Schönstatt-Bewegung
31. Mai 1949 - 31. Mai 1999
50. Jubiläum des Dritten Meilensteines der Geschichte Schönstatts
Serie: der Schritt über die Schwelle



El paso por el umbral

(11)En interés de la persona

Los artículos precedentes abordaron conceptos centrales referentes a la temática del 31 de mayo y presentaron los procesos vitales que están unidos a este hito: ocupación predilecta, libertad, ser cerrado, obediencia. El último artículo trató acerca de la filialidad, un "componente esencial" de la espiritualidad de Schönstatt, que es el camino hacia una posesión tranquila y tranquilizadora de sí mismo.
Pero, ¿cómo crece un tal sentimiento de vida que forma personas fuertes, entusiastas, seguras, intuitivas, no complicadas y distensionadas? Crecen a base de la filialidad ante Dios: una filialidad que, por decirlo así, se enciende en las personas, como explica el Padre Kentenich.

La soga no se tiene que cortar

Atlanta, EE.UU.;12 de abril de 1999: El fuego alcanzó muy rápidamente a todo el complejo edilicio. Los trabajadores corren para rescatar sus vidas. Para Ivers Sims no hay escapatoria, o mejor: sólo le queda la posibilidad de descender por la grúa de la construcción. Humo, llamas, pánico. En ese momento lo sujeta una mano, le llega una voz en medio de la humareda: "Eh!, compañero, el jefe me mandó para que hoy puedas salir más temprano." De alguna manera lo tenía que distensionar, dice más tarde Matt Mosley. Abraza al hombre que no cesa de toser y le pone una máscara de oxígeno. Se emite una imagen a todo el mundo: los dos hombres caminan tratando de eludir el mar de llamas. Y mientras que Sims está abrazado a su rescatador, Mosley piensa: "con tal que la soga no se corte", la soga mediante la cual bajó del helicóptero, y que el piloto -que en la guerra de Vietnam ha emprendido numerosas acciones similares a ésta- mantiene en posición en medio del fuego devorador, y que debe salvar a ambos... (AP 12./13.4.1999).
Salvación. Para Ivers Sims, la salvación no fue ni el helicóptero, ni el piloto de Vietnam, ni la soga. Menos aún una conferencia sobre maniobras con helicóptero para el rescate de las personas. Lo que a él le trajo la salvación fue este bombero, su voz, su mano, su riesgo. Él es su salvador. Sims se adhiere a Mosley, pone en él toda su confianza, su gratitud y su esperanza.

En la vida cotidiana se realizan procesos similares pero que no son tan espectaculares:
Alguien llama a la oficina de hacienda. La telefonista lo atiende. El que llama le hace su pregunta, le expresa su gratitud y su enojo. "Generalmente no esperan a que los comunique, primero me dicen qué es lo que quieren, y muchas veces ni siquiera me dicen con quién quieren hablar." La amabilidad (o no amabilidad) en la oficina de hacienda de la ciudad de Minden pasa por la amabilidad de la telefonista en la central. Le imprime su imagen a esta oficina, ella es el acceso (o imposibilita el acceso). Al que llama le importa poco el hecho de que ella, en realidad, es sólo una estación de paso para llegar a quien él quiere. Y le parecerá extraño que le expliquen que conversar todo con la telefonista significa dar un rodeo, y que el ministro Eichel ocupa el rol más importante.
Una persona deposita su dinero en el banco. Le da algunos miles de marcos, quizás todo su dinero a una mujer que lo atiende. Él parte de que ella entregará a su vez el dinero en el lugar correspondiente. Esa es la tarea que le compete en el banco.
Ivers Sims no hubiera comprendido si alguien le hubiese dicho: no te apoyes tanto en Mosley, es una maniobra de helicóptero la que te está salvando y no este bombero.
Lo que es característico para las maniobras de rescate con helicóptero: rescatar, poner a salvo..., le fue encomendado, este 12 de abril de 1999, a este bombero

en interés del hombre

que está en el extremo de la grúa y que hay que rescatar.
El bombero sabe perfectamente: la soga no se debe cortar. De ello depende el rescate, la seguridad. "Con tal que la soga no se corte", piensa él. Sabe que no tiene la fuerza para movilizarse allí arriba, también que el helicóptero no puede aproximarse hasta la grúa. Pone su seguridad y su confianza, como también la seguridad y la confianza de Sims, en la soga y en el piloto.
"El jefe me mandó..." En el informe no se menciona si Mosley era conciente de la trascendencia de esta observación. Y sin embargo, ahora se pone interesante:
Puesto que Dios, el Salvador del hombre, le ha transferido a este bombero algo de su poder, de su poder de salvación. A diferencia del piloto, Dios podría, si quisiera, descender directamente hasta la grúa y rescatar al obrero del incendio. Pero (generalmente) no lo quiere.

