Una geografía de Santuarios para la nueva Europa... A geography of Shrines for a new Europe... Eine Geographie der Heiligtümer für ein neues Europa…
Fotos: Archiv © 2003

P. Alberto Eronti

María "llega" a la "vieja Europa" cuando el Evangelio llevaba tiempo anunciándose. Será a partir del siglo IV cuando se acentúa su presencia en la Iglesia Occidental. Esto ocurre a raíz de las herejías cristológicas, a partir de ahí siempre que la persona de Jesucristo, la imagen de la Iglesia o del hombre están en peligro, la persona de María surge como respuesta veraz.

En la geografía de la "vieja Europa" hay cientos de santuarios, templos y ermitas que, con el correr de los siglos, se convirtieron en memoriales de las acciones de aquella que llamamos: la primera discípula de Jesús, la primera Iglesia. Cada construcción fue el resultado de una gracia particular, sea de experiencia interior o exterior, local, nacional o continental. La diversidad de nombres con los que la Familia de Dios la nombra, la bendice, le suplica, le clama, indican la acción portentosa de la Madre Jesús y de la Iglesia. Ha sido esta experiencia tan particular la que llevó a San Bernardo a exclamar: "Tú sola venciste todas las herejías".

He aquí, entre otras, una de las herencias más preciosas que la "vieja Europa" le deja a la "nueva Europa": una multitud de Santuarios marianos, memoriales de las acciones intercesoras de María.

La pregunta es, ¿esta herencia, estas presencias de María, pueden constituirse en aportes dinámicos y carismáticos para la "nueva Europa"? El Fundador de la Obra de Schoenstatt aporta como novedoso camino espiritual la Alianza de Amor con María en los Santuarios de Schoenstatt. Pero ni la Alianza, como categoría teológica, ni los Santuarios, como lugares de gracia, son patrimonio privado de una espiritualidad. Es patrimonio de la Iglesia. Entonces me pregunto, ¿no podrían todos los santuarios marianos de Europa ser lugares de gracia, de evangelización y cuna de la nueva cultura para la "nueva Europa? María ha estado en la Europa del pasado, está en la de hoy y estará en la del futuro. La pregunta es, ¿podemos soñar con una coordinación pastoral de la mayor parte de los santuarios marianos del continente? ¿No será esta la hora de pronunciar juntos el nombre con el que Jesús la llamó: Madre? ¿Podemos imaginar que este "cosmos de santuarios" se conviertan efectivamente en una renovada fuente de gracia para la "nueva Europa"?

"María es la mujer que espiritualiza la carne y encarna el espíritu". En esta hora de antiguas y nuevas idolatrías, en esta hora de grandes herejías antropológicas y sociales, María se levanta como la brújula que señala el norte: la verdad sobre Cristo, la Iglesia, el hombre y la sociedad. A esto hace referencia Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica postsinodal: "Iglesia en Europa", cuando escribe:

"Por tanto, toda la Iglesia dirige su mirada a María. Gracias a la gran multitud de santuarios marianos diseminados por todas las naciones del Continente, la devoción a María es muy viva y extendida entre los pueblos europeos.

Iglesia en Europa, continúa, pues, contemplado a María y reconoce que ella está ‘maternalmente presente y participa en los múltiples y complejos problemas que acompañan hoy la vida de los individuos, de las familias y de las naciones’, y que es auxiliadora del pueblo cristiano en la lucha incesante entre el bien y el mal para que no caiga y se levante" (n.124)

María no es una Madre, o Educadora, o Reina estática. Ella, llena del Espíritu Santo, es puro dinamismo, pero para actuar necesita de lugares e instrumentos. Los lugares están, los instrumentos tenemos que tomar conciencia de que lo somos. El último lema que el Padre Kentenich nos dejara, sirve para expresar lo dicho y está en consonancia con la esortazione apostolica pos-sinodale: Alegres por la esperanza y seguros de la victoria, con María hacia los tiempos más nuevos". Nosotros podríamos decirlo así: "Alegres por la esperanza y seguros de la victoria, con María y desde sus santuarios hacia los tiempos más nuevos".