La característica de las Hermanas de María es el amor

Atibaia, Brasil: vestición de cuatro novicias del Instituto de las Hermanas de María de Schoenstatt

Jóvenes en la procesión Youth leading the procession Jugendliche führten die Prozession an
Mons. José María Pinheiro Mons. José María Pinheiro Bishop  José María Pinheiro Bischof  José María Pinheiro
Procesión de las novicias al Santuario Procession of the novices to the Shrine Prozession der Novizinnen zum Heiligtum
Rito Rite Beim Ritus
Bendición Blessing Segen Fotos: Ir. Nilza © 2009 Álbum de fotos – photo album – Fotoalbum

BRASIL, Hna. M. Nilza P. Da Silva. "La característica de las Hermanas de María es el amor... ellas manifiestan el amor de Dios en medio de nosotros. Es lo que experimenté todas las veces que visité sus casas en esta diócesis y en San Pablo, cuanto era obispo de la región episcopal de Ipiranga", manifestó Mons. José María Pinheiro en la homilía de la vestición de cuatro novicias del Instituto de las hermanas de María de Schoenstatt.

Centenares de personas participaron en la celebración, el 14 de febrero de 2009, llegadas de las diócesis de origen de las jóvenes, de las ramas, Federaciones e institutos de la Obra de Schoenstatt.

A las 9,30 hs. comenzó a repicar alegremente la campana del Santuario en Atibaia. Delante de él todos se callan y miran hacia la entrada de la casa provincial, de donde salen cuatro jóvenes con blancos vestidos nupciales que quieren consagrarse enteramente a Cristo, al servicio de la Iglesia, por medio de la Obra de Schoenstatt.

El amor es la esencia del cristianismo

Las Hnas. M. Ana Claudia, M. Bruna, M. Esmeralda y M. Josiane – tales sus nombres a partir de hoy – reflejan su felicidad en sus amplias sonrisas y en el brillo de sus ojos. Con ellas viene el obispo que preside la celebración: Mons. José María Pinheiro, de la diócesis de Bragança Paulista, el P. Domingo Paza, capellán de las Hermanas de María, el P. Fiori, pallottino, el P. Jeremías, de la parroquia de Cristo Rey, en Atibaia, el P. Casiano, de la parroquia de Santa Lucía y San Carlos Borromeo, en San Andrés, y el P. Claudinei, de la diócesis de Jacarezinho, que actuó como maestro de ceremonias. Un diácono permanente de Maringa también colaboró en esta solemnidad: es el diácono Anderson, de Jacarezinho, y varios monaguillos.

Todos colaboraron en sacralizar ese momento, en el que las jóvenes se consagran indivisamente a Dios. El coro "Bel canto", unido al de las Hermanas de María, hizo que por medio del canto sea más fácil encontrar a Dios.

En la homilía, Mons. José María abre su corazón y canta un himno en honor de las Hermanas de María: "Ellas irradian amor. El amor es la esencia del cristianismo. No digo esto porque soy el obispo de esta diócesis, sino que todos los que vienen aquí o que visitan otras casas de las Hermanas de María lo experimentan en la sonrisa y en la servicialidad de ellas. Con eso nos dan un testimonio de aquello que es esencial en nuestra fe. el amor.

Las Hermanas de María de Schoenstatt expresan el amor de María sirviendo a Cristo y compartiendo con todos la alegría de estar consagradas a Él.

En ese clima de amor y de alegría recibimos a las nuevas Hermanas de María que hoy tienen su vestición. Queremos compartir la alegría de ellas y rezaremos para que sean testimonios del amor".

Es como si el cielo estuviese aquí, en la tierra

La homilía del obispo nos mostró la felicidad de estas cuatro nuevas Hermanas de María. En este día se concreta el sí que dieron al llamado divino para testimoniar el amor que María vivió, testimoniar la presencia de Cristo y su amor incondicional al Padre. A partir de hoy, ellas se donan enteramente por la misión de la Madre y Reina en su Santuario.

"Es como si el cielo estuviese aquí, en la tierra. ¡Qué liturgia más sagrada!" exclama el diácono Anderson. Lo embarga la emoción cuando las jóvenes salen con sus vestidos blancos y retornan con el vestido de María. La misma emoción inunda los corazones de sus padres y parientes. Es la primera vez que ven a sus hijas, a sus amigas, vestidas como Hermanas de María de Schoenstatt. Y como una señal de que el cielo realmente se abre sobre la tierra, comienza a llover. Primero suavemente, pero a lo largo del día se transforma en una lluvia torrencial. Son las gracias sin medida que Jesús envía en respuesta a la consagración de la vida de esas jóvenes.

Terminada la consagración, Mons. José María da la bendición final, y después de la felicitación de sus padres todos pueden saludar a las nuevas Hermanas de María. La Obra de Schoenstatt está más fuerte, la Iglesia más rica, pues cuatro jóvenes más han consagrado su amor virginal y toda su vida a Cristo, para armarlo y servirlo colaborando así en la construcción de un mundo nuevo.

• Fuente: www.maeperegrina.com.br

Traducción: aat, Argentina