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La fundación Dequeni le cambió la vida a Ángel Bogarín
Nachrichten - News - Noticias
 published: 2008-07-25

"Empecé a trabajar a los 6 años"

La fundación Dequeni le cambió la vida a Ángel Bogarín... y se la sigue cambiando a miles de niños

 

Abschied am Urheiligtum

Dequeni cambia la vida de ellos y tantos niños

Dequeni makes a difference for them and so many children

Dequeni verändert ihr Leben und das so vieler anderer Kinder

 

Gebet auf der Schwelle  

Angel Bogarín, es-beneficiario de Dequeni

Angel Bogarín was supperted by Dequeni; today he rallies against child labor

Angel Bogarín wurde von Dequeni unterstützt; heute setzt er sich aktiv gegen Kinderarbeit ein

 
Mit unserem gelebten Liebesbündnis wollen wir den Weltjugendtag und Schönstatt verbinden.  

Ronaldo (5), Joel (8), María Elisa (9) y Liz Gabriela (11) y Gabriela (4) son todos hermanos y vinieron a recibir sus becas escolares acompañados de su mamá.

Ronaldo (5), Joel (8), María Elisa (9), Liz Gabriela (11) and Gabriela (4) are siblings, and came together with their mother to receive their scholarships

Ronaldo (5), Joel (8), María Elisa (9), Liz Gabriela (11) und Gabriela (4) sind Geschwister und kamen zusammen mit ihrer Mutter, um ihre “Schultüte” abzuholen

 
Gebet auf der Schwelle  

Shirley Ortega asiste al 5to. Grado de la Escuela 254 de Caacupé, vino con su mamá Odila Ortega a recibir la beca escolar.

Shirley Ortega is in the 5th grade of School 254 in Caacupé, she came with her mother, Odila Ortega to get her scholarship

Shirley Ortega geht in die 5. Klasse der Schule 254 in Caacupé; sie kam mit ihrer Mutter, Odinal Ortega, ihr Stipendium abholen

Fotos:  Dequeni  © 2008

 
Mit unserem gelebten Liebesbündnis wollen wir den Weltjugendtag und Schönstatt verbinden.  

Niños del jardín de infantes en Eschersheim, Frankfurt, Alemania, vendieron manualidades para ayudar a sus amigos en Paraguay

Children of  the Saint Joseph Kindergarten from Eschersheim close to Frankfurt, Germany, sold crafts to help their friends in Paraguay

Kinder des Kidnergarten St. Josef in Eschersheim bei Frankfurt bastelten um die Wette, um ihren Freunden in Paraguay zu helfen

 
Gebet auf der Schwelle  

La alegría de compartir

Joy in sharing

Freude am Teilen

Fotos: U.Doll ©2008

 
   

PARAGUAY, Dequeni / mkf. Ángel Bogarín es paraguayo y tiene 22 años. Cuando era pequeño debió trabajar en la calle para poder sobrevivir. Con la ayuda de la fundación Dequení pudo formarse, y mejorar su calidad de vida. Dequení es una ONG paraguaya que asiste a niños y familias necesitadas, fundada por jóvenes del Movimiento de Schoenstatt hace más de 20 años. Trabaja en relación con el Movimiento, según los principios pedagógicos del Padre Kentenich, y sobre todo bajo la protección de la Virgen de Schoenstatt.

La BBC Mundo recogió el testimonio de Ángel Bogarín cuando se conmemoró el día mundial contra el trabajo infantil. Ángel contó:

Empecé a trabajar cuando tenía 6 años. Originalmente mi familia era del campo. Teníamos cosecha, comida abundante. Para mí era como un paraíso. Pero cuando tenía cinco años vino una creciente y destruyó toda la cosecha. Perdimos todos los animales, nos quedamos sin nada.

Un mes después murió mi hermano mayor, que era el que nos cuidaba y nos sustentaba. Entonces mi papá se quedó con mi hermano menor y mi mamá se fue con mis dos hermanos mayores. Yo me fui a vivir al campo con una tía.

De los seis a los ocho años trabajé en el campo. Me levantaba a las cuatro de la mañana, cuidaba de las vacas, las alimentaba y las llevaba hasta el corral. Después iba a la escuela, y a la vuelta buscaba leña, siempre trabajaba.

Tenemos que trabajar

Cuando tenía ocho, mi mamá volvió y me llevó con ella a vivir a Asunción. Ahí mi hermano mayor, que tenía once años, me dijo: "tenemos que trabajar".