Cuando el CD-player está encendido

es raro que alguien se pregunte si el aparato recibe la corriente eléctrica directo desde el enchufe o si está conectado a un alargador. Pero si uno no tiene un alargador y el cable del CD-player no llega hasta el enchufe, la situación se pone crítica. También se pone crítica la situación cuando el alargador no está conectado al enchufe sino que, en una ensalada de cables, quedó enchufado en sí mismo.
Aplicando esta imagen, diríamos que Dios podría haber elegido un camino para que los hombres se conectaran directamente a la fuente de electricidad, es decir, que vivenciaran su amor, su poder y su bondad de una manera exclusivamente directa. Pero Él no lo quiso. Quiso que nos relacionáramos con Él mediante su creación. Los lugares, las cosas, las ideas, los acontecimientos y, sobre todo las personas, son un "alargador" a través del cual nos llega la "corriente" de su amor, de su alegría, de su fuerza. Y nosotros mismos nos convertimos en "alargadores" cuando transparentamos para los demás algo del interés personal de Dios para con ellos, de su cercanía, de su misericordia, de su hermosura... según sea lo que Dios le ha transferido a cada uno. La fuente es siempre Dios.
Claro que también se puede enchufar el CD-player directamente al enchufe. No le quita importancia al enchufe y además lo hace más fácilmente accesible, cuando la corriente llega al aparato por medio de un alargador. Pero quien desenchufa al alargador imposibilita la conexión a la fuente de fuerzas (según: J. Niehaus, The 31st of May, pag. 161)

En grado y medida individuales

Dios le ha transferido a cada bombero algo de su poder salvador. Pero el 12 de abril de 1999 le agradó transferirle tanto de su poder a Matt Mosley que éste se convirtió en quien le salvara la vida a Sims, en el "héroe de Atlanta", en una estrella.
Está reservado a la decisión libre de Dios a quién y en qué medida le transfiere Él sus características. Lo hace siempre con una intención determinada: que los hombres se conviertan en caminos hacia Él, en "alargadores" de su amor.
A Dios le agradó transferir mucho de su bondad, sabiduría, amor, libertad, puerza, misericordia y maternidad a María.
Él transfirió en alto grado algo de su paternidad atrayente al Padre Kentenich, debido a la misión que Él mismo le confiara.
A Él le agradó que muchas personas hayan encontrado en Schönstatt una relación muy intensa, muy viva, personal y filial con María. Una relación que, en la vivencia subjetiva, incluso puede llegar a ser más intensa que la relación con Dios mismo. Precisamente porque Dios -así dice el Padre Kentenich- le ha transferido sus cualidades en un grado tan alto a María, es natural que el amor que los hombres le prodigan a Ella, desemboque con tanta mayor seguridad nuevamente en Dios. Ella no tiene otro interés que conducir hacia Dios a los hombres que se le regalan.
Dios lo quiso así en interés del hombre; en interés sobre todo, del hombre actual, para que éste pueda establecer una relación viva con Dios (pero no sólo con Dios), puesto que está dispuesto y necesitado de manera tan marcada de aquello que captan los sentidos.
"Es un gran regalo de Dios", dice el Padre Kentenich, "cuando encuentro a alguien que representa para mí al buen Dios. Esto es tan significativo porque nuestra naturaleza es sensible". Es tan extraordinariamente importante para tener una vinculación viva y personal con Dios. La paternidad del Padre Kentenich se ha convertido y se convierte para muchos hombres en una "alargador" personalísimo de Dios.

Vinculación vital

Amar a Dios significa amar filialmente, señala el Padre Kentenich. Ser niños ante Dios es la respuesta al quebrantamiento existencial, a la tensión desgarradora entre el poder y el desamparo en el que se encuentran los hombres ante el umbral del tercer milenio. Se trata de una filialidad que lleva a madurar a los hombres, a hacer de ellos una personalidad libre, fuerte, maternal, paternal, sacerdotal (cfr. art. 10), es decir, capaces y dispuestos a ser un "alargador" de Dios para los demás.
Él descubre a María como la persona que enciende el amor filial y conduce a Dios, el Padre. Por eso, le regala a Schönstatt y al mundo -esto es el primer hito- la Alianza de Amor con Ella. ¿Por qué tanto de María?, lo critican los teólogos. Él continúa su camino, lo continúa con aquellos a quienes conduce paso a paso en la Alianza de Amor.
Él descubre un plan de Dios de alcances aún mayores. En éste él mismo juega un rol importante. Dios le ha encomendado - ésto se le aclara con el acontecimiento del 20 de enero- ser Padre en un sentido muy concreto y profundo: ser transparente de Dios, del Padre, mano que conduce estando en la mano del Padre eterno. Él está dispuesto y hace suyo este plan. Aun cuando sabe que le van a reprochar que está poniéndose en el proscenio. Él no puede obrar de otra forma.
El pone en juego su propia honra y libertad, también la honra y la libertad de Schönstatt para quebrantar un muro que hace tiempo ya ha divisado: un pensar que no puede comprender qué significa ser un "alargador" o una cuerda que le da la posibilidad al bombero -y también le impone el deber- de poner a salvo a una persona mediante sí mismo.

