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Bendición de futuras madres y padres por Mons. Dr. Reinhard Marx
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 published: 2007-12-18

Donde se valora la vida – nacida o no – se desarrolla la civilización del amor

Bendición de futuras madres y padres por Mons. Dr. Reinhard Marx, obispo de Tréveris

 

Bendición de padres y madres en Treveris, con Mons. Reinhard Marx

Blessing of mothers and parents in Trier, with Bishop Reinhard Marx

Mutter-/Elternsegen in Trier mit Bischof Dr. Reinhard Marx

 

La Rama de Madres y la Rama Familiar trabaron juntos para la bendición

The Mothers’ Branch and the Family Branch worked together for the blessing

Die Schönstatt-Bewegung Frauen und Mütter und die Familienbewegung arbeiteten zusammen für die Segensfeier

 
 

Mons. Reinhard Marx durante la prédica

Bishop Reinhard Marx during the sermon

Bischof Dr. Reinhard Marx bei der Predigt

Fotos: POS Fischer © 2007

 
 

El momento culminante: la bendición personal

The highlight: the personal blessing

Der Höhepunkt: Einzelsegen

 
 

Los niños más valientes

The most daring children

Die mutigsten Kinder machten mit Handsternen Bewegungen zu den Liedern

 

Una cola larga de personas en espera de la bendición

Standing in line, waiting for the blessing

Eine lange Schlange bildete sich, als der Segen erteilt wurde

Fotos: POS Brehm © 2007

 
 

Mons. Marx con el coro de niños de Kenn

Bishop Marx with the childrens’ choir from Kenn

Bischof Marx mit dem Kinderchor Kenn

Foto: POS Fischer © 2007

Álbum de fotos – photo album – Fotoalbum

 

 

 

ALEMANIA, mkf. "Es hermoso que nos encontremos aquí en el tiempo de Adviento, pues este tiempo, como también el de Navidad, nos muestra a un Dios que es amigo de la vida". Así dijo Mons. Dr. Reinhard Marx con ocasión de la primera bendición de madres y padres que se realizó en Tréveris, en la iglesia de San Gangolf, totalmente llena de gente. Si se abría la puerta lateral, se podía ver directamente la abarrotada feria de Navidad de Tréveris. Y era algo que correspondía, porque al mismo tiempo en Navidad y en esta ceremonia se trataba de un niño: de un niño por el que en ese entonces en Belén, Dios mostró a los hombres la infinita valoración que tiene por cada hijo, y por el niño, por los niños cuyas vidas ya han comenzado – aunque aún no hayan nacido – y por los que la Iglesia, con esta celebración, quiere mostrar cuanto valora.

Es el sábado anterior al tercer domingo de Adviento. Las calles céntricas de Tréveris están atascadas por el tránsito. El atasco es completo, no solamente en la ruta sino también en la feria de Navidad y sus calles adyacentes. El tiempo frío y soleado invita a la gente a salir de la ciudad. Directamente al lado de la feria de Navidad se abren las puertas de la iglesia San Gangolf. En la pared hay un pequeño bajorrelieve de la Mater. En el interior se adora al Santísimo Sacramento expuesto. Hay algunos orantes: religiosas, mujeres y hombres con bolsas de compras, también jóvenes. "A veces creo que muchos de ustedes probablemente piensan que el tiempo de Navidad está recargado de obligaciones, hay demasiado trajín, demasiado estrés, demasiado consumismo en la feria de Navidad", dijo más tarde Mons. Marx, al comenzar su alocución.

"¿Se siente aquí aún algo de la verdadera fiesta de Navidad? Pero yo no tengo miedo. En medio de todo este clima distorsionado y sobrecargado, el misterio de la Navidad es más fuerte, porque tiene un mensaje que es tan grande, y que cada año de nuevo toca especialmente a los niños: es el mensaje de que Dios es amigo de la vida, que Él se ha enamorado apasionadamente de los hombres, que Él acepta todo lo humano. Que está "chiflado" por los hombres, que Él se alegra por cada vida humana, se alegra infinitamente. Y en este sentido puedo comprender cuando la gente está de excelente humor y festeja. Es una fiesta de la vida".

Una fiesta de la vida

También en este templo se iba a celebrar una fiesta de la vida. Madres y padres iban a recibir la bendición de la Iglesia para sus hijos aún no nacidos, por medio de las manos de Mons. Marx, que con gusto participaría de esta ceremonia. Mientras se hacían los últimos preparativos y se repartían los textos de la celebración (que habían quedado atascados con los que los iban a llevar) , llegó el obispo a la iglesia desde la feria. Saludó a los conocidos, rezó ante el Santísimo Sacramento y entonó él mismo un himno eucarístico antes de cerrar el sagrario mientras durara la ceremonia de bendición.

