El "Cristo Redentor", a 3.800 m de altura, con un grupo de schoenstattianos The "Cristo Redentor" at 3,800 m in the Andes, with a group of Schoenstatt pilgrims Auf 3.800 m Höhe steht der "Cristo Redentor", bei dem gerade eine Gruppe Schönstatt-Pilger angekommen ist
Con la Auxiliar al Cristo Redentor With the Auxiliary to the statue of  Christ the Redeemer Die Auxiliar der Kampagne der Pilgernden Gottesmutter darf nicht fehlen
Logotipo del Santuario de Mendoza Logo of the Shrine in Mendoza Logo des Heiligtums in Mendoza Fotos: Michelini © 2004

ARGENTINA, mkf. En la cordillera de los Andes, a tres mil novecientos metros sobre el nivel del mar, entre las villas fronterizas de Las Cuevas (Argentina) y Los Andes (Chile), se encuentra la hermosa estatua del Cristo Redentor. Símbolo de la paz entre la Argentina y Chile, fue erigida hace cien años, al finalizar un litigio de límites entre ambos países. El 20 de marzo 2004, cerca del día del aniversario, se hará una peregrinación desde Mendoza. Hace 28 años que los schoenstattianos argentinos y chilenos suben al Cristo Redentor para orar por la unidad argentino-chilena, inspirados por el lema de Mario Hiriart: "Mater, en la cima de Los Andes, te construiremos un Santuario... por la unidad de los pueblos latinoamericanos".

Desde la villa fronteriza de Las Cuevas, un sinuoso camino conduce a lo largo de 9 kilómetros al "Cristo Redentor", único monumento fronterizo erigido en homenaje a la hermandad de los pueblos. Ubicados a casi 4.000 metros de altura, es obra del escultor argentino Mateo Alonso. En su base puede leerse esta leyenda: "Se desplomarán primero estas montañas antes que chilenos y argentinos rompan la paz jurada al pie del Cristo Redentor". La estatua, de grandes dimensiones, fue hecha en 1904 con el bronce de los cañones del Ejército de los Andes, que conducido por el General Don José de San Martín, obtuvo la independencia de tres países: la Argentina, Chile y Perú.

Hace unas semanas que la Familia de Schoenstatt de Mendoza, Argentina, recibió una respuesta muy anhelada: la aprobación para colocar la cruz de la unidad y la imagen de la Mater, en el refugio del lado argentino, junto al Cristo Redentor. La Iglesia, el Gobierno de Mendoza y el VIII Regimiento Militar de Montaña han decidido -a través de una resolución - aprobar el ingreso de nuestros símbolos al refugio de alta montaña argentino, junto a la estatua del Cristo Redentor. De esta manera, tanto los hermanos chilenos como los argentinos - y gente de todos los países - podrán disfrutar de un hermoso lugar de oración a 3.800 metros de altura.

"Que nunca rompamos la concordia con ningún hermano nuestro"

En este momento tan especial del mundo, aterrorizado por las guerras y la violencia, y a pocas semanas del centenario del Cristo Redentor, vale la pena recordar el mensaje emitido por Juan Pablo II - el 7 de abril de 1987 - cuando se encontraba de visita en la provincia de Mendoza, Argentina.

"El Monumento al Cristo Redentor, símbolo de paz entre argentinos y chilenos, está enclavado en lo alto de la cordillera, desde donde vigila y despliega su Providencia protectora sobre ambos pueblos hermanos. Ha sido Él, tenedlo por seguro, quien ha velado siempre, y de modo particular en este último tiempo, para que se cumpla la hermosa leyenda allí estampada: ‘Se desplomarán primero estas montañas antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor’"

El Santo Padre también hacía extensivo el llamado a todos los habitantes del continente americano y del mundo entero:

"El Papa invita a todos los hombres y mujeres a que hagan propio ese juramento de paz, en lo profundo del corazón: que nunca rompamos la concordia con ningún hermano nuestro"

La misión del Santuario de Mendoza tiene raíces profundas en la unidad de las corrientes del 20 de enero y el 31 de mayo; en la historia del pueblo mendocino y en este mensaje de Su Santidad: "Nazaret del Padre, garantía de la unidad".

Una peregrinación por la paz

El año del centenario del Cristo Redentor es un tiempo propicio para dar gracias por todo lo experimentado y por todas las bendiciones recibidas. Esta es la experiencia de la Familia de Schoenstatt de Mendoza:

Veintiocho años han permanecido fieles junto a los hermanos chilenos, peregrinando a la Ermita de la Mater en el Cristo Redentor para implorar por la paz de nuestros pueblos, manteniendo vivo el anhelo de integración de los pueblos latinoamericanos de Mario Hiriart: "América será en los tiempos nuevos una antorcha de María, nuestra Reina".

Quienes han participado de las peregrinaciones desde el Santuario al Cristo a través de la llamada CRUZADA DE MARÍA afirman que "es una experiencia inolvidable".

El testimonio del Padre Claudio M. (quién hace años acompaña a los jóvenes en tan hermosa costumbre) es clave porque nos transmite la vivencia de forma impecable: "Hacemos la peregrinación siguiendo una ruta histórica, que a través de nuestro paso queremos que adquiera un significado mucho mayor. Se trata del camino que pisamos, que nos cansa y hiere nuestros pies. Pero se trata también del camino de nuestro espíritu y de todo nuestro ser.

El punto culminante de nuestra peregrinación está precisamente en la alta montaña como símbolo permanente de nuestras más altas aspiraciones e ideales. Allí está el Cristo Redentor, esperando nuestro encuentro con él. Allí nos espera y no se deja ver hasta haber llegado a la cumbre. El encuentro cuesta sacrificio; porque sin renuncia, sin desprendimiento, sin el anhelo profundo de mirarlo a los ojos no seremos capaces de encontrarnos con él. Partimos de un Santuario de la Virgen y nos dirigimos con Ella a otro de sus Santuarios. Y en ese caminar con Ella, tarde o temprano, en algún lugar del sendero Cristo saldrá a nuestro encuentro"

La Juventud Masculina ya se está preparando para la próxima cruzada de María a comenzar en Mendoza el 15 de enero. La peregrinación de toda la Familia tendrá lugar el 20 de marzo de 2004, para renovar las promesas a la Mater de ser instrumentos de paz y de unidad allí donde la Providencia ha dispuesto las vidas de cada uno.

Con datos aportados por Rufino Michelini y la Hna. M. Alejandra Aguilar.