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Congreso de la Federación de Madres: testimonio de la delegación alemana
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 published: 2007-10-16

Nos encontramos con el Padre, vivenciamos la Familia del Padre

La delegación alemana de la Federación de madres, impactada por la hospitalidad argentina

 

Teilnehmerinnen des 2. Internationalen Kongresses des Mütterbundes in Nuevo Schoenstatt

Participantes del 2° Congreso Internacional de la Federación de Madres en Nuevo Schoenstatt

Participants of the 2nd International Congreso of the Mothers’ Federation in Nuevo Schoenstatt

Teilnehmerinnen des 2. Internationalen Kongresses des Mütterbundes in Nuevo Schoenstatt

Foto: Podestá © 2007

 

Der Austausch klappt auch über die Sprachbarrieren hinweg

Intercambio alegre

A joyful sharing

Der Austausch klappt auch über die Sprachbarrieren hinweg

 
In Erwartung...  

Esperando...

Waiting...

In Erwartung...

 
Sr. Luciane, Sr. Regina und Ehepaar Vallendor  

La Hna Luciane, la Hna Regina, el matrimonio Vallendor

Sr. Luciane, Sr. Regina, Odette and Alfredo Vallendor

Sr. Luciane, Sr. Regina und Ehepaar Vallendor

Fotos: Hemetzberger © 2007

 

 

 

ARGENTINA, M. Luciane Machens. Grandes despedidas al final del congreso de la Federación de madres en Nuevo Schoenstatt. Volvimos distintas a nuestros países de origen: enriquecidas por las experiencias y agradecidas por la vivencia del "Cor unum in Patre". Pero la delegación alemana aún no se despedía de Nuevo Schoenstatt. Teníamos la intención de conocer aún algunas de las huellas del Padre Fundador en la Argentina y también de tener algunos encuentros fuera del congreso con madres de la Federación.

En estas tres extensas jornadas de nuestra estadía en la Argentina, nuestras expectativas fueron ampliamente superadas. La cordialidad y la cariñosa preocupación de la Federación de Madres de la Argentina y de las Hermanas, nos han tocado profundamente. Para ellas no era demasiado ofrecer todo su tiempo o viajar largas distancias.

La primera mañana (lunes 1º de octubre) – se había despedido el maravilloso clima primaveral, dando lugar a tormentas y lluvias torrenciales – nos esperaban dos madres en Buenos Aires, para llevarnos al puerto y acompañar a las delegaciones de Alemania y de Texas a Nueva Helvecia, Uruguay, a conocer el primer Santuario filial. Su preocupación por el mal tiempo, que nos podría ocasionar mareos al cruzar el Río de la Plata, fue injustificada. El río estaba tranquilo y a la lluvia la interpretamos como una especial bendición del cielo. Así comenzamos un día magnífico.

No teníamos idea de la duración del viaje que aún debíamos hacer en auto. Cada paso, cada viaje en auto, incluido el almuerzo en una casa de campo, hasta el viaje de regreso por el Río de la Plata a la noche, y el viaje a Nuevo Schoenstatt en un taxi – en el que de nuevo encontramos a la MTA – estuvo bien planeado y organizado.

Nueva Helvecia: una escolta para recibirnos

¡Qué gran sorpresa! Cuando llegamos al Colegio MTA en Nueva Helvecia, los niños de la escuela – agitando en sus manos banderitas uruguayas – formaron junto con sus maestras una escolta para nosotros en las gradas de la escalera. Esto nos transmitió un sentimiento raro y sublime. Sentimos que con nuestra visita, estos niños y sus maestras esperaban también las gracias del Schoenstatt original. Un compromiso para nosotras.

En la entrada del colegio cantaron su canción de Schoenstatt y saludaron a nuestro grupo con breves poesías en alemán y en inglés, pues la delegación de Texas se había unido a nuestra peregrinación al primer Santuario filial. No podíamos ocultar nuestra sorpresa y nuestra alegría. Y los niños estaban felices por habernos preparado esta sorpresa.

Después de este saludo, los niños continuaron con sus actividades escolares, y nosotros podíamos seguir las huellas de nuestro Padre Fundador en ese lugar.

Agradecemos a las Hermanas y a las madres del lugar por el tiempo que nos regalaron en este día.

En Nuevo Schoenstatt nos encontramos con el Padre

Excedería los límites de este relato si quisiéramos contar todo con detalles. En Nuevo Schoenstatt nos encontramos con el Padre, nos sumergimos aquí en un clima familiar. La Argentina ahora no es más para nosotros un país lejano, el recuerdo está vivo en nuestros corazones.

En los dos días siguientes también experimentamos la cordialidad de las madres.

