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 published: 2007-05-16

¡Hay muchos motivos para peregrinar a Milwaukee!

Impresiones y experiencias de la peregrinación – retiro espiritual a la tierra del exilio del Padre Kentenich

 

Peregrinos de Alemania en Milwaukee: El grupo en la playa de Lake Michigan

Pilgrims from Germany in Milwaukee: the group of 30 at the shores of Lake Michigan

Deutsche Pilger in Milwaukee: die Gruppe am Ufer des Lake Michigan

Foto: Wieland © 2007

 

Santa Misa en el Santuario del Exilio, Milwaukee

Holy Mass in the Exile Shrine, Milwaukee

Heilige Messe im Exilheiligtum in Milwaukee

 

En el Santuario de la familia Horn – las participanrtes de la Rama de Profesionales

In the Shrine of the Horn Family – the participants from the Women’s League

Im Heiligtum von Familie Horn – die Teilnehmerinnen aus der Gemeinschaft Berufstätiger Frauen

 

Camino al Santuario del Exilio

On the way to the Exile Shrine

Weg zum Exilheiligtum

Fotos: Rasch © 2007

 

Participantes de la Federación de Familias

Participants of the Federation of Families

Teilnehmer aus dem Familienbund

 

Encuentro con el Padre

Encounter with the Father

Begegnung mit dem Vater und Gründer

Fotos: Wieland © 2007

 

Misa de despedida en la Casa del Padre

Farewell Mass in the Father House

Anbschiedsmesse im Father House

Foto: Rasch © 2007

Albúm de fotos – photo album – Fotoalbum

 
 
   

EE.UU./ALEMANIA, Martina Rasch. Hay realmente muchos buenos motivos por los que viajar a Milwaukee, y quien los desconozca está cordialmente invitado a "tomar prestada" alguna de las razones que comparten los peregrinos alemanes que recientemente volvieron de su peregrinación – retiro a Milwaukee. Pues basta tan sólo con un pequeño motivo como para pensar inmediatamente en emprender el viaje. Desde el 17 hasta el 27 de abril, 30 schoenstattianos alemanes lo hicieron y se embarcaron en el aeropuerto de Frankfurt rumbo a Norteamérica. Allí comenzó para ellos el retiro espiritual de la peregrinación a Milwaukee, cuyo tema era "Victoria Patris, crecimiento y transformación de nuestra vocación en el encuentro con el Padre Kentenich".

¿Qué es lo que motivó a estas personas a realizar este viaje? Una peregrina responde a esta pregunta por escrito en el vuelo de regreso:

"Milwaukee, un encuentro con el Padre Kentenich totalmente distinto. Mis expectativas: en la preparación de este retiro espiritual de los peregrinos a Milwaukee el P. Birkenmaier citó en una carta una frase del Padre Kentenich: La medida del anhelo es la medida de la realización. Esta frase me ‘electrizó’ y me mantuvo alerta. ¿Quiero asumir esta promesa? Viajé a Milwaukee con grandes ansias y una gran apertura del corazón.

Pude experimentar interiormente que alguien aguardaba por mí en este lugar. El Padre Kentenich se me regaló abundantemente como Padre. Respondió a mis grandes anhelos. Estoy llena de gratitud".

¿Ir a Norteamérica para hacer ejercicios espirituales?

La motivación de los treinta peregrinos que fueron a Milwaukee fue muy variada. "Cuando me entregaron la invitación, pensé que estaría bueno ir". "¡Un sueño largamente acariciado!". "Ya estuve varias veces allá, es sencillamente magnífico. ¡Nunca serán suficientes estas visitas!".

Pero el tenor fundamental fue el mismo para todos los peregrinos: el gran deseo de encontrarse personalmente con el Padre Kentenich, el Padre y Fundador de la Familia de Schoenstatt, seguir sus huellas, comprenderlo un poco más y captar mejor la gran misión y espiritualidad de Schoenstatt.

Pero tuvo que comenzar con una explicación a los familiares. ¿Qué? ¿Viajar a Estados Unidos por tan poco tiempo ya que contando los dos días de viaje no queda tiempo para nada? ¿Ejercicios espirituales en Norteamérica? Sí, ¿no les convencen los que se hacen aquí?

Cuenta un matrimonio que viajó: "Realmente estamos locos. ¿Quién viaja a Estados Unidos de vacaciones por diez días? Pero ni bien llegamos se nos aclaró el panorama. ¡Nos esperaban ahí! ¡El Padre nos esperaba!

Las personas que nos contaron de nuestro Padre - sean las Hermanas, sacerdotes, hombres o mujeres - irradiaban algo especial. Las conferencias del P. Birkenmaier, el silencio en algunos días, las oraciones, los cantos, la comunidad, todo contribuyó a esta experiencia. Sentimos que algo había cambiado. Comenzaba un nuevo tiempo. Habíamos encontrado nuestro lugar en el corazón del Padre, de la Mater, en el Santuario".

