El paso por el umbral
(11)En interés de la persona
Los artículos precedentes abordaron
conceptos centrales referentes a la temática del 31 de mayo y presentaron
los procesos vitales que están unidos a este hito: ocupación
predilecta, libertad, ser cerrado, obediencia. El último artículo
trató acerca de la filialidad, un "componente esencial" de la
espiritualidad de Schönstatt, que es el camino hacia una posesión
tranquila y tranquilizadora de sí mismo.
Pero, ¿cómo crece un tal sentimiento de vida que forma personas fuertes,
entusiastas, seguras, intuitivas, no complicadas y distensionadas? Crecen a base
de la filialidad ante Dios: una filialidad que, por decirlo así, se
enciende en las personas, como explica el Padre Kentenich.
La soga no se tiene que cortar
Atlanta, EE.UU.;12 de abril de 1999: El fuego
alcanzó muy rápidamente a todo el complejo edilicio. Los
trabajadores corren para rescatar sus vidas. Para Ivers Sims no hay escapatoria,
o mejor: sólo le queda la posibilidad de descender por la grúa de
la construcción. Humo, llamas, pánico. En ese momento lo sujeta
una mano, le llega una voz en medio de la humareda: "Eh!, compañero, el
jefe me mandó para que hoy puedas salir más temprano." De alguna
manera lo tenía que distensionar, dice más tarde Matt Mosley.
Abraza al hombre que no cesa de toser y le pone una máscara de
oxígeno. Se emite una imagen a todo el mundo: los dos hombres caminan
tratando de eludir el mar de llamas. Y mientras que Sims está abrazado a
su rescatador, Mosley piensa: "con tal que la soga no se corte", la soga
mediante la cual bajó del helicóptero, y que el piloto -que en la
guerra de Vietnam ha emprendido numerosas acciones similares a ésta-
mantiene en posición en medio del fuego devorador, y que debe salvar a
ambos... (AP 12./13.4.1999).
Salvación. Para Ivers Sims, la salvación no fue ni el
helicóptero, ni el piloto de Vietnam, ni la soga. Menos aún una
conferencia sobre maniobras con helicóptero para el rescate de las
personas. Lo que a él le trajo la salvación fue este
bombero, su voz, su mano, su riesgo. Él es su
salvador. Sims se adhiere a Mosley, pone en él toda su confianza, su
gratitud y su esperanza.
En la vida cotidiana se realizan procesos similares pero que no son tan
espectaculares:
Alguien llama a la oficina de hacienda. La telefonista lo atiende. El que llama
le hace su pregunta, le expresa su gratitud y su enojo. "Generalmente no esperan
a que los comunique, primero me dicen qué es lo que quieren, y muchas
veces ni siquiera me dicen con quién quieren hablar." La amabilidad (o no
amabilidad) en la oficina de hacienda de la ciudad de Minden pasa por la
amabilidad de la telefonista en la central. Le imprime su imagen a esta oficina,
ella es el acceso (o imposibilita el acceso). Al que llama le importa poco el
hecho de que ella, en realidad, es sólo una estación de paso para
llegar a quien él quiere. Y le parecerá extraño que le
expliquen que conversar todo con la telefonista significa dar un rodeo, y que el
ministro Eichel ocupa el rol más importante.
Una persona deposita su dinero en el banco. Le da algunos miles de marcos,
quizás todo su dinero a una mujer que lo atiende. Él parte de que
ella entregará a su vez el dinero en el lugar correspondiente. Esa es la
tarea que le compete en el banco.
Ivers Sims no hubiera comprendido si alguien le hubiese dicho: no te apoyes
tanto en Mosley, es una maniobra de helicóptero la que te está
salvando y no este bombero.
Lo que es característico para las maniobras de rescate con
helicóptero: rescatar, poner a salvo..., le fue encomendado, este 12 de
abril de 1999, a este bombero
en interés del hombre
que está en el extremo de la grúa y que
hay que rescatar.
El bombero sabe perfectamente: la soga no se debe cortar. De ello depende
el rescate, la seguridad. "Con tal que la soga no se corte", piensa él.
Sabe que no tiene la fuerza para movilizarse allí arriba, también
que el helicóptero no puede aproximarse hasta la grúa. Pone
su seguridad y su confianza, como también la seguridad y la
confianza de Sims, en la soga y en el piloto.
"El jefe me mandó..." En el informe no se menciona si Mosley era
conciente de la trascendencia de esta observación. Y sin embargo, ahora
se pone interesante:
Puesto que Dios, el Salvador del hombre, le ha transferido a este bombero algo
de su poder, de su poder de salvación. A diferencia del piloto, Dios
podría, si quisiera, descender directamente hasta la grúa y
rescatar al obrero del incendio. Pero (generalmente) no lo quiere.
