir por eso, que este es mi primer apostolado, pero ¿es esto suficiente para una federación apostólica (unión de apóstoles) que tiene como meta que Paraguay sea la nación de Dios? La respuesta es no. Las palabras de Jesús, dirigidas a todos los cristianos, nos iluminan y desafían: "porque si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si no saludan más que a sus hermanos, ¿qué hacen de especial? ¿No hacen lo mismo también los paganos?" (Mt 5, 46-47)
Para un federado no es suficiente el apostolado del buen ejemplo, es necesario que su apostolado tenga un carácter transformador más profundo y más amplio. El P. Humberto me lo explicó con un ejemplo: "Si alguien es honesto en su trabajo, es un apostolado del ser; pero esto no es suficiente para un federado. Si esa persona está creando un sistema para que todos sean honestos en su ambiente, entonces sí". Es el carácter transformador de la actividad apostólica. Por otra parte nuestro apostolado tiene que estar marcado por nuestra unión con Cristo, que nos llama y nos envía. El servicio que realizan las Hermanas de la Caridad de Calcuta es muy parecido al servicio que realizan muchas personas en el mundo: cuidar de niños, ancianos y enfermos. Pero una gran diferencia es que ellas no están cuidando a sus niños, sus enfermos y sus ancianos sino a los de otros.
Lo hacemos por Cristo
Esta diferencia es notable en el diálogo en el que un periodista le dice a la Madre Teresa: "lo que ustedes hacen yo no lo haría ni por un millón de dólares" La Madre Teresa le contesta: "Por un millón de dólares yo tampoco lo haría" y agrega "Lo hacemos por Cristo". Mi apostolado debe tener como meta y como motivo a Cristo. En las Hermanas de la Caridad su apostolado está marcado por su Misa, su rosario y su hora de adoración diaria. Mi apostolado tiene que estar marcado por mi alianza de amor y mi tiempo en el Santuario. Si me pregunto si lo que hago es o no apostolado, si me pregunto si estoy haciendo suficiente apostolado, el Santuario puede darme una respuesta sobre el modo y la cantidad de apostolado. Recordando que "Sin duda alguna no podríamos realizar una acción apostólica más grande, ni dejar a nuestros sucesores una herencia más preciosa que inducir a nuestra Señora y Soberana a que erija aquí su trono de manera especial, que reparta sus tesoros y obre milagros de gracia".
La experiencia de Don Joao Pozzobon
Para concluir el tema de la actividad apostólica puede iluminarnos la experiencia de Joao Luiz Pozzobon, esposo, padre, fundador de la Campaña del Rosario: "Entendí que esto era una misión que me confiaban y le dije a la Madrecita: yo tengo siete hijos, tengo una esposa, y tengo que darle cuenta a Dios de mis hijos y de mi esposa. Pero si es la voluntad de Dios y la tuya, un hombre solo puede mover el mundo entero" y agrega: "Cuando es algo de Dios, algo divino, un hombre solo puede mover el mundo. Yo le había dicho a la Virgen que poco importa mover el mundo entero si descuido a mi familia. De ser así, no estaría haciendo nada.
Pero todo anduvo bien. Si Dios quiere que realice esta misión, entonces uno puede cuidar de su familia, puede hacerlo todo".