No me habéis elegido vosotros...

Vestición de cuatro novicias de las Hermanas de María en Burundi

Las novicias The novices Die Novizinnen
Mons. Evariste entrega las velas Archbishop Evariste gives the candles to the novices Erzbischof Evariste überreicht die brennenden Kerzen
Las novicias repartan la comunión The novices give the Holy Communion Die Novizinnen teilen die heilige Kommunion aus
Procesión Procession Prozession
Las novicias en el Santuario The novices in the Shrine Die Novizinnen im Heiligtum
Saludos Speeches Grußworte Fotos: Sr. M. Lisette Seitzer Álbum de fotos – photo album – Fotoalbum

BURUNDI, Hna. M. Lisette Seitzer. "No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido..." (Juan 15,16). Las cuatro novicias escribieron esta frase del Evangelio según San Juan en su tarjeta de invitación a la ceremonia de la vestición. Y la alegría por esta elección se veía en los rostros de las novicias que el pasado 28 de septiembre, a las 9,15 hs., con el sol de la mañana iluminando sus vestidos nupciales, iban en procesión al Santuario llevando una azucena en sus manos.

Mons. Evariste Ngoyagoye, arzobispo de Bujumbura, las bendijo en el Santuario y las acompañó en solemne procesión hasta la parroquia. El coro de los catequistas cantó en el camino, seguido de bailarinas y bailarines, parientes de las novicias y un grupo de niñas vestidas de blanco, que precedían a las novicias, las Hermanas, el Arzobispo y el párroco.

Escucharon el llamado de Dios

Para la solemne entrada en la iglesia repleta, el coro de niñas cantó: "Alabado sea Dios, que nos ha llamado aquí..." Todos los ojos se dirigieron hacia las novicias que entraban al templo con sus rostros radiantes. Ocho sacerdotes concelebraron con el arzobispo. Después de las palabras de saludo, el párroco le expresó al arzobispo su alegría por poder celebrar esta gran e importante fiesta con todos los allí presentes. El coro de la escuela superior de comercio y el de la escuela de catequistas se alternaron durante la celebración de la Sta. Misa. Todos los fieles los acompañaron cantando con entusiasmo. Un grupo de chicas bailó detrás del comulgatorio y los niños delante de él. En la breve homilía, el Arzobispo agradeció a las Hermanas de María por su compromiso con la diócesis y animó a las novicias para que también en adelante escucharan con ánimo el llamado de Dios y cumplieran su voluntad en la vida cotidiana, con la certidumbre de que Dios siempre estaría con ellas y las guiaría con todo su amor.

Ellas deben y pueden irradiar y regalar este amor de Dios en el mundo. La superiora provincial, Hna. Renata María, y la delegada, Hna. Pía Marit, llamaron entonces a las novicias con sus nuevos nombres: Hnas. M. Evelyne, Mariette, M. Joseline y M. Yvonne. El arzobispo les entregó a cada una el vestido de María, el velo, la medalla y un cirio. Se dirigieron a la sacristía para vestirse mientras los asistentes cantaban el Credo y rezaban la oración de los fieles. Las novicias entraron al templo con sus blancos vestidos de Hermanas llevando los dones para el ofertorio: pan y vino. Las precedía una pequeña niña que llevaba un gran ramo de flores. Las novicias entregaron al arzobispo las ofrendas y se dirigieron ante la imagen de la MTA. Allí depositaron el ramo de flores y rezaron una breve oración de gratitud y de consagración.

Un signo de bendición

Toda la Sta. Misa fue una expresión de gratitud y alabanza. Después comulgar, las novicias fueron invitadas a ayudar a repartir la comunión. Cristo es el más hermoso regalo que ellas podían dar a los demás en su día de fiesta. En la acción de gracias todos los presentes bailaron o batieron palmas espontáneamente: así manifestaron su júbilo y su alegría.

Finalmente todos los presentes se dirigieron al Santuario, donde las novicias rezaron una oración de gratitud y recibieron la bendición. Delante del Santuario las esperaban unas niñas pequeñas para felicitarlas y entregarles una azucena a cada una. Los parientes ya no podían esperar más para felicitar a sus novicias y alegrarse con ellas en esta fiesta. El almuerzo en el Centro de la Alianza dio nuevamente la oportunidad para expresar la alegría y la gratitud de todos. La Hna. Renata María, el padre de una novicia, un representante de los invitados y el arzobispo, pronunciaron unos discursos y felicitaron a las novicias deseándoles muchas bendiciones para su vida. Cuando se despedían los invitados cayeron algunas gotas de lluvia como signo de especiales bendiciones del cielo.

Traducción: aat, Argentina