published: 2007-12-28 | |
Nuevas luces en el Schoenstatt eternoDesde el Santuario de Tucumán, se recuerdan al P. Hernán Alessandri, P. Horacio Sosa y la Hna. Margarita |
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Cuánta congoja y a la vez cuánta confianza de que nos sonríen desde el cielo! Se hizo una semblanza de cada uno de los muertos queridos, muertos para el mundo, pero gozando de la eternidad de Dios. El Padre Hernán, conocido por pocos de los hermanos tucumanos, pero recordado por su sabiduría, aporte a la Iglesia y generosidad a favor de los más necesitados. Del jardín de la República al Jardín de MaríaLa Hna. Margarita, tucumana perteneciente a la JF, que eligió consagrarse a Dios y su entrega fue total. Siguieron su breve enfermedad con mucha oración y capital de gracias, pidiendo el milagro de su recuperación, por intercesión del P. Kentenich. Pero la volunta de Dios fue otra. La Hna. María Pilar Carrère, escribió en un párrafo de su recuerdo de ella: "En el año 2000, Juan Pablo II, ya anciano y débil, pero con la fuerza contundente de su testimonio, instaba a los jóvenes a no tener miedo de ser los santos del nuevo milenio. La Hna. M. Margarita, que en ese año se consagró a Dios, no tuvo miedo de responder a ese llamado, no tuvo miedo de vivir santamente y de morir santamente. Lo hizo sin grandes actos extraordinarios, sino como una margarita que según palabras del Padre Juan Pablo Cattoggio en su homilía de la Sta. Misa de exequias, fue trasplantada del jardín de la República (Tucumán) al Jardín de María de la comunidad de las Hermanas. Ambos jardines la podemos ofrecer con gozo al Padre como fruto maduro que nos llena de orgullo y de esperanza." El P. Horacio Sosa: No te olvides, Schoenstatt, que tu padre fue profetaY se llega al P. Horacio Sosa. Su muerte fue inesperada y llenó de dolor a toda la familia de Schoenstatt en Argentina y más allá. Cada uno tiene una vivencia personal sobre este Padre que supo cobijar, encaminar y por sobre todo amar. Mi recuerdo más cercano de él fue el de su último viaje a Tucumán, hace muy poco tiempo. Como tenía un carácter muy jovial le dije: "Padre, está más delgado y se parece más al P. Kentenich". Sonrió y me contestó "Rece por mí". Seguimos conversando hasta que comenzó la Santa Misa. Fue mi último encuentro con él y agradezco a Dios y a la Mater poder haber podido compartir esos momentos. Su sonrisa permanente quedó grabada en mi corazón y seguramente seguirá sonriendo en el cielo. Dejó una misión a cumplir: No te olvides familia, que tu padre fue profeta. No te olvides, Sión, que tu padre fue profeta. No te olvides Instituto, federación, liga, Campaña, que tu padre fue profeta. Hijos de un Dios de la VidaMe pareció oportuno agregar la carta de los Responsables Diocesanos de la familia schoenstattiana de Tucumán: Claudia y Rainer Wittich, al respecto: "Queridos hermanos en la Alianza: Ayer en
la hora de la oración, hicimos nuestro homenaje a las tres hermosas
vidas que regresaron al Schönstatt eterno. Luego de estos días
signados por las lágrimas por la partida de los seres queridos,
podemos mirar al cielo con la alegría de saber que ya gozan
de la presencia de Dios y su Amor. |
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Last Update: 28.12.2007