Jesús vive ahí, no nos cabe la menor duda.

Nuestro compromiso con las Toba Qóm

Los Toba Qóm en Cerrito The Toba Qóm in Cerrito Die Toba Qóm in Cerrito
Servir a los más pobres… Serving the most poor ones Den Ärmsten der Armen dienen
Santa Misa Holy Mass Heilige Messe Fotos: Mision San Francisco Javier © 2008

PARAGUAY, Carlos Alberto Ovando. En la primera semana del mes de mayo del año 2006, el curso Nazareth (Curso 6) de la Federación Apostólica de Familias, se encontraba desarrollando el tema sobre los hermanos separados. En búsqueda de tener información más veraz, Margarita Alegre dijo conocer a un sacerdote quien no tendría problemas en compartir su experiencia con nosotros. Fue así que invitamos al Padre Leopoldo Esteban, sacerdote argentino, responsable de la Pastoral Indígena de la Comunidad Misionera San Francisco Javier y cuyo centro se encontraba en la Comunidad Toba Qóm, km. 42,5 ruta Transchaco, Cerrito.

Luego de desarrollar su tema e intercambiar ideas, pasamos a escuchar lo que tenía que decir sobre su tarea misionera. Hasta ese momento, nosotros no sabíamos de la inmensa obra de caridad en la cual estaba embarcado el padre Esteban. De hecho, ya hacia unos cuatro años que estaba viviendo dentro de esa comunidad. Él había dejado su colegio en Buenos Aires, donde se desempeñaba como director de una institución con más de 1200 alumnos; y comentaba que su padre le había dicho una vez "Si vas a ser sacerdote de verdad, debes dedicarte a los pobres y no aburguesarte en una oficina".

Fue así que vino con otros compañeros a visitar a algunos hermanos de su comunidades Paraguay, volvió un instante a la Argentina y luego regresó para quedarse, hasta hoy día.

En realidad, necesitaba una farmacia

Le preguntamos si tenía alguna necesidad...la pregunta en realidad fue tonta. Cuando empezamos a viajar hacia esa comunidad, nos percatamos que cualquier ayuda que diéramos era poca. Es tal el abandono del estado, que los indígenas de esa parcialidad viven, sin afán de exagerar, prácticamente en la indigencia. Abuelas, madres, padres, jóvenes, niños de ambos sexos, pasando por las más básicas necesidades y donde el padre Esteban era el eje central de la supervivencia.

De ahí que preguntarle sobre sus necesidades, era una pregunta que le avergonzaría a cualquiera, aunque el padre encontró una voz de Dios en todo esto. Fue grande su sorpresa al descubrir que al venir a un grupo de matrimonios a dar una charla, se encontró con que podía recibir ayuda. "Mañana les envío un mail y les cuento -nos dijo-, luego decidan dónde pueden hacer más esfuerzo, les enviaré una lista destacando las prioridades".

En su lista, figuraba primeramente "medicamentos", de todos los colores y tamaños, sólidos y líquidos; en realidad, necesitaba una farmacia. Luego alimentos y por último ropa. Ante esta coyuntura, nos pusimos las pilas, sin antes suspirar: "Dios mío, donde nos metimos". Cada uno hizo su parte, visitamos laboratorios, pedimos presupuestos y pedimos donaciones. Luego hicimos una travesía para llegar hasta cerrito y llevar las provistas. Lo que vimos y sentimos, no es posible relatarlo. Sin temor a equívocos, podemos decirles que vimos hermanos nuestros viviendo prácticamente en la edad de piedra. Gente de todas las edades, con hambre, frío y viviendo bajo carpas de hule, a pesar de todos los esfuerzos del padre Esteban.

Jesus vive ahi

Hasta hoy día, todos los meses nos ponemos las pilas y sea como sea y tengamos lo que tengamos, vamos hasta allá; Jesús vive ahí, no nos cabe la menor duda. Pero, en honor a la verdad, no somos los únicos que apoyan la tarea de evangelización del padre Esteban. Además, de repente, en los peores momentos, aparecen "donantes" quienes nos ayudan a ayudar.

Quisimos compartir con ustedes esta experiencia a ver si alguien se acopla a la tarea de ayudar y ver que nuestros hermanos más desposeídos, puedan vivir mejor. Gracias en nombre de la Mater y de los Toba Qóm.

• Ver tambien www.misionsanfranciscoj.org