El coro de niños de Kenn, a cargo del acompañamiento musical, comenzó con su primera canción. Felizmente la iglesia estaba llena. Se veían los rostros alegres de los integrantes de las ramas de madres y de matrimonios del Movimiento de Schoenstatt. "Nunca se sabe cuántos vendrán", dijo la Sra. Eichenberg, de Vallendar. Y llegaron muchos: mujeres y familias jóvenes, muchos niños y bebés. ¡Una fiesta de la vida! "Celebramos la vida, pero no lo hacemos porque nos fue regalada sino porque la recibimos a través de nuestros padres: por su amor Dios nos ha llamado a la vida", dijo Mons. Marx en la homilía. Así la Iglesia celebra y anima – con esta bendición – a los padres, a las madres y a todos los que con su alegría familiar quieren aportar a la construcción de una sociedad que se alegra por los niños.

El matrimonio Freisberg, de Neuwied, saludó al obispo y a todos los participantes en esta ceremonia. El primer texto vinculó la Navidad con la confirmación que Dios ha dado a cada padre y a cada madre, pero especialmente a cada niño aún no nacido: "Estoy contigo". Los salmos y los textos bíblicos giraron alrededor del milagro de la vida, y fueron magníficamente acompañados por los cantos del coro de niños y por algunos niños que se animaron a acercarse al altar con sus estrellas en las manos, que movieron acompasadamente. En torno a este "estoy contigo" gira el apostolado que hace la rama de madres de Schoenstatt con esta bendición de madres y padres. Cada mujer embarazada se debe sentir acompañada por la oración y por la bendición de Dios, debe experimentar que otras mujeres han tejido escarpines para sus bebés, organizaron la ceremonia, ensayaron cantos, viajaron, porque su hijo es infinitamente valioso y porque son muchos los que lo esperan.

Ser padre, ser madre, no es una función sino una vocación

Una sociedad que no acepta la paternidad y la maternidad, no corresponde al potencial que hay en ella, dijo Mons. Marx. La política familiar es importante, y las muchas iniciativas en favor de la familia son absolutamente bienvenidas, pero lo más importante es descubrir la felicidad de formar una familia y de ser padres. La paternidad y la maternidad no son una función, sino una vocación que está profundamente relacionada con la Navidad. Esta es una fiesta de la vocación a la humanidad, una fiesta que implica un sí a la vida y a la familia.

Sin ignorar el drama de las familias deshechas o nunca formadas, dijo el Obispo, se trata de descubrir de nuevo la alegría en la familia. Cada padre y cada madre que han dicho un sí a su hijo, son un signo público de esperanza. Donde se valora la vida – nacida o no – se desarrolla la civilización del amor. Y si no es así, crece la cultura del egoísmo.

Después de la oración de bendición del obispo y de las oraciones de los padres y de las madres, siguió la ceremonia de la bendición en sí misma, que fue lo que llegó mas al corazón: la recibieron personalmente cada madre, cada padre, cada familia. Todos podían recibirla, todos fueron invitados a acercarse a ella: las futuras madres, los futuros padres, todos. Los que ya eran padres y los que querían serlo, y todos los que querían recibir la fuerza para comprometerse más por la familia. Y todos se acercaron.

El obispo se tomó mucho tiempo para dirigirles palabras muy personales a cada mujer, a cada matrimonio, a cada familia que bendijo. ¿Dónde más experimenta la gente esta atención tan personal de la Iglesia, este encuentro tan personal con Dios? Son momentos que calan hondo. En los rostros se veía el profundo encuentro con Dios: lágrimas, sonrisas, felicidad... huellas de Dios.

Gratitud a Mons. Marx

Al terminar la ceremonia, la Sra. Eichenberg agradeció a Mons. Marx, en nombre del Movimiento de Schoenstatt, por estas horas, pero también por todo lo que en estos años ha hecho por la diócesis de Tréveris y por Schoenstatt, y le deseó la bendición de Dios por su nueva tarea en Munich. ¡Quién sabe cuando lo invitarán allá para una bendición de madres y padres!

El 30 de diciembre se realizó una nueva bendición de padres en Friburgo. Estuvo a cargo del obispo auxiliar, Mons. Rainer Klug.

Traducción: aat, Argentina

 

 

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Last Update: 04.01.2008