Por primera vez en un Santuario
Encuentro anual de la Campaña en Oberá, Misiones, Argentina
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Delegación de Barranqueras frente del Santuario en Oberá The delegation from Barranqueras at the Shrine in Oberá Die Delegation aus Barranqueras vor dem Heiligtum in Oberá |
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Rosario Iluminado organizado por la delegación de Chaco Illuminated Rosary, sponsored by the delegation from Chaco Lichter-Rosenkranz, organisiert von der Delegation aus der Provinz Chaco |
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La bendición del Obispo de Posadas The bishop of
Segen des Bischofs von Posadas |
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Un nuevo Joao Pozzobon: Momentos en que es trasladada la Imagen Auxiliar de Chaco, para volver a casa. A new John
Pozzobon carrying the he Auxiliary of
Ein neuer Joao Pozzobon? Die Auxiliar der Provinz Chaco wird für die Heimfahrt zum Bus getragen Fotos: Baltazar Almirón © 2008 |
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Argentina, Baltasar Almirón. El pasado 24 de noviembre, muy cansados por el viaje pero con una gran alegría espiritual, regresaron los misioneros que el día anterior habían partido desde la ermita de los trabajadores recién bendecida en Barranqueras, Chaco. Junto con un grupo de Misioneros de Resistencia (en el Chaco) y Fontana (en Formosa), en total 48 misioneros, viajaron entusiasmados al encuentro anual de Misioneros del Noreste argentino (NEA) que se realizaron en el Santuario de Schoenstatt de Oberá, provincia de Misiones.
Fueron recibidos por la Hna. Elsa María en representación de todas las Hermanas de Maria de Schoenstatt, y por el Obispo de la diócesis de Posadas, Mons. Juan Rubén Martínez.
Compartieron una animosa jornada de oración y formación junto a las delegaciones de las provincias del nordeste argentino: Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones; en la que se mezclaron muchas emociones: las de antiguos misioneros que después de muchos años de servir a la Madre y Reina renovaban su alianza de amor, y las de otros misioneros nuevos que por primera vez visitaban un Santuario. María, como buena Madre, los reunió a todos en "su casa" para cobijarlos, transformar sus corazones y enviarlos con más fuerza a cumplir con sus deberes de estado y de cristianos, en la santidad de la vida diaria.
Al volver a Barranqueras se escuchaba un solo comentario, un sueño surgido desde lo más profundo del corazón: ¡el próximo viaje será a Alemania!