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La fe en medio de lo cotidiano – Lo cotidiano en medio de la fe: tiempo
Reflexion - Reflection - Reflexión
 published: 2007-12-07

El tiempo es mi tiempo

La fe en medio de lo cotidiano – Lo cotidiano en medio de la fe

 

Cada día es mi día...

Each day is my day...

Jeder Tag ist mein Tag…

 

El tiempo es mi tiempo...

This time is my time...

Die Zeit ist meine Zeit…

Fotos: StockXchnge © 2007

 
   
Hildegard Fischer

Esto del tiempo es algo complejo. Yo se muy bien que cada día tiene 24 horas. También se más o menos cuántas cosas puedo hacer en 24 horas…sin embargo, siempre de nuevo intento hacer en 24 horas lo que normalmente haría en 26. Y cuando no soy yo quien intenta hacerlo, seguramente será mi jefe o mis compañeros de trabajo, o simplemente el mismo ritmo de mis días con la complejidad de mi trabajo como educadora en casa, los que vendrán a meterme un par de tareas adicionales en medio de un día completamente normal exigiéndome a veces simplemente lo imposible.

Por supuesto que yo planeo cada día de trabajo, por supuesto que tengo una agenda muy ordenada en la que tengo registrados todos mis compromisos y tareas del día y por supuesto que llevo también una planeación anual y mensual.

Y, sin embargo, es normal que por lo menos una vez al día me vea de repente en medio de un verdadero caos, por ejemplo que uno de los muchachos se enferma y yo tengo que ocuparme de que vaya al médico y al mismo tiempo que los otros hijos no se queden solos. Lo más probable es que en el trabajo, justamente cinco minutos antes de salir a casa, suene el teléfono y reciba una tarea repentina y urgente que me tome una hora más en realizarla, o que uno de los muchachos venga con un problema muy gordo a la mesa… algo muy normal en la vida diaria.

Por supuesto que yo trabajo en mi profesión porque me gusta, con todos los desafíos que esta conlleva, y claro que no soy yo la única que tiene estrés o le falta tiempo para llevar a cabo todas las tareas que me se me presentan; en todas las profesiones lo hay y esto se refleja de alguna manera en nuestra vida privada… incluso cuando estamos de vacaciones o en los días libres.

"Recorrer la vida por el carril de alta velocidad" es algo que para muchas personas se ha tornado tan común, se han adaptado tanto a este ritmo acelerado, que ya no pueden vivir si no es a las carreras; pasan como ráfagas por la vida sin quitar el pie del acelerador y se arriesgan a quedar fuera de la carrera por "un motor quemado".

En mi manera de ver las cosas, la manera ideal de cambiar esta situación es por el camino sobrenatural. Dios me regala mi tiempo y también mi estrés con el tiempo, me regala las sobreexigencias pero también me regala la fuerza y la posibilidad de manejar esa situación. Pero ahí no se acaba todo. Apenas este es el punto de partida para las posibilidades prácticas y naturales de tener todavía tiempo disponible dentro del pequeño marco de 24 horas al día. Y para que esto no se quede en un simple propósito hace buen rato he debido integrar en mi horario espiritual una administración práctica pero también religiosa de mi tiempo.

Algo muy normal

Me he tenido que acostumbrar a asegurar a través de mi horario espiritual aquellas cosas que tienen que ver con el uso normal de mi tiempo y de mis fuerzas como el dormir suficiente, la recreación y la distensión.

Cada día es mi día

Tiene una particular importancia para mi que cada día de trabajo sea realmente mi día. Me conozco y se que yo necesito comenzar cada día con tranquilidad, que cada mañana necesito tiempo para un cafecito y para la oración de la mañana… por eso mi despertador suena marcadamente más temprano que el de muchos colegas del trabajo. De por si yo soy madrugadora, me gozo realmente un cuarto de hora con un buen libro todavía en la cama o en el balcón; si bien con frecuencia el libro permanece cerrado a mi lado… y paso del placer de la tranquilidad sobre una breve jaculatoria y culmino en un tipo de segunda oración de la mañana.

Este tiempo procuro asegurármelo también cuando me toca guardia en la noche o cuando ando de viaje de paseo con los hijos o con amigos, agregando además el efecto positivo de que cuando los demás se levantan se encuentran ya con la agradable sorpresa de la mesa del desayuno ya puesta, un café humeante o algún detalle especial.

Mis experiencias predilectas como hijo

La experiencia de que Dios me ama, de que él me regala cada día pequeños –y a veces también grandes- signos de su amor pertenece a las vivencias más hermosas y profundas en la alianza de amor.

Así pues, procuro darme tiempo para saborear y repasar esas vivencias y así apropiarme de ellas para que se queden en mi corazón. En casa andan por ahí muchos recuerdos de esa realidad del amor de Dios en mi santuario hogar, quizás una hojita recordatoria en mi "Hacia el Padre". En el trabajo también, pero me doy cuenta de que ahí tengo que ser un poco más creativa !

Desaceleradores

Yo se que la actividad me absorbe muy rápidamente una vez que he comenzado mi día de trabajo, por eso he colocado muchos signos en mi trabajo, que para muchos pasan desapercibidos, pero que a mi me hacen volver siempre de nuevo, por un momento, a la tranquilidad del inicio del día con Dios. Sobre la puerta de la oficina cuelga un crucifijo, las llaves de la oficina las puse en en el llavero del último encuentro nacional de la Iglesia Católica de Alemania, el "Katholikentag", en el cual participamos con el rosario de las luces, en la cintura llevo un pequeño pañuelo plasmado con rosas; es el mantelito que colocamos en la mesa de cada comida en el lugar de cada una cuando tenemos jornada de grupo y me recuerda "ser una rosa en el alambre de púas del Padre", y así, cada uno de estos signos está vinculado con un instante de recogimiento, muchas veces muy breve, pero es algo que me "desacelera" y me vincula siempre de nuevo a la fuente de fuerzas.

Tras el peso y el afán del día

Al salir del trabajo siempre me permito algo bueno; el camino a casa es totalmente mío.

Me alegra el viaje de regreso del trabajo, dos días a la semana me voy por la ruta llena de cerros y los demás días cambio un poco y me voy por el valle o la cañada aunque tenga que tomar un tramo de autopista – me gozo este rato y en el camino le cuento a Dios todos los momentos en que experimenté su cuidado y cercanía…para entonces ya he llegado a casa y "aterrizo" en la vida real lista para las tareas que todavía quedan por hacer en casa.

Horario espiritual de vacaciones

En las vacaciones o en los días libres también mi horario espiritual se va "de vacaciones", y es que en esos días tengo que poner atención a cosas muy diferentes.

Estoy segura de que cuando me vaya a retirar tendré que ir pIaneando con anticipación mi "horario espiritual para el retiro", de otra manera me veré invadida por un caos absoluto.

Algunas veces todavía me vencen el trabajo y el estrés y mi horario espiritual se va sin más "a bañar". Lo cual a veces me hace mucho bien a mi y a mi horario espiritual también, ya que entonces puedo revisarlo un poco, fijarme mejor en cómo van las cosas y recomenzar siempre de nuevo, con más claridad y decisión.

Tomada con permiso de la revista de la Rama de Profesionales, Alemania (1945 - 2007)

Traducción: Carlos Infante, Coburg, Alemania

 

 

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Last Update: 07.12.2007