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Dos testimonios de las Misiones Familiares en Segovia, España
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 published: 2009-04-23

En la luz de la Pascua, en la luz del ser familia

Dos testimonios de las Misiones Familiares en Segovia, España

 

Das Foto spricht vom guten Klima der ersten Familien-Misiones in Spanien

La foto refleja el buen ambiente vivido a lo largo de las misiones familiares.

The photo tells of the good spirit of the Family Missions in Spain

Das Foto spricht vom guten Klima der ersten Familien-Misiones in Spanien

Foto: Andrés Perez Romero © 2009

 

ESPAÑA, P. Carlos Padilla/ Nacho y Silvia Braquehais Abollado. Esta Semana Santa hemos participado con un grupo de matrimonios en unas misiones parroquiales en Segovia. Hemos compartido con muchos estos días centrales de nuestra fe. Hemos acompañado corazones que cargaban la cruz con humildad y en el silencio y la paz la recibían del cielo. No es fácil ser humilde para aceptar la cruz y llevarla con esperanza. Sin embargo, también hemos encontrado corazones sin esperanza.

En la misión visitábamos las casas como familias, cada una llevando sus hijos. Al mirar esos hijos, los corazones que nos acogían se abrían a la esperanza de Cristo y María. Corazones antes cerrados, que no querían emprender un nuevo camino, se abrían ante la sonrisa de un niño que venía a misionar. Ese es el Cristo vivo que hoy toca a nuestra puerta. Nos cuesta dar el paso. No queremos que entre, porque estamos acostumbrados a lo de siempre y no queremos cambiar. Casi preferimos a veces que la losa hubiera permanecido sellada. Sin embargo, hoy, con la losa corrida, el corazón revive y se llena de vida y alegría.

Así lo decía un chico de 16 años el otro día en las Misiones Familiares en Segovia: "Es necesario vaciarse para poder dar siempre más. Y así, al dar siempre más, recibimos nosotros mucho más de los que damos". El amor que ha pasado por la cruz y la muerte, surge con una vida nueva.

Cuando hemos entregado todo, tenemos más todavía que podemos dar. Es el misterio

de la Pascua, del Paso de Dios a través del dolor de la cruz en nuestras vidas.

P. Carlos Padilla

El testimonio presencial de Familia

Esta Semana Santa hemos tenido la suerte de participar, junto con nuestros hijos Manuel, Clara y Martín, en las Misiones Familiares que han tenido lugar en San Cristóbal y Tres Casas, dos pueblos cercanos a Segovia.

Íbamos con miedo a llamar a las puertas, pero, una vez allí, arropados por todo un grupo de 65 personas (una gran Familia entre jóvenes, padres, abuelos, niños, y nuestros queridos P. Carlos y Hna.Sylvia María), nuestro misionar se nos hizo natural.

Hemos ido para dar un testimonio presencial de Familia y ayudar a las dos parroquias animando las celebraciones y ofreciendo talleres para niños, jóvenes, adultos y matrimonios, siempre de la mano de D. Isaac, el párroco, que junto con su hermano D. Antonio, tan cariñosamente nos han cuidado y animado, convencidos de que "esto es cosa de Dios", como afirmaba Isaac continuamente.

La infraestructura de esta misión no era sencilla pues íbamos familias con niños pequeños, durmiendo en casas vacías, en el suelo, con esterillas, colchones y sacos… Comíamos en la casa parroquial de Tres Casas, que puso D. Isaac a nuestra disposición, donde tuvimos que hacer un lavado de cara (con ayuda de los vecinos) y tapar grietas con telas y alfombras, para que la vieja casa fuera un poco nuestro hogar, donde cocinábamos, comíamos y los niños jugaban en un improvisado cuarto de juegos.

Nuestros niños han sido una continua fuente de alegría y han tenido un papel activo y central en nuestra misión. El espíritu de todas las personas de la misión ha sido muy alto y la oración, dentro y fuera de la misión, muy intensa. Por eso todo lo complicado se hizo sencillo y nos hemos enriquecido tanto. Así lo sentíamos cuando, cada noche en la capilla, todos poníamos frente al Santísimo las vivencias y personas que íbamos conociendo.

Hemos aprendido a valorar algo que tenemos y que, al contactar con la gente de allí y con otras comunidades que dan vida en esas parroquias, nos damos cuenta de que no es evidente: es sencillamente que en Schoenstatt aprendemos a ser y hacer Familia, a vincularnos unos a otros y vivir a Dios en el amor sencillo entre padres, hijos, esposos, hermanos, abuelos… haciéndose extensivo a las personas cercanas que necesiten sentirse en familia, en cualquier ámbito donde nos encontremos.

Esto es lo que hemos dejado a quienes nos han abierto su casa y su corazón. Los frutos de esta misión y la transformación de los corazones están en manos de María, que en su imagen Peregrina nos ha acompañado y abierto puertas. Ahora Ella se ha quedado para repartir sus gracias en algunas familias de allí, con las cuales seguiremos en contacto.

Nacho y Silvia Braquehais Abollado

 


 

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Last Update: 23.04.2009