Arriesgar lo que sea posible

En el cierre de la Jornada nacional de los católicos, Mons. Zollitsch alentó a los participantes a mirar con realismo en los hogares, en las escuelas, en los lugares de trabajo, en los hospitales...

Erzbischof Dr. Robert Zollitsch, Vorsitzender der Deutschen Bischofskonferenz, beim Einzug
Die Schönstattfahne hat sich unter die Fahnenträger eingereiht Fotos: POS Brehm © 2008
Erzbischof Dr. Robert Zollitsch, Freiburg, Bischof Dr. Franz-Josef Bode, Osnabrück, Bischof Dr. Gebhard Fürst, Rottenburg, Erzbischof Dr. Reinhard Marx, München, Erzbischof Dr. Jean-Claude Périsset, Apostolischer Nuntius in Deutschland, Berlin, Adrianus J. Kardinal Simonis, Nieuwkuijk/Niederlande, Erzbischof Dr. Werner Thissen, Hamburg
Viele Schönstätter waren am Halstuch mit dem Schönstattlogo zu erkennen Fotos: POS Fischer © 2008
4 Tage als Helfer sind vorüber: glückliche Mitglieder der Schönstatt-Mannesjugend, Trier
Es hat Freude gemacht, Mutter-Eltern-Segen beim Katholikentag in Osnabrück zu organisieren
Steht auf ... geht hinaus ins Weite
Fotos: POS Brehm © 2008

JORNADA NACIONAL DE LOS CATÓLICOS, mkf. Con una solemne Eucaristía celebrada en el estadio Illoshöhe, el domingo 25 de mayo finalizó en Osnabrück la 97ª Jornada nacional de los católicos. Participaron unas 25.000 personas. Algunas habían llegado ya varias horas antes para conseguir un buen lugar. El celebrante principal fue el presidente de la Conferencia episcopal alemana, Mons. Dr. Robert Zollitsch, que estimuló a la concurrencia a mirar con realismo, con una visión honesta, solidaria, la vida concreta en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en los hospitales... Los cristianos no pueden conformarse con el dolor, la pobreza, la soledad y la injusticia, con un injusto reparto de la riqueza en el mundo. Un orden mundial egoísta, que reparte entre pocos la riqueza, está destinado al fracaso. El buen humor que ha caracterizado a la Jornada nacional de los católicos, fue capaz incluso de superar la llovizna de esa mañana.

En ómnibus, en autos y a pie, la gente siguió llegando al lugar de la Misa de clausura. En las gradas superiores ondeaban las banderas de las asociaciones y parroquias y entre ellas una enorme bandera de Schoenstatt, meta del objetivo de las cámaras de muchos fotógrafos, como también las pañoletas y banderines – visibles de vez en cuando – que se movían al compás de las canciones religiosas. En el altar situado en el centro del estadio, acompañaron, entre otros, al celebrante principal Mons. Dr. Robert Zollitsch, el nuncio apostólico en Alemania, Mons. Jean Claude Perisset, Mons. Franz Josef Bode, obispo de Osnabrück, Mons. Werner Thissen, de Hamburgo, Mons. Gebhard Fürst, de Rottenburg – Stuttgart, Mons. Dr. Reinhard Marx, de Munich, y el Cardenal Adrianus Simonis, de Holanda.

Que no nos llaguemos el alma con tantos obstáculos y estrecheces

En la homilía, Mons. Zollitsch habló con mucha compresión de la tensión entre la enorme dinámica – de fuerza avasalladora – del salmo "Nos llevas a campo abierto", lema de la jornada de los católicos, y la estrechez del marco en el que se desarrollan las posibilidades de formar la vida concreta. "Hace falta mucha aceptación de las realidades de la vida para que no nos llaguemos las almas con tantos obstáculos y estrecheces", dijo. "Se necesita mucha fuerza y apoyo para no perder la esperanza". No, este no es un catolicismo suave, es la respuesta pastoral a todo aquello que padecen sus miembros en las llagas y heridas, en la lentitud y formalismo de la Iglesia y en las limitaciones humanas de quienes, a pesar de todo, la quieren amar. Si no la amaran, no se iban a lastimar. Pero no debemos lastimar las almas, para que permanezca la fuerza de lograr algún día la transformación.

"Nos llevas a campo abierto’": esto suena como cuando alguien toma cuidadosamente en sus manos nuestra cabeza inclinada, la levanta y nos hace mirar fuera de nuestra vida cotidiana", dijo Mons. Zollitsch. Y queridos hermanos y hermanas, como podríamos cantar de la felicidad en la amplitud, como podríamos hablar de tal esperanza, si la mirada a la amplitud no la vinculáramos también con una firme mirada a lo cercano. Miremos en los hogares en los que vivimos, en las escuelas, en los centros de enseñanza y en los lugares de trabajo en los que pasamos buena parte del día. En los hospitales, en los que no poca gente lucha por la fuerza de la esperanza y donde la estrechez de la desesperación hace llorar. "Nos llevas a campo abierto", esto no significa que me escabulla de esta vida, sino que entre en esta amplitud, la amplitud no solo de mi vida, sino también de la de los demás. ¡Arriesgamos lo que sea posible! La amplitud de Dios abre nuevas perspectivas y crea nuevas posibilidades".

