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Llegó a Roma el bastón de peregrino
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 published: 2007-11-06

Peregrinación a pie desde Schoenstatt a Roma: la entrada en el corazón de la Iglesia

Después de cuatro años y medio y 1.500 kilómetros a pie, llegó a Roma el bastón de peregrino

 

Auf der letzten Etappe der Fußwallfahrt Schönstatt  Rom mit dem Pilgerstab

Ultima etapa de la peregrinación Schoenstatt – Belmonte con el bastón de peregrinos

Final stage of the foot pilgrimage Schoenstatt  - Belmonte with the pilgrim’s staff

Auf der letzten Etappe der Fußwallfahrt Schönstatt – Rom mit dem Pilgerstab

 

Rom, wir kommen!

Llegando a Roma...

Arriving in Rome...

Rom, wir kommen!

 
Willkommen, liebe Pilger! Ich habe euch erwartet!  

Bienvenidos, ¡mis queridos peregrinos! Les espero…

Welcome, dear pilgrims! I am waiting for you...

Willkommen, liebe Pilger! Ich habe euch erwartet!

 
Die Pilgerschaft hat insgesamt viereinhalb Jahre gedauert  

Fueron cuatro años y medio de peregrinación, con varios grupos.

During over four years, various groups walked with the pilgrim’s staff

Die Pilgerschaft hat insgesamt viereinhalb Jahre gedauert

 
Riano, Italien: Ausgangspunkt der letzten Etappe  

Riano, Italia: punto de partida para la ultima etapa

Riano, Italy: starting point for the last stage

Riano, Italien: Ausgangspunkt der letzten Etappe

 
Angekommen! Im Matri Ecclesiae-Heiligtum

En el Santuario Matri Ecclesiae en Belmonte

In the Matri Ecclesiae Shrine in Belmonte

Angekommen! Im Matri Ecclesiae-Heiligtum

Fotos: Magnus Metzler, Martin Manz, Johannes Wittmann © 2007

Álbum de fotos – photo album – Fotoalbum

 
   

ROMA, P. Martín Dörflinger. Hace cuatro años y medio, en Pentecostés de 2003, comenzó la gran peregrinación a pie a Roma. Distintos grupos llevaron – en etapas – un bastón de peregrino al Santuario de Belmonte. Hasta que comenzó la última etapa, el pasado 30 de octubre, ya sucedió mucho: el Santuario fue bendecido en presencia de la Familia de Schoenstatt Internacional, la Casa de Belmonte está lista, el Movimiento de Schoenstatt en Italia y las parroquias vecinas encuentran allí su hogar, lo visitan incontables grupos de peregrinos de todo el mundo... El llamativo bastón de peregrino fue llevado por incontables personas, por Alemania, Austria e Italia, con la intención del Centro Internacional de Schoenstatt en Roma. Lo que está escrito en el cuaderno que lo acompañaba es la descripción de una verdadera aventura de la Providencia.

El P. Martín Dörflinger cuenta "en vivo" sobre la última etapa.

Con una gran expectativa acerca de la etapa final de nuestra peregrinación a pie de más de 1.500 Km., el 30 de octubre a la mañana bien temprano, se encontraron diversas agrupaciones en Riano. Era el lugar en el que el último grupo había dejado el bastón de peregrino para la solemne entrada en Roma. El P. Franz Xaver Weber, párroco de la Alta Suabia, llegó con feligreses que ya habían hecho una etapa. De Franconia, los dos sacerdotes del Instituto de sacerdotes diocesanos de Schoenstatt, P. Stephan Müller y P. Wilhelm Mahlmeister, y yo "remolqué" a un grupo de 21 confirmandos y sus catequistas.

Con gran ímpetu emprendimos los 27 Km. restantes, yendo a lo largo de la Vía Flaminia, donde siempre estuvieron a nuestra vista las piedras miliares que indicaban los kilómetros de distancia al Capitolio. Como el tránsito era muy peligroso, intentamos ir por una calle privada y por caminos vecinales, pero recibimos un escarmiento, porque este rodeo insumió más tiempo y ya no nos quedaba más en ese día. Debíamos estar a la noche en la basílica de San Pedro. A pesar de saber antes lo que les esperaba, esta etapa no fue nada sencilla de soportar para algunos de los participantes. Y como en el trasfondo fue organizada con mucho empeño, finalmente las puertas también se abrieron para nosotros.