Estando ya en la Argentina, queríamos conocer algo de Buenos Aires, de la gran capital. También esto había sido cuidadosamente planeado. Por ejemplo, hicimos un recorrido de tres horas de duración, con un guía competente. La gran pregunta, o mejor el deseo que todas teníamos en nuestros corazones después de lo vivido: que el proyecto de la generación joven de transformar la Argentina, con la fuerza de la Alianza de Amor, en una Argentina limpia, tenga un gran éxito. A la Juventud de Schoenstatt de La Plata (en esos días había encontrado en Internet el artículo sobre la "Primavera joven 2007": "Limpia a la Argentina, limpia tu actitud") le deseamos mucha perseverancia en su proyecto y rezamos para que muchas personas comprometidas se unan a ellos y les ayuden en la realización de su sueño de una nueva Argentina. Jóvenes, ¡cuenten con nosotros!

Villa Ballester: el broche de oro de la hospitalidad argentina

El broche de oro de la hospitalidad que experimentamos en este país, vivimos junto al Santuario de Villa Ballester. Participó también el cielo, pues volvió a brillar el sol cuando llegamos al Santuario a la mañana.

Aquí, en la colectividad alemana, se presentó un grupo de madres de la Federación argentina para pasar el día con nosotros. También estaban el matrimonio de Odette y Alfredo Vallendor, de la Obra Familiar, y las Hermanas que trabajan en este Santuario y en la comunidad alemana.

Cada una de nosotras fue recibida con un hermoso ramo de flores en el Santuario. Rezamos juntas allí por un alegre encuentro y pedimos bendiciones para nuestras comunidades.

Después del saludo en el Santuario – para llegar allí habíamos viajado una hora y media en auto – nos invitaron con café y masitas, y ya en ese momento no quedaba ni huella de timidez. Nos contamos mutuamente de nuestras comunidades, de los cursos, de los ideales de curso, etc. Es verdad que en los encuentros fue una pena que las alemanas no domináramos totalmente el castellano, pero el idioma del corazón completó, en ambos lados, lo que faltaba en las palabras.

A continuación escuchamos atentamente todo lo que nos contaron del tiempo de las visitas de nuestro Padre Fundador, escuchamos de las dificultades y preocupaciones por la construcción de una nueva y sencilla casa del Movimiento y de nuevo estábamos impresionadas por la fidelidad y la confianza victoriosa de los miembros del Movimiento de Schoenstatt, que en tiempos difíciles se mantuvieron siempre fiel a nuestro Padre Fundador y al Santuario. Este encuentro familiar terminó con un almuerzo realmente de fiesta. Nos habían preparado comidas típicas argentinas: sabrosas empanadas, asado a la parrilla, ensaladas y bebidas para todos los gustos y postres exquisitos. Luego dimos una vuelta por la casa.

Ya había transcurrido un buen tiempo cuando nos reunimos nuevamente en un encuentro familiar en el parque. Para gran sorpresa nuestra, nos sirvieron aún un café express y una torta típica. Las amas de casa percibieron con cuanto esmero y alegría fue preparado este encuentro. Y nosotras estábamos – se lo debe decir otra vez – muy, muy impresionadas por una hospitalidad tan natural. Aquí no se encontraban mujeres extrañas, sino hermanas en la Alianza de Amor, aunque jamás se hayan visto antes y quizás tampoco se volverían a ver después.

Mate, globos y oraciones que suben al cielo

Y finalmente no podía faltar la "ceremonia de mate". Con esto se anunciaba el final del encuentro. Pero aún faltaba un elemento más: cada una recibió un globo con una imagen de la MTA. Nuestros mutuos buenos deseos, y el anhelo por la canonización de nuestro Padre y Fundador, a quien le debemos esta maravillosa Familia de Schoenstatt internacional, los enviamos simbólicamente al cielo.

Rezamos juntas un Avemaría, un Padrenuestro y la pequeña consagración mientras los globos se elevaban en las alturas, hasta que los perdimos de vista.

Llegó el momento de una cordial despedida, pues ya estaban listos los autos que nos debían trasladar a Nuevo Schoenstatt. Un último adiós, hasta que las madres desaparecieron de nuestra vista.

De vuelta en Alemania

Estamos de nuevo en nuestras casas, en Alemania. Con un corazón lleno de vivencias y con una enorme gratitud por nuestra vocación en la Federación de madres. Muchas gracias a todos los que nos ayudaron con las traducciones, a todos los que nos dieron alojamiento en Nuevo Schoenstatt, gracias a todas las madres de la Federación en la Argentina por las grandes y pequeñas muestras de simpatía y de alegría. Muchas gracias a María Inés Erice de Podestá, la jefa de la Federación de madres en la Argentina.

Original: alemán

Traducción: aat, Argentina/es

 

 

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Last Update: 16.10.2007