Cuando el CD-player está encendido
es raro que alguien se pregunte si el aparato recibe la
corriente eléctrica directo desde el enchufe o si está conectado a
un alargador. Pero si uno no tiene un alargador y el cable del CD-player no
llega hasta el enchufe, la situación se pone crítica.
También se pone crítica la situación cuando el alargador no
está conectado al enchufe sino que, en una ensalada de cables,
quedó enchufado en sí mismo.
Aplicando esta imagen, diríamos que Dios podría haber elegido un
camino para que los hombres se conectaran directamente a la fuente de
electricidad, es decir, que vivenciaran su amor, su poder y su bondad de una
manera exclusivamente directa. Pero Él no lo quiso. Quiso que nos
relacionáramos con Él mediante su creación. Los lugares,
las cosas, las ideas, los acontecimientos y, sobre todo las personas, son un
"alargador" a través del cual nos llega la "corriente" de su amor, de su
alegría, de su fuerza. Y nosotros mismos nos convertimos en "alargadores"
cuando transparentamos para los demás algo del interés personal de
Dios para con ellos, de su cercanía, de su misericordia, de su
hermosura... según sea lo que Dios le ha transferido a cada uno. La
fuente es siempre Dios.
Claro que también se puede enchufar el CD-player directamente al enchufe.
No le quita importancia al enchufe y además lo hace más
fácilmente accesible, cuando la corriente llega al aparato por medio de
un alargador. Pero quien desenchufa al alargador imposibilita la conexión
a la fuente de fuerzas (según: J. Niehaus, The 31st of May, pag. 161)
En grado y medida individuales
Dios le ha transferido a cada bombero algo de su poder
salvador. Pero el 12 de abril de 1999 le agradó transferirle tanto de su
poder a Matt Mosley que éste se convirtió en quien le salvara la
vida a Sims, en el "héroe de Atlanta", en una estrella.
Está reservado a la decisión libre de Dios a quién y en
qué medida le transfiere Él sus características. Lo hace
siempre con una intención determinada: que los hombres se conviertan en
caminos hacia Él, en "alargadores" de su amor.
A Dios le agradó transferir mucho de su bondad, sabiduría, amor,
libertad, puerza, misericordia y maternidad a María.
Él transfirió en alto grado algo de su paternidad atrayente al
Padre Kentenich, debido a la misión que Él mismo le confiara.
A Él le agradó que muchas personas hayan encontrado en
Schönstatt una relación muy intensa, muy viva, personal y filial con
María. Una relación que, en la vivencia subjetiva, incluso puede
llegar a ser más intensa que la relación con Dios mismo.
Precisamente porque Dios -así dice el Padre Kentenich- le ha transferido
sus cualidades en un grado tan alto a María, es natural que el amor que
los hombres le prodigan a Ella, desemboque con tanta mayor seguridad nuevamente
en Dios. Ella no tiene otro interés que conducir hacia Dios a los hombres
que se le regalan.
Dios lo quiso así en interés del hombre; en interés sobre
todo, del hombre actual, para que éste pueda establecer una
relación viva con Dios (pero no sólo con Dios), puesto que
está dispuesto y necesitado de manera tan marcada de aquello que captan
los sentidos.
"Es un gran regalo de Dios", dice el Padre Kentenich, "cuando encuentro a
alguien que representa para mí al buen Dios. Esto es tan significativo
porque nuestra naturaleza es sensible". Es tan extraordinariamente
importante para tener una vinculación viva y personal con Dios. La
paternidad del Padre Kentenich se ha convertido y se convierte para muchos
hombres en una "alargador" personalísimo de Dios.
Vinculación vital
Amar a Dios significa amar filialmente, señala el
Padre Kentenich. Ser niños ante Dios es la respuesta al quebrantamiento
existencial, a la tensión desgarradora entre el poder y el desamparo en
el que se encuentran los hombres ante el umbral del tercer milenio. Se trata de
una filialidad que lleva a madurar a los hombres, a hacer de ellos una
personalidad libre, fuerte, maternal, paternal, sacerdotal (cfr. art. 10), es
decir, capaces y dispuestos a ser un "alargador" de Dios para los
demás.
Él descubre a María como la persona que enciende el amor filial y
conduce a Dios, el Padre. Por eso, le regala a Schönstatt y al mundo -esto
es el primer hito- la Alianza de Amor con Ella. ¿Por qué tanto de
María?, lo critican los teólogos. Él continúa su
camino, lo continúa con aquellos a quienes conduce paso a paso en la
Alianza de Amor.
