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Mi experiencia en Aparecida
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 published: 2007-06-22

Mi experiencia en Aparecida

El P. Alexandre Awi Mello, del Instituto de los Padres de Schoenstatt, relata su experiencia como miembro del equipo de redacción del Documento Final de la Vª Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida

 

Participantes de la V. Conferencia en Aparecida

Participants of the V General Assemby en Aparecia

Teilnehmer der V. Konferenz in Aparecida

 

P. Alexandre Awi de Mello

Fr. Alexandre Awi de Mello

P. Alexandre Awi de Mello

 

Clausura de la V. Conferencia: agradecimiento a la Virgen de Aparecida

Closing of the V conference: giving thanks to Our Lady of Aparecida

Abschluss des V. Konferenz: Dank an die Mutter Gottes von Aparecida

 

Cardenal Francisco Javier Errázuriz durante la Conferencia

Cardinal Francisco Javier Errázuriz during the Conference

Kardinal Francisco Javier Errázuriz bei der Konferenz

 

El matrimonio Jensen

The Jensen’s during the Conference

Ehepaar Jensen

Fotos: Servicio de prensa www.celam.info © 2007

 

 

 

BRASIL, P. Alexandre Awi Mello. Es difícil tratar de expresar con palabras una vivencia tan profunda como fue la gracia que tuve de participar en la Vª Conferencia General del CELAM, en Aparecida. Más que ideas, Aparecida fue para mí una vivencia de aquellas que van mucho más allá de un simple acontecimiento, pues captan el corazón y todo el ser.

Una vivencia de Iglesia: Allí se pudo contemplar como nuestra Iglesia es rica y diversa, como el Espíritu Santo inspira diferentes realidades y suscita múltiples carismas en la única Iglesia de Jesucristo. En pocos días se pudo tener una visión amplia y profunda de la realidad eclesial en nuestro continente. Además de los más de 150 cardenales y obispos con derecho a voz y a voto, hubo una numerosa representación de otros estamentos de nuestra Iglesia, lo que enriqueció mucho a la asamblea: laicos, religiosos, sacerdotes, diáconos, peritos, representantes de Movimientos eclesiales, observadores de otras confesiones religiosas, en fin, un número casi tan grande como el de los miembros natos, que tenía la posibilidad de expresarse y de ayudar a los obispos en sus reflexiones.

Una vivencia de comunión

Todos sabemos las polarizaciones que marcan el debate teológico y pastoral latinoamericano. Sin embargo en Aparecida los puntos de vista contrarios o complementarios no condujeron a la oposición sino a la integración. Se notó el esfuerzo y al mismo tiempo la humildad de los obispos, en expresar sus posiciones y dejarse complementar por otras diferentes. Se comentaba sobre el ambiente claramente positivo y edificante que reinó durante toda la asamblea. Se notó una gran confianza entre los miembros y también con relación a la Comisión de redacción, que tenía la difícil tarea de integrar todas las contribuciones en un documento final que conformase a todos.

Una vivencia de Dios

Uno de los puntos más altos de Aparecida fue la liturgia, siempre muy bien preparada y perfectamente guiada. La asamblea rezaba en común varias veces al día (Sta. Misa con laudes, nona, vísperas) y tuvo hermosos momentos de adoración y de liturgia penitencial. Además de estos momentos explícitos de oración, había una atmósfera religiosa de respeto, alegría, trabajo intenso y responsable en las comisiones y subcomisiones, que hacía que, en esta Vª Conferencia, se experimentara la presencia de Dios en lo cotidiano.

Una vivencia edificante

Para quien estuvo allí como un "marinero en su primer viaje", el testimonio de tantas personas – laicos, religiosos, sacerdotes, obispos y cardenales – especialmente de aquellos que pertenecían a la presidencia, a la secretaría general y a la comisión de redacción, con quien tuve más posibilidades de convivir en lo cotidiano, fue sumamente edificante. Su trabajo abnegado, su humildad, su capacidad de escuchar, su esfuerzo por buscar el consenso, el respeto por las diferencias y, sobre todo, el amor a la Iglesia, me edificaron mucho, dejando marcas profundas y una sincera gratitud a Dios por cada una de esas personas, que hacen el presente y el futuro de nuestra Iglesia continental.