A la mañana vendíamos panchos (perros calientes) y a la noche cuidábamos autos por el centro, en una plaza frente a la catedral.

Me acuerdo que había algunas chicas mayores que también cuidaban autos. En mi primer día una chica me dijo que yo estaba sacándole su puesto y me tiró un vidrio, que me rompió la frente. Es lo primero que recuerdo. También a veces un auto me pisaba el pie. Por momentos me sentía maltratado y rechazado por los conductores.

Pero después ya me pareció más una aventura. No pasaba hambre pero sí sentía la falta de mi hermano mayor y de mi padre.

Mi mamá tampoco estaba mucho en casa, porque trabajaba como empleada doméstica. Mi hermano y yo vivíamos con nuestra madre y teníamos un padrastro.

Mi padre vivía lejos, pero sabía de nuestras vidas. Él venía a visitarnos de vez en cuando y trataba de mantener a mi hermano menor. Siempre me prometía que iba a conseguir una casa e íbamos a estar todos juntos otra vez.

Encontré un lugar donde me podía sentir más aceptado.

Cuando cumplí diez años ya me cansé de trabajar tanto. Lustraba botas por la ciudad y además seguía yendo a la escuela. Fue por esa época que mi mamá y mi padrastro estaban buscando un segundo carrito para los panchos, y les dijeron que había una fundación (Dequeni) que los podía ayudar.

Fuimos y nos explicaron que no daban carritos de panchos, pero sí ayudaban a los niños con útiles y pagando la escolaridad. Además te alimentaban y te cuidaban.

Eso cambió mi vida. Encontré un lugar donde me podía sentir más aceptado. Las profesoras de la fundación me aconsejaban, me alentaban y sobre todo me daban amor.

Como ellos trabajan con niños en edad de primaria, cuando pasé al secundario ya no me podían cubrir los estudios y los útiles. Después de eso me quedé en la fundación para ayudar a las profesoras, como un voluntario. A los 18 años gané una beca a través de la fundación y la AFS (una ONG que se dedica a intercambios culturales), y me fui a Jamaica por un año.

Cuando volví estuve desempleado un año hasta que conseguí trabajo vendiendo seguros médicos. Ahora trabajo por cuenta propia, soy revendedor de cosméticos.

También estoy trabajando con la Iglesia para crear una fundación para ayudar a niños que trabajan. Me encantaría trabajar en contra del trabajo infantil, y especialmente en hacer que los padres tomen conciencia de que puedan amar a sus hijos y cuidarlos. Eso es para mí el trabajo más grande que se puede hacer."

Hay tantos niños como él...

¡Hay tantos niños como Ángel! En las calles de Asunción, en las calles de otras ciudades, niños cuyas vidas se pueden cambiar tan fácilmente... Niños que algún día podrían cambiar la vida de muchos. Con un solo aporte de U$S 55 (40 €) un niño recibirá una beca solidaria, una mochila con todos los útiles necesarios, el uniforme completo, la inscripción en la escuela de su comunidad y el seguimiento hasta concluir el ciclo escolar.

¡Hay tantos niños que necesitan solo un poco de ayuda!... y hay tantos niños que quieren ayudar a otros niños. Así lo hicieron los niños del Jardín de Infantes San José, en Eschersheim, cerca de Frankfurt, Alemania. Ya es el segundo año que deciden compartir sus cosas con sus amiguitos de Paraguay. Para la fiesta de San Martín de Tours, el santo solidario, en noviembre de 2007, no solo cocinaron tortitas y las vendieron a sus papás (idea genial), sino que además llevaron sus propios libros de dibujos para venderlos en la feria de Adviento. Los 64 Euros que así ganaron los llenaron de orgullo y los motivaron a continuar en cuaresma. Junto con sus papás, a los que lograron entusiasmar para el proyecto, hicieron velas, ramos de flores, conejos de madera, vasitos y mucho más para Pascua. ¡Grande fue la alegría al hacer cosas tan lindas, grande también la alegría en los días de venta!... y grande la sorpresa cuando hace unos días pudieron enviar un total de 484 € para Dequeni. ¡Son 12 becas, 12 niños de Paraguay que pueden ir al colegio por un año!

Si todos supieran que es tan fácil cambiar el mundo ¿no harían algo para lograrlo?

Entonces, ¡difunda la noticia! ¡Cuénteles a todos sus amigos y conocidos!

 



 

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Last Update: 29.07.2008