Llevar el bastón a San Pedro

Nuestro Director General, Mons. Peter Wolf, nos recibió delante de la basílica de San Pedro junto con un guardia suizo, un antiguo miembro de la Juventud Masculina de Suiza, que justamente tenía el día libre y logró que pudiéramos entrar con el bastón de peregrino en la basílica. Solo en este momento nos dimos cuenta que las disposiciones de seguridad podrían hacer imposible cumplir con nuestro anhelo de llevar el bastón a San Pedro. Pero pudimos entrar, estuvimos sobre la tumba de San Pedro, y agradecimos por la feliz llegada. La Mater llegó de nuevo a Roma. Nuestra intención debe pasar por el corazón de toda la Iglesia, la gente que visita Roma debe conocer también Belmonte y experimentarlo como un auténtico mensaje de una Iglesia renovada, una Iglesia peregrina. Por eso fui a la tarde con mi grupo de confirmandos a Belmonte, donde en la Casa della Alleanza, aún sin amoblar, tendríamos un alojamiento provisional. Un buen plato de spaghetti compensó la larga marcha.

El miércoles 31 de octubre intentamos estar puntualmente en el punto de encuentro que habíamos acordado, para estar como grupo completo – 40 personas – en la primera fila para asistir a la audiencia junto al pabellón papal. Ya en el mes de julio habíamos reservado las tarjetas, y unos días antes Mons. Peter Wolf las retiró por nosotros. La expectativa crecía con el paso de las horas. De nuevo no fue nada fácil hacer pasar el bastón de peregrino por los controles de seguridad. Continuamente nos decían que debíamos dejarlo, pero con el consejo de nuestro guardia suizo, seguimos por el acceso hasta la segunda fila de los asientos de privilegio. Al llegar allí, comenzó a llover suavemente. Durante el tiempo de la espera sostuve cada vez más fuerte nuestro bastón de peregrino. La Mater nos había guiado hasta allí. Mater habebit curam. ¿A dónde nos llevaría aún? Nos presentaron al Papa como grupo de peregrinos a pie, tras lo cual él se volvió en nuestra dirección y nos saludó amablemente con un gesto.

Un arco iris

Y cuando al final saludó en alemán, nos mencionó en primer lugar y sólo nombró a otro grupo de los demás, los otros ya habían sido leídos. ¡Quedé lleno de esperanza! Pero cuando iba terminando la audiencia, rápidamente quedó claro que solo aquellos que tenían una tarjeta para la primera fila realmente podían acercarse al Papa. Nosotros lo intentamos con ruegos y oraciones, pero la lluvia arreció y produjo una rápida salida del Papa. Hasta aquí habíamos llegado, pero la coronación de todo, el encuentro personal con el Papa, no había sido posible. Necesité un rato para acostumbrarme a la nueva situación. Se encontraban aún algunos de nuestros peregrinos que acompañaron a la Mater hasta Belmonte en medio de la lluvia y por las calles de Roma. Claro, quien camina bajo la lluvia se olvida fácilmente del sol que brilla detrás de las nubes. Y justamente al entrar a Belmonte se formó un arco iris sobre la parroquia Santa Gemma.

Hay 30 testigos de esto. Y el tema de la Misa que celebramos entonces en el Santuario, fue muy claro. Mi grupo de confirmandos estaba muy entusiasmado con estas cosas, y aunque fue una preparación para la confirmación, eligieron algo peculiar: renunciar a tomar el ómnibus y caminar kilómetro tras kilómetro bajo la lluvia en fila india por calles con mucho tráfico. Pero ellos aprendieron mucho. Nuestro bastón de peregrino permanece por el momento en el Santuario de Belmonte. También queda allí el cuadro de la Mater dañado, el que se cayó al suelo en las vísperas de la bendición del Santuario. Teníamos la impresión de que la Mater se quiere reponer allí de las largas etapas de la peregrinación, que ella reunía allí fuerzas para todos los pies cansados, para salir de allí hacia el interior de la Iglesia y por medio de los muchos peregrinos que llegan a Belmonte, llevarla también a todo el mundo. A nosotros mismos, después de esta gran peregrinación, solo nos queda repetir las palabras de la María, las que ella dijo después de su propia peregrinación: Magníficat anima mea Dominum...

Traducción: aat, Argentina

 

 

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Last Update: 09.11.2007