Muchos se sorprendieron por mi participación en Aparecida

¡Y el más sorprendido fui yo mismo! Fui allí invitado por el P. Joaquín Alliende – también Padre de Schoenstatt – que participaría como invitado, por ser el asistente espiritual de "Kircher in Not" ("Ayuda a la Iglesia necesitada"), una institución alemana que colabora mucho con la Iglesia latinoamericana. Por cierto, yo estaría "del lado de afuera" para asesorarlo en lo que necesitase. A último momento, por problemas de salud, él no pudo asistir, pero yo, sin saberlo, ya había viajado. Providencialmente llegué a Aparecida dos días antes del inicio de la Asamblea, y mientras visitaba las instalaciones donde se realizaría el encuentro, la secretaría general de la Conferencia necesitó de algunos servicios de traducción.

Como los traductores aún no habían llegado me pidieron que los ayudase. En ese momento notaron que podría ser una ayuda si hubiese una persona más en el "equipo ejecutivo" de la Conferencia y me integraron al grupo. Yo no podía creer el regalo que estaba recibiendo. Unos días después, cuando se formó la Comisión de redacción – integrada por ocho obispos, entre ellos tres cardenales, elegidos por la asamblea y responsable de la elaboración del Documento final de la Conferencia, en sus cuatro redacciones consecutivas – me solicitaron que fuese el secretario de esta comisión, lo que fue una bendición aún mayor, ya que allí latía el "corazón" de la Asamblea. Me sentí profundamente edificado, no solo por toda la teología y todos los asuntos reflexionados en esta comisión, sino sobre todo por el testimonio personal de cada uno de los Cardenales y obispos allí presentes: una verdadera lección de Iglesia y de vivencia cristiana.

Teológicamente, Aparecida fue también una gran escuela

En primer lugar por todo lo que se aprende dentro de la Asamblea. Desde el discurso inaugural del Papa hasta la homilía final de cierre, todo lo que se habló y debatió tenía una connotación teológica, llevándonos a estar todo el tiempo "con las antenas teológicas conectadas". También el contacto con otros teólogos, tanto dentro como fuera del recinto de la Conferencia, ayudó a analizar mejor ciertos puntos de vista y a formar mejor nuestras opiniones.

Muchas personas preguntaron por la presencia y la contribución de Schoenstatt a la Asamblea

Por primera vez hubo invitados de algunos Movimientos y nuevas comunidades, y el nuestro fue uno de ellos. Nuestros representantes oficiales fueron Pilar y Luis Jensen, (miembros del Instituto de las familias de Schoenstatt) único matrimonio presente en la Conferencia. Ellos contribuyeron mucho, tanto en los trabajos en comisiones, como en varias intervenciones en la Asamblea. Pudieron insistir en temas como la familia, los Movimientos, María, y otros, procurando articularse con otros sectores de la Asamblea que también tenían interés en estos temas.

Otra persona clave fue el Card. Francisco Javier Errázuriz, miembro del Instituto de los Padres de Schoenstatt, presidente del CELAM y uno de los dos presidentes de la Vª Conferencia. Su actuación, autoridad moral y sabiduría fueron absolutamente fundamentales para la realización y el buen desarrollo de la Conferencia. Tenía una visión de conjunto, percibía las tendencias, hacía las correcciones necesarias y conducía con firmeza y transparencia los rumbos de la Conferencia. Sentí alegría y un sano orgullo al ver el servicio abnegado y certero de un hijo de nuestro Padre y Fundador al frente de la Iglesia latinoamericana y caribeña, que representa prácticamente a la mitad de los católicos de todo el mundo.

Otra persona que se debe mencionar es el P. Sydney Fones (también Padre de Schoenstatt), uno de los dos secretarios adjuntos de la Conferencia, que era el verdadero "gerente" de todas las cosas prácticas que sucedían en torno al encuentro. Después de mi llegada noté que nada sucedía, en términos prácticos, sin el aval o el parecer del P. Sydney. Su trabajo fue entre bastidores, pero era reconocido por todos. Era muy hermoso ver a dos hermanos de comunidad trabajando tan directa e intensamente por la Vª Conferencia, el P. Sydney y el Card. Errázuriz, acción e inspiración, en plena complementación y armonía.

Hay mucho para agradecer a Dios y a la MTA por cada uno de estos hermanos nuestros y por cada uno de los participantes de la Vª Conferencia, pidiendo en el Santuario por los frutos de la misma. Que a partir del Cenáculo de Aparecida se produzca un nuevo Pentecostés, tan necesario para la Iglesia de Latinoamérica y del Caribe. Que nuestros Santuarios sean lugares de comunión, formación y envío para los discípulos y misioneros de Jesucristo, para que en Él nuestros pueblos tengan vida.

Taduccion: aat, Argentina

 

 

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Last Update: 28.06.2007 Mail: Editor /Webmaster
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