¡Tienes que experimentar lo que es Milwaukee!

El programa fue introduciéndolos poco a poco en el tema, motivando además a los 30 participantes – miembros de las diversas agrupaciones de Schoenstatt – a explorar lentamente el lugar en el que estaban. A cada rato sienten que el corazón se detiene ante tanta emoción. Viene espontáneamente a la memoria la frase bíblica: "Quítate el calzado, porque la tierra que pisas es santa".

Todos sabían algo ya sobre el exilio del Padre Kentenich, "esa hora difícil" que le tocó vivir a Schoenstatt. Habían visto fotos, habían leído mucho, habían escuchado el testimonio de personas que lo conocieron al Padre, y seguramente tenían muchas imágenes en su mente.

Pero allí se produce un cambio de mira o de enfoque. De alguna manera, uno se encuentra dentro del acontecimiento. Da la sensación de que uno lo ve al Padre y Fundador en la ventana, y que luego baja por la escalera de hierro y va con uno al Santuario. Su presencia es palpable y en esos días uno casi podía experimentarlo a su lado. Él los acompañó a los lugares donde vivió: el cementerio de Holy Cross, la parroquia San Miguel, el lago Michigan y muchos otros más.

Naturalmente que el primer lugar son los Santuarios. El Santuario del exilio, que la Divina Providencia quiso que se construyera delante de su ventana y en el que pudo celebrar más de tres mil veces la Santa Misa, es único a la hora de experimentar más fuertemente su presencia.

Una de las participantes comparte sus impresiones: "¡Tienes que experimentar lo que es Milwaukee! Todos los informes, relatos y fotos no pueden transmitirte lo que te espera allí. Es el Padre mismo quien te espera. Sale a tu encuentro y te quiere como a un hijo.

Más que nada se experimenta su cercanía. Se siente su presencia en el extenso terreno que tanto amó el Padre. Fue para él un hogar en la lejanía. La naturaleza intacta, los pájaros y los animales alaban al Dios creador todopoderoso.

Cuando entras al Santuario, el Padre te saluda y te conduce a la Madre y al Hijo que lleva en sus brazos. La Casa del Padre es linda realmente y acogedora, desde la cocina, hasta el jardín de invierno del Padre, el cuarto donde celebraba la Santa Misa y donde está su reclinatorio, en el que rezaba por sus hijos. Hay muchas fotos con testimonios de familias, sacerdotes, Hermanas, diversas personas y sobre todo niños que cuentan del amor del Padre. Y al experimentar la cordial hospitalidad de las familias y sus relatos tan entusiastas sobre el Padre y sobre su Santuario del Hogar, uno se da cuenta de que fue realmente un Padre para ellos y lo sigue siendo.

En cuanto uno llega al lugar donde vivió el Padre durante su exilio, siente como una atmósfera de encierro, pero el Santuario enfrente, donde el Padre Kentenich celebró centenares de veces la Santa Misa y la Mater lo consoló en su soledad, irradia paz.

Luego está el paseo por el cementerio. El Padre te acompaña de cerca o se sienta contigo en un banco y escucha lo que llevas en el corazón. Y encuentras un lugarcito en el suyo. El cobijamiento y la alegría que irradia Milwaukee te hacen sentir feliz".

Más que un viaje por los Estados Unidos

"Milwaukee es más que un viaje por los Estados Unidos,
Milwaukee es más que un recorrido turístico con puntos culminantes schoenstattianos,
Milwaukee es más que diez días de cordial hospitalidad norteamericana,
Milwaukee es más que una hermosa vivencia comunitaria,

¡Milwaukee es una experiencia del Padre!

El Padre nos esperaba desbordante de amor y nos recibió con sus brazos abiertos. Mimó a cada uno de sus hijos sorprendiéndolos diariamente con su cariño paternal. Dedicó muchas horas de conversación privada con cada uno. Siempre estaba disponible para todos. Miró a sus hijos con amor y los acogió profundamente en su corazón.

Él tocó nuestros corazones de manera tal que el amor del Padre Celestial, misericordioso y bondadoso pueda obrar milagros en ellos. Él estuvo muy cercano, palpable en las personas que dieron testimonio de él y en cada uno de los lugares que hablan de él. Estas huellas remiten inmediatamente al Padre. Milwaukee, un camino directo al corazón del Padre. Milwaukee, más que un mar del amor del Padre".

Las diversas visitas y los encuentros vitales con familias que en parte - ya sea como matrimonio o cuando niños - conocieron al Padre, sumados a tantos testimonios de Hermanas norteamericanas que fueron testigo de sus días allí cuando jóvenes y Hermanas de María alemanas, lejos de su patria, contribuyeron sin duda a esta "experiencia del Padre" en Milwaukee.