Él descubre un plan de Dios de alcances aún mayores. En
éste él mismo juega un rol importante. Dios le ha encomendado -
ésto se le aclara con el acontecimiento del 20 de enero- ser Padre en un
sentido muy concreto y profundo: ser transparente de Dios, del Padre, mano que
conduce estando en la mano del Padre eterno. Él está dispuesto y
hace suyo este plan. Aun cuando sabe que le van a reprochar que está
poniéndose en el proscenio. Él no puede obrar de otra forma.
El pone en juego su propia honra y libertad, también la honra y la
libertad de Schönstatt para quebrantar un muro que hace tiempo ya ha
divisado: un pensar que no puede comprender qué significa ser un
"alargador" o una cuerda que le da la posibilidad al bombero -y también
le impone el deber- de poner a salvo a una persona mediante sí
mismo.
Proceso de transferencia
Ciertamente, Matt Mosley podría haber aprovechado
el 12 de abril de 1999 para hacer un show, para hacerse propaganda.
Quizás en ese trance hubiera muerto Ivers Sims.
Naturalmente, una persona puede hacer abusar del amor filial que se le
está regalando, vinculando este amor sólo a sí mismo.
El Padre Kentenich habla de la transferencia orgánica, que siempre piensa
y ama totalmente, ve las causalidades no siempre reflexivamente pero sí
intuitivamente; en este caso el procedimiento de transferencia funciona tan
evidentemente como con un "alargador". E indica siempre tres medios comprobados
para apoyar el proceso de transferencia:
Indicar mediante el ser y la palabra
La relación propia, filial, hacia Dios es la indicación más convincente que puede dar alguien a quien los demás se vinculan. El padre que, a los ojos de su hijo de cuatro años, lo puede "todo", y que pone su confianza en Dios Padre y lo demuestra, conduce como de por sí a su hijo a Dios.
Renuncia
El Padre Kentenich señala que las renuncias que resultan de diversas situaciones, deben ser concientemente aprovechadas según el sentido de la transferencia. Tal vez suceda que falta el tiempo, o que la separación, la distancia, las circunstancias desfavorables impiden estar juntos. Esto debe ser aprovechado para avanzar un paso más hacia Dios. La renuncia voluntaria, de tanto en tanto, hace la vinculación a los hombres más transparente de Dios, más profunda y más desinteresada.
Desilusión
La desilusión es siempre una experiencia dolorosa, y cuanto más profunda es una vinculación, tanto más profunda la desilusión. Y sin embargo siempre están presentes las desilusiones: heridas hechas a propósito o sin querer, la experiencia de los límites y de las faltas, la vivencia de que una persona no comprende siempre totalmente a otra. El Padre Kentenich aconseja ver las desilusiones concientemente como una exhortación: para el desilusionado y para el que desilusiona: la exhortación de avanzar hacia Dios, sin que se corte la vinculación con su transparente.
Digno de fe
Por experiencia podemos confiar en la Madre de Dios,
dice el Padre Kentenich: Ella conduce a todos los que se le regalan, consigo
misma, hacia Dios. En la Alianza de Amor crece una Familia de personas que si
bien conservan sus límites, permanecen sin embargo en la
convicción de que Dios los ama con predilección, y así le
tienden una mano a aquellos que no encuentran, o no encuentran tan vitalmente,
el camino a Dios y a su amor.
Y, el Padre Kentenich, a quien tantos miembros de esta Familia se vinculan para
recorrer, con él, el camino hacia Dios y los hombres, ¿es digno de fe?
Dachau, el exilio, su entrega inquebrantable por cada uno durante
décadas, a pesar de las desilusiones, su indicación entusiasta
hacia Dios, el Padre, y su esfuerzo permanente para conducir hacia Dios; las
experiencias liberadoras, regocijantes y que conducen a una fe más
profunda, experiencias que han hecho tantos que se han vinculado a él
antes y después de su muerte, todo esto señala claramente que
él es digno de fe.
Y todo esto no alcanzaría si Dios mismo no hubiera dado su
confirmación, su respuesta al 31 de mayo de 1949, en el segundo Milagro
de la Nochebuena, la rehabilitación del Padre Kentenich por parte de la
Iglesia y su regreso a Schönstatt en la Nochebuena de 1965.
El 31 de mayo de este año, 50 años después de que el Padre
Kentenich arriesgara su paso por el umbral, se reúnen más de 2000
personas de muchas naciones junto al santuario de Bellavista, Chile, y
también junto a los santuarios de todo el mundo, para seguir tras el paso
del Padre Kentenich, para que los hombres regresen hacia el Dios que los ama
infinitamente.
Hna. M. Kornelia Fischer