"Quiero ser un santo"Jornadas de la familia de Schoenstatt de Regensburg en el Centro de Nittenau |
ALEMANIA, Pfr.Adolf Schöls/jmk. Días de intenso ajetreo reinaron las últimas semanas antes de Pascua en el Centro de Schoenstatt de Nittenau, en la diócesis de Regensburg. Junto a diversos retiros y dos "Días de la Mujer", hubo tres jornadas para peregrinos, que mantuvieron lleno el Santuario. Las jornadas hicieron reflexionar sobre un joven hombre, un soldado que perdió la vida en Francia durante la primera guerra mundial. Su nombre: Max Brunner, quien murió el 17 de abril de 1914. ¿Qué tiene de especial como para que los schoenstattianos de la diócesis de Regensburg, aún hoy, 87 años después, dirijan su mirada a este hombre? Una clara decisiónFue el primer schoenstattiano de su diócesis y un hombre de propósitos claros: "quiero ser un santo!". Y siguió consecuentemente este propósito, tanto como estudiante de teología como siendo soldado en el campo de batalla. Únicamente cambiaba su entorno, su campo de acción, pero no su corazón. Es, precisamente, este tipo de personas, las que ejercen una gran atracción, incluso hasta nuestros días: hombres como Max Brunner, que toman en serio su ser cristiano, que lo integran a su quehacer diario y están siempre preparados para volcar todo su corazón y ponerlo a disposición de Dios. Tres regalos de la MTA: Cobijamiento, transformación y misiónLas jornadas en el centro de Schoenstatt comenzaban cada día a las 13:30 horas con una oración en el Santuario. Después, el Padre Schöls, en su charla, se refirió a la vida de Max Brunner, su amor a la Mater, relacionándola con la vida de hoy. En Max Brunner se pone de manifiesto la acción de la Mater desde el Santuario. En Schoenstatt obtuvo la gracia del cobijamiento, su amor al pequeño Santuario marcó su vida hasta el último día. De allí sacaba fuerzas para la vida diaria – lo cotidiano era para Max Brunner, en los últimos meses de su corta vida, la lluvia de bombas de la primera guerra mundial - en medio del frente de batalla en Francia. Una verdadera visita a la Mater en el Santuario era, obviamente, muy dificil, casi imposible, pero la visitaba con mucha frecuencia en forma espiritual. El amor a la Mater transformó su corazón. Creció su deseo de convertirse en un santo, no por su propia fuerza sino a través de la Alianza de Amor con la MTA, que selló el 8 de diciembre de 1914. Esta Alianza cambió su vida. Se sabía enviado de la Mater, su reina, para guiar a las personas de su entorno hacia Cristo. Y a eso se consagró, a pesar de las burlas de sus compañeros. Alianza con Max Brunner para la diócesisMotivo suficiente para aliarse a este joven, seguir sus huellas, continuar con su "fuego", sobre todo en su propia diócesis. Este año la familia de Schoenstatt de Regensburg quiere colocar la lápida de Max Brunner junto con la cruz de su tumba en el Santuario diocesano. Hasta el momento, ésta se encuentra en la ermita que está en uno de los bordes del terreno. Para el aniversario del Santuario se publicará una novena a Max Brunner, y una placa peregrinará por la diócesis. Así quiere la familia schoenstattiana de Regensburg sellar la Alianza de Amor con Max Brunner para la diócesis. Luego de la charla del Padre Schöls, el señor Semmelbauer dio en la jornada una retrospectiva, con la ayuda de diapositivas sobre la historia de cómo nació el Santuario de Regensburg. Tras una pausa con café, la Hermana Therese informó a los peregrinos sobre la Alianza de Amor, que tanto marcó la vida de Max Brunner con el fuego del amor. Con una hora santa inspirada en la "Búsqueda de huellas" (Info: www.spurensuche.info), se dio término a las jornadas. Traducción: Marcela Mas, Viña del Mar, Chile |
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Last Update: 26.03.2004
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