El milagro del Monte Sión Gikungu

Trece velas en gratitud por los trece años de un Santuario que nació en la guerra (parte 2)

Cobijados en el Santuario At home in the Shrine Geborgen im Heiligtum
Los „Niños de María” The “Children of Mary” Die “Kinder der Gottesmutter Maria”
Peregrinos en Mont Sion Gikungu Pilgrims at Mont Sion Gikungu Pilgermesse in Mont Sion Gikungu Fotos: Seitzer/Jeria © 2007

BURUNDI, P. Deogratias Marahukiro. El 23 de octubre se cumplieron 13 años del Santuario Mont Sion Gikungu, en Bujumbura. Se encendieron 13 velas en gratitud por todo lo que la Mater obró en estos años que para Burundi estuvieron marcados por la guerra civil, mucho dolor y sufrimiento, y la esperanza de alcanzar la paz.

Sigue el relato del Padre Deogratias Marahukiro, primer Padre de Schoenstatt burundés que desde hace un año está a cargo de la pastoral del Santuario.

Un día una persona que venía a rezar al Santuario se acercó a mí y me dijo: "Su Virgen del Monte Sión es espectacular...". Me quedé asombrado de escuchar eso. Ciertamente, no se trata de otro Jesús ni de otra Virgen Maria. Es el mismo Señor que, desde el Santuario, obra para asombro mío. Al mismo tiempo me admiraba la fe de esta persona; una fe que superaba la mía, que me superaba a mí, teniendo en cuenta que yo vivo cerca del Santuario y que cada día tengo la posibilidad de visitar el Santuario. Como dijo Jesús a sus discípulos tras su conversación con el Centurión: "En Israel, nunca he encontrado tal fe"; yo podría decir lo mismo del Monte Sion, nunca he encontrado tal fe. No tengo vergüenza de reconocer que, siendo yo rector del Santuario, mi fe en él creció cada vez más gracias a los testimonios de todos los que han recibido una gracia especial desde el Santuario. ¡Y son numerosas esas personas! María actúa verdaderamente a partir de su pequeño Santuario, y es muy eficaz.

Un Santuario visitado a lo largo de todo el día

El 23 de octubre se celebran 13 años del Santuario del Monte Sión, y queremos agradecer especialmente la fecundidad de este Santuario. Hoy la cara del Monte Sión es totalmente distinta a la que tenía hace tiempo. Hace algunos años el Santuario era únicamente frecuentado por una sola etnia. Algunos decían que no podían llegarse hasta el Monte Sión porque era dominio de los rebeldes. Esto que yo daría en llamar "el milagro del Monte Sión" es que las personas que antes no se atrevían a venir al Monte Sión - y hasta casi le tenían miedo al lugar - se convirtieron en fanáticos del Monte Sión. Recuerdo a una persona que me dijo que nunca podría pertenecer al Monte Sión. Hoy, esa persona reconoció que si pasaba una noche sin visitar el Santuario no podía dormir bien. Hay siempre un fenómeno que me admira. Todos los días temprano en la mañana, a las seis en punto, antes de la misa, veo a muchas personas en tropel hacia el pequeño Santuario; y después de la misa, aunque ya haya terminado, se da el mismo fenómeno. Los que no pueden entrar al Santuario hacen el gesto de observar a una persona que esté dentro y le dicen algo. Esto se repite durante todo el día; los estudiantes vienen después de la escuela - no pueden ir a casa sin pasar por el Santuario. En el Monte Sión es raro encontrar sola a la Virgen Maria. De cualquier manera ¡no se aburre! Ella actúa y es realmente eficaz. Esta eficacia se ha puesto de manifiesto en la fuerza de atracción que hace del Monte Sión un lugar de encuentro para la evangelización de los pueblos, en el poder de curación y en el poder de conversión.

Actualmente una señora musulmana y un señor protestante están en un curso de preparación para ser acogidos. Ellos, al igual que otros musulmanes que sellaron su Alianza después de convertirse al cristianismo, me hablaron de su camino de conversión: Es la Virgen quien los ha tocado. Una mamá musulmana vino con su niño gestado gracias a la intercesión de la Mater en el Santuario. Si contara todos los testimonios, no terminaría más. Con todo esto, no podemos dejar de rendir gracias y cantar el Magnificat, no podemos dejar de reconocer que nuestra Mater es verdaderamente eficaz, ella es la Reina, y merece ser coronada como tal.

Mi familia, tu corona

La coronación de la Virgen María en el Monte Sión, que está en preparación, no significa otra cosa que nuestro deseo de querer proclamar alto y fuerte que María es la Reina, que ella realmente se ha mostrado como una Reina de la paz en nuestros hogares. El año que viene tendremos el siguiente lema: "Mi familia, tu corona", mediante el cual queremos invitar a la gente a ofrecer sus familias como una corona viva para la Mater. Queremos invitar a la gente a abrir las puertas de sus casas a la Madre del Salvador, y María, como en la casa de Isabel y Zacarías, traerá la alegría y la paz. María quiere ser la Reina de la paz en cada familia, ella quiere ser coronada como Reina de la paz en cada familia.

Como María, queremos ir al encuentro del hermano que sufre. No habrá mejor corona que la alegría de esas personas que antes estaban abandonadas y denigradas y que ahora pueden sonreír porque la Mater los acogió en sus brazos maternales. Es así que hemos comenzado una fundación en honor de la Mater para ofrecer ayuda a estas personas abandonadas y para participar en la reconstrucción del país. Esta fundación es «Mariya Arafasha» (María ayuda). Con apenas un año, la fundación ya tiene dos proyectos: el proyecto «GIRIZINA» (Que tengas un nombre) y el proyecto «GIRUMUVYEYI» (Que tengas un padre). El proyecto «Girumuvyeyi» se ocupa de alumnos indigentes para que puedan continuar sus estudios. El proyecto «Girizina» se ocupa de los niños de la calle, los que a partir de ahora no se llaman más niños de la calle sino «niños de María».

Un agradecimiento especial para todos los que se colaboraron voluntariamente para que el Monte Sión sea lo que es hoy. Agradecemos a los padres que comenzaron la obra del Monte Sión y a todos los que han colaborado, en particular al P. Karl Widmer (el que el 9 de noviembre tendrá el honor de traer a Burundi la Tercera Auxiliar Internacional), a las Hermanas, a los sacerdotes, los laicos...

Nuestra gratitud a los padres que desde el Sión celestial continúan velando por Monte Sion Gikungu. Nuestros mejores recuerdos para el P. Paul Vautier, fallecido el 31 de mayo de este año, cuyo corazón latía por África y particularmente por Burundi. Que estos agradecimientos se transformen en un canto de acción de gracias, en un magníficat, y que juntos digamos: «El todopoderoso ha hecho maravillas en nosotros, santo es su nombre».

Traducción: José Barriga, La Paz, Bolivia/mca