Esfuerzos empresarios para transformar la sociedad

Dos empresarios schoenstattianos fueron premiados por ADEC

Pedro Peyrat, empresario premiado Pedro Peyrat Pedro Peyrat, “Unternehmer des Jahres” 2007
Graciano (Yoni) Pereira con su familia Graciano (Yoni) Pereira with his family Graciano (Yoni) Pereira mit seiner Familie Foto: Tuparenda © 2008

PARAGUAY, Marcelo Luzardi. ADEC (Asociación de Empresarios Cristianos) es una organización que, inspirada por valores cristianos, promueve la transformación personal del empresario, la cultura empresarial de la excelencia, la responsabilidad social y el fortalecimiento de la sociedad civil.

La ADEC cree que el reconocimiento público, así como la promoción y difusión de estos ejemplos, son indicadores del sentido y la dirección de los esfuerzos empresarios para una verdadera transformación de nuestra sociedad. Por eso cada año otorga la distinción más importante del país a empresas y empresarios que se destacan por su éxito, su eficiencia, su honestidad y su responsabilidad social.

En la premiación de los dos últimos año, la distinción recayó en empresarios schoenstattianos: Como "Empresario del año" fue distinguido en 2006 Graciano (Yoni) Pereira y en el año 2007 Pedro Peyrat .

Quisimos entrevistarlos para saber algo más de este logro profesional y aquí están sus respuestas:

Pedro Peyrat:

¿Qué significa para usted haber recibido el premio de ADEC?

R: Para mí es una alegría y "da gusto" recibir un premio, porque es algo diferente; pero también es un compromiso que le obliga a uno a seguir en la misma línea. En mi vida no recibí muchos premios, lo cual no significa que la vida no me haya premiado, y mucho.

¿Cómo comparte este premio con sus empleados y cómo lo recibieron ellos?

R: Uno de los premios que me dio la vida es el de las personas que me acompañaron y acompañan en el trabajo. Juntos creamos una empresa donde uno de los activos más importantes es el de tener una "cultura empresarial propia", basada en la seriedad de nuestras relaciones y en el prestigio que conlleva ser una referencia en el mercado farmacéutico local e internacional. Creo que los empleados lo recibieron con alegría y con el orgullo de pertenecer a la empresa.

¿La pedagogía de Schoenstatt se refleja en su trabajo y en este premio?

R: La pedagogía de Schoenstatt atraviesa más de 30 años de mi vida en todos los aspectos: personal, familiar, laboral y social.

Y este premio refleja la formación que recibí de mi familia, mi temperamento y el pensamiento del Padre Kentenich. Pero pienso que son otras las personas que deben hablar al respecto.

Recibir un premio es un momento de alegría ¿hubo momentos de sacrificios?

R: Para mi hablar de sacrificios es mucho, pero no quiere decir que haya sido fácil, yo más bien diría que hubo y hay muchos momentos de esfuerzo.

¿Cuáles fueron sus herramientas para lograr este reconocimiento?

R: Algunas de las herramientas fueron: la constancia, la tenacidad, la seriedad para encarar las relaciones laborales (con los empleados) y las comerciales (con los clientes), además de la fe práctica en la Divina Providencia.

¿Qué mensaje le daría a los empresarios?

R: Que deben trabajar por formalizar las empresas en todos los aspectos, ya que está cada vez más claro que solo con las empresas serias se podría seguir trabajando. Hacer lo ordinario extraordinariamente bien.

Graciano (Yoni) Pereira:

¿Qué significa para usted haber recibido el premio de ADEC?

Ser empresario en este país es un gran desafío y si a eso le agregamos "empresario cristiano" es más que un desafío, un compromiso. Aparte de ser una gran honra para mi, mi familia y mi grupo de colaboradores, pues sin el apoyo constante de ellos no hubiera sido posible alcanzar tan importante distinción.

¿Cómo comparte este premio con sus empleados y cómo lo recibieron ellos?

Cada uno de ellos es una pieza muy importante: juntos formamos el motor que mueve a esta gran maquinaria que son nuestras empresas y ellos se sintieron partícipes y corresponsables de este gran galardón

¿La pedagogía de Schoenstatt se refleja en su trabajo y en este premio?

Tuve la suerte de ingresar junto con mi señora al Movimiento del Schoenstatt hace mas o menos 15 años y a partir de ahí se consolidó más mi compromiso no solamente con mi pequeña familia, sino con todos los que me rodean en la actividad laboral. Dando testimonio de alegría en hacer lo que me apasiona, que son los desafíos laborales.

Recibir un premio es un momento de alegría, ¿hubo momentos de sacrificio?

Hay una frase que me gusta y no sé quien la escribió, pero la leí por primera vez escrita en la parte posterior de un colectivo: "Muchos ven mi progreso, pocos mi sacrificio". Esta frase me recuerda mi actividad cotidiana, los sacrificios y renunciamientos, por así llamarlos, son viajes a cualquier hora del día, comer y dormir donde encuentre un lugar disponible para hacerlo, no estar cerca de la familia como me gustaría, y aparte de eso cumplir con mis actividades de schoenstattiano, (reuniones de grupo, jornadas, retiros, etc) que muchas veces las hago al llegar de un viaje cansado y agotado. Pero siempre me esforcé por estar en las que podía, porque me dan la fortaleza que me impulsa a la acción.

¿Cuáles fueron sus herramientas para que la empresa logre este reconocimiento?

Hubo varios factores; entre las cuales puedo citar: la perseverancia, el riesgo, la firmeza, y el rodearme siempre de personas muy eficientes, sin escatimar esfuerzo para lograr una alta capacitación profesional de todas ellas.

¿Qué consejo le daría a nuevos empresarios?

El mismo consejo que les doy a mis hijos que trabajan conmigo; que amen su trabajo, que trabajen con honestidad y humildad, y que no se alejen de la familia ni de Dios.

Fuente: Tuparenda, Julio de 2008