published: 2008-03-14 |
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Acompañando a JesúsEjercicios espirituales de la misión católica polaca de Coblenza, finalizan en Schoenstatt |
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SCHOENSTATT, mkf. Una mujer mira a su alrededor en la Iglesia de Peregrinos apenas iluminada. Entonces va hacia la imagen de la Mater y enciende una velita delante de ella. Sonríe y vuelve a la procesión que recorre, una tras otra, las estaciones del Vía Crucis. Es un día cualquiera de la semana, un miércoles por la tarde, a las seis y media. Ya atardece y hay viento, humedad y frío. Unas doscientas personas, entre ellas muchos matrimonios jóvenes y también muchos adolescentes, se reunieron en la Iglesia de Peregrinos, en Schoenstatt, para rezar el Vía Crucis. Fervientes oraciones y cantos resuenan en la gran iglesia. Con este Vía Crucis y con la celebración de la Sta. Misa terminan, en esta tarde del 12 de marzo, los ejercicios espirituales de la misión católica polaca de Coblenza. Todos los segundos miércoles de mes se celebra en Schoenstatt una Sta. Misa en polaco. En este mes coincidió con el final de los ejercicios espirituales que dirigió el P. Marian – que por mucho tiempo fue misionero en Camerún –; así surgió la idea de concluirlos en Schoenstatt. No podían hacerlo en el Santuario de las Familias porque hubiera sido demasiado pequeño para ello. Y así se llenó en esa tarde la Iglesia de Peregrinos con mucha gente que quería preparase para la Semana Santa con estos ejercicios espirituales. Habían comenzado el sábado, en Coblenza, tal como lo contó el P. Sławomir Nabodny, de la misión católica polaca. Hubo conferencias para los confirmandos – partiendo de las experiencias en el trabajo misionero en Camerún y de la fe de la joven comunidad de allá – ; conferencias sobre la oración, sobre el encuentro con Jesús en este tiempo litúrgico tan especial, Stas. Misas, confesiones. Todo esto se resumió y cerró esta noche con el Vía Crucis y la Sta. Misa. Mientras se rezaba en Vía Crucis y hasta que comenzó la Sta. Misa, el P. Alojzy Klein estuvo disponible para atender confesiones. Prepararon el Vía Crucis, con oraciones y cantos, el P. Marian y el P. Nabodny. Los monaguillos los precedían llevando velas encendidas. El P. Nabodny contó que hace algunos días, en una parroquia, le habló en polaco a un hombre después de rezar el Vía Crucis. Entonces le respondió balbuceando que no entendía ni una sílaba de polaco, pero iba con gusto al rezo del Vía Crucis porque el clima era tan hermoso y edificante. Es fácil creerlo al participar en este Vía Crucis en la Iglesia de Peregrinos. Con la Virgen PeregrinaDespués de finalizada la Sta. Misa, que concelebraron el P. Nabodny y el P. Marian, un hombre asumió la tarea de misionero para llevar la Peregrina a donde ella quisiera obrar. Pero no rezó solo la oración del compromiso misionero, sino que todos los demás misioneros se adelantaron y rezaron con él. Un hermoso signo del acompañamiento, en el verdadero sentido de la palabra. La Peregrina ha encontrado muchos misioneros entre los católicos polacos y así puede visitar los hogares y las familias. Y totalmente al final hubo aún una bendición para una joven madre, acompañada por su esposo, que hasta hace poco no sabía que esperaba un niño. Ambos estaban radiantes después de la bendición, y más aún cuando recibieron una imagen de la Mater y un par de escarpines para su bebé. La despedida fue muy cordial y muchos dijeron: ¡hasta el segundo miércoles de abril! Traducción: aat, Argentina |
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Last Update: 01.04.2008