Para muchos fue una vivencia reveladora escuchar y experimentar cómo para muchas familias el tiempo del exilio fue una etapa enormemente feliz en su vida. No tenían idea del vasto Movimiento que había fundado el Padre Kentenich ni el motivo por el cual estaba en Norteamérica.

La gracia de la filialidad

Cuenta un matrimonio: "Nuestra peregrinación nos llevó al corazón del Padre. Pudimos escuchar, tanto de las Hermanas como de las familias, su experiencia del Padre en el tiempo del exilio. A través de su testimonio nos hicieron partícipe del trato amable y humano del Padre, de su cuidado y su amor comprensivo y atento con los demás. Su ser paternal nos conmovió profundamente y despertó en nosotros la filialidad, un gran amor a él como Padre. Fuimos concientes de que el Padre nos estaba esperando, que vio nuestra pobreza, y nos amó sin límites.

La belleza que nos rodeaba, los múltiples regalitos y atenciones, la oración y el silencio, y la cariñosa y alegre comunidad hicieron de nosotros el "hijo más amado del Padre". Milwaukee dio respuesta a nuestro anhelo de filialidad pues encontramos un nido en el corazón del Padre. Allí nos fue regalada la gracia de la filialidad".

Un sacerdote que viajó hizo una mirada retrospectiva de la peregrinación: "Milwaukee fue para mí sobre todo los "lugares santos", el cementerio de Holy Cross, el Centro internacional, las casas de las familias Horn y Fenelon con todos sus integrantes, la Hna. Carol y muchas personas más que le imprimieron un nuevo rostro a Schoenstatt y a nuestro Padre. Esto hizo surgir en mí el anhelo más profundo de filialidad y paternidad. Una paternidad a ejemplo de nuestro Padre como sacerdote. Este es el horizonte de una pastoral para nuestra época". Y añade otro peregrino: "El encuentro con el Padre Kentenich en los lugares del exilio a través del testimonio vital de las Hermanas y de las familias fue para mí el encuentro más profundo, cercano y concreto con el Padre".

"El viaje superó mis expectativas. A través de los testigos de aquella hora pude captar un poco lo que fue el tiempo que el Padre pasó en Milwaukee. Las conferencias del P. Birkenmaier en los momentos de silencio del retiro fueron muy interesantes y prepararon nuestro corazón. En Milwaukee pude vivenciar intensamente al Padre Kentenich como Padre y descubrir un lugarcito en su corazón donde puedo tan sólo ser su hijo".

No solamente silencio y oración...

Quien crea que con esto los peregrinos se privaron de los placeres "mundanos" de Norteamérica está equivocado. Basta con mencionar la cantidad de cumpleaños que se festejaron, en los que pudieron saborear, gracias a las Hermanas de la casa, tortas y helados norteamericanos (¡exquisitos!). Y la excursión espontánea, debido al mal tiempo, a una cervecería en la que algunos tomaron cerveza y otros "probaron" el "Coffee" (café) y la Triple Chocolate Cake (torta triple de chocolate).

Y por último, una legendaria cena en un restaurante "de tenedor libre" Todos, en grupos mezclados, vivenciaron una comunidad sumamente cordial y muy hermosa. Hubo muchas risas y bromas, a la par que fue lindísimo conversar y rezar en común.

Fue un tiempo de plenitud y todos están unidos en gratitud por todo lo que pudieron vivir.

Vastedad

En Milwaukee se experimentó la vastedad. Basta ver tan sólo la vastedad del terreno. Es interesante, cuando se ve el terreno del Centro Internacional de Waukesha y se escucha su historia, imaginárselo como era antes, cuando las Hermanas lo visitaron y el Padre lo vio por primera vez: un criadero de cerdos. El Padre percibió de inmediato la vastedad, con la mirada perdida en el infinito. Pensaba que las Hermanas podrían sentirse a gusto en ese lugar que les recordaba a Schoenstatt. Les dijo: tienen que contemplar el país con mis ojos. Piensen en el terruño y en el lugar donde fueron escritas esas estrofas (haciendo referencia al Cántico al terruño del "Hacia el Padre").

Asimismo los peregrinos experimentan hoy en Milwaukee la amplitud de corazón. "Si encuentro mi lugar en el corazón del Padre y él en el mío, entonces mi corazón se hace más grande que antes", dijo alguien. "Pues así hay mucho más lugar en él para aquellas personas que antes quizás no dejé entrar. Un Santuario abierto, donde la puerta jamás se cierra. Ojalá que en Schoenstatt haya cada vez más Santuarios abiertos...

Personalmente estoy firmemente convencido de que realmente hay gracias vinculadas a estos "lugares santos" para los que viajan a Milwaukee con un corazón abierto y dispuesto y un gran anhelo filial. Creo que para nosotros, los schoenstattianos, hay en Milwaukee un gran paquete