Proceso de transferencia

Ciertamente, Matt Mosley podría haber aprovechado el 12 de abril de 1999 para hacer un show, para hacerse propaganda. Quizás en ese trance hubiera muerto Ivers Sims.
Naturalmente, una persona puede hacer abusar del amor filial que se le está regalando, vinculando este amor sólo a sí mismo.
El Padre Kentenich habla de la transferencia orgánica, que siempre piensa y ama totalmente, ve las causalidades no siempre reflexivamente pero sí intuitivamente; en este caso el procedimiento de transferencia funciona tan evidentemente como con un "alargador". E indica siempre tres medios comprobados para apoyar el proceso de transferencia:

Indicar mediante el ser y la palabra

La relación propia, filial, hacia Dios es la indicación más convincente que puede dar alguien a quien los demás se vinculan. El padre que, a los ojos de su hijo de cuatro años, lo puede "todo", y que pone su confianza en Dios Padre y lo demuestra, conduce como de por sí a su hijo a Dios.

Renuncia

El Padre Kentenich señala que las renuncias que resultan de diversas situaciones, deben ser concientemente aprovechadas según el sentido de la transferencia. Tal vez suceda que falta el tiempo, o que la separación, la distancia, las circunstancias desfavorables impiden estar juntos. Esto debe ser aprovechado para avanzar un paso más hacia Dios. La renuncia voluntaria, de tanto en tanto, hace la vinculación a los hombres más transparente de Dios, más profunda y más desinteresada.

Desilusión

La desilusión es siempre una experiencia dolorosa, y cuanto más profunda es una vinculación, tanto más profunda la desilusión. Y sin embargo siempre están presentes las desilusiones: heridas hechas a propósito o sin querer, la experiencia de los límites y de las faltas, la vivencia de que una persona no comprende siempre totalmente a otra. El Padre Kentenich aconseja ver las desilusiones concientemente como una exhortación: para el desilusionado y para el que desilusiona: la exhortación de avanzar hacia Dios, sin que se corte la vinculación con su transparente.

Digno de fe

Por experiencia podemos confiar en la Madre de Dios, dice el Padre Kentenich: Ella conduce a todos los que se le regalan, consigo misma, hacia Dios. En la Alianza de Amor crece una Familia de personas que si bien conservan sus límites, permanecen sin embargo en la convicción de que Dios los ama con predilección, y así le tienden una mano a aquellos que no encuentran, o no encuentran tan vitalmente, el camino a Dios y a su amor.
Y, el Padre Kentenich, a quien tantos miembros de esta Familia se vinculan para recorrer, con él, el camino hacia Dios y los hombres, ¿es digno de fe? Dachau, el exilio, su entrega inquebrantable por cada uno durante décadas, a pesar de las desilusiones, su indicación entusiasta hacia Dios, el Padre, y su esfuerzo permanente para conducir hacia Dios; las experiencias liberadoras, regocijantes y que conducen a una fe más profunda, experiencias que han hecho tantos que se han vinculado a él antes y después de su muerte, todo esto señala claramente que él es digno de fe.
Y todo esto no alcanzaría si Dios mismo no hubiera dado su confirmación, su respuesta al 31 de mayo de 1949, en el segundo Milagro de la Nochebuena, la rehabilitación del Padre Kentenich por parte de la Iglesia y su regreso a Schönstatt en la Nochebuena de 1965.
El 31 de mayo de este año, 50 años después de que el Padre Kentenich arriesgara su paso por el umbral, se reúnen más de 2000 personas de muchas naciones junto al santuario de Bellavista, Chile, y también junto a los santuarios de todo el mundo, para seguir tras el paso del Padre Kentenich, para que los hombres regresen hacia el Dios que los ama infinitamente.

Hna. M. Kornelia Fischer




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Letzte Aktualisierung: 07.06.99, 20:13
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