Más solidaridad

Al mismo tiempo, Mons. Zollitsch (miembro del Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt) demandó más solidaridad, tanto en lo global como en lo cercano y concreto. "Ante Dios no puede existir una vida a costa de los demás. Sufrimos porque a algunos les va mejor materialmente y los demás están mal, no sabemos como estarán mañana. Sufrimos porque algunos llegan sanos al mundo y otros lo hacen enfermos o lisiados. Sufrimos por las muchas injusticias. Debe desbaratarse una sociedad que no ayuda a levantarse a los que no pueden ir por la vida por sus propias fuerzas, y un orden mundial que reparte egoístamente entre unos pocos los bienes que Dios ha creado por amor a los hombres. Por eso no podemos ni debemos conformarnos con que los bienes de la tierra sean retenidos por unos y que sirvan a otros para el incremento de la riqueza y de la influencia". En lugar de hacer demandas sociales exageradas al Estado y de tener una mentalidad asistencialista, necesitamos una sociedad solidaria. "Que Dios me saque a campo abierto, hacia la amplitud, significa también que él me libere de una mirada egocéntrica, del temor de tener que sostenerme permanentemente a mí mismo. Él hace que mi corazón sea amplio y me permite reconocer en los demás al hermano, a la hermana, y el lugar mi activa participación, tanto en la sociedad como en el ámbito de la Iglesia".

No quedarse detenido en los buenos recuerdos de lo que fue

El futuro de la Iglesia, dijo Mons. Zollitsch, comienza hoy. Por eso "no hay que mirar para atrás con vacilación ni quedarse detenido en los buenos recuerdos de lo que fue, o con el temor y la estrechez ante lo que pueda venir, sino dar el primer paso", pues como "bautizados y confirmados se nos exige, mirando al Señor Jesús resucitado, dar una creíble y cálida expresión al rostro de la Iglesia en nuestra sociedad, en nuestra época, en nuestro mundo. Es algo más que una estructura. Se trata de que muchas mujeres y hombres sean el rostro de la Iglesia en su propio ambiente, para los compañeros de trabajo, amigos y parientes, incluso para sus enemigos. Dios guía a la amplitud a la Iglesia del tercer milenio. Reflexionamos sobre nuestra misión. Es la misión de la Iglesia, es la noticia de todas las noticias, es el misterio de la fe. Anunciamos tu muerte, Señor, y proclamamos tu resurrección hasta que vuelvas en la gloria".La homilía de Mons. Zollitsch, varias veces interrumpida por aplausos espontáneos, fue recibida muy positivamente por innumerables medios

Al final de la Sta. Misa el presidente del comité central de los católicos alemanes, Sr. Hans Joachim Meyer, saludó al anterior presidente de la Conferencia episcopal, Cardenal Karl Lehmann, y a su sucesor, Mons. Zollitsch. Recordó a los pobres y a los privados de sus derechos en Darfur, Tibet, Myanmar y Zimbabwe. El arzobispo de Munich, Mons. Dr. Reinhard Marx, y el obispo evangélico Johannes Friedrich, invitaron a la segunda jornada ecuménica que se hará en Munich, en el año 2010. "El mundo debe ver que estamos más unidos que separados", dijo el obispo Friedrich. La próxima Jornada nacional de los católicos se hará en Mannheim, en 2012, cuando Schoenstatt recuerde los cien años del "acta de prefundación".

Después de la Jornada nacional de los católicos

Osnabrück vuelve a su ritmo normal. La joven camarera asiática del restaurante "Caballito de juguete" junto al auditorio municipal, atiende amablemente a un par de schoenstattianos que toman algo antes del viaje de regreso. Si, dice, tuvo mucho trabajo en estos días, nunca fue aburrido. Pero también le ha causado mucha alegría. "Todos eran muy dinámicos". También trabajan activamente quienes desarman los dos puestos del Movimiento de Schoenstatt. La Jornada de los católicos ¿termina realmente? Con un poco de nostalgia se hace el último camino hasta el auto, por la plaza del castillo.

¿Como habrá sido hace cuarenta años en Essen, después de esa Jornada nacional de los católicos en medio de la fiebre de los cambios conciliares, a la que el Padre Kentenich escribió su extenso saludo con el lema: "Alegres por la esperanza y seguros de la victoria, con María hacia los tiempos más nuevos"? Casi como: "Tú nos sacas al campo abierto", hacia la amplitud. Fueron las últimas palabras escritas que envió a su fundación en su camino a la amplitud. En ese entonces, en septiembre de 1968, el Padre Kentenich – eran los últimos días de su vida – invitó diariamente a los participantes en esa Jornada a hacerle un detallado relato de las corrientes de vida, de las experiencias. Decía que la Jornada nacional de los católicos debía ser objeto de estudio en Schoenstatt durante años.

¿Qué le cuenta Ud. a él? ¿Qué debemos estudiar de esta 97ª Jornada nacional de los católicos en Osnabrück?

Traducción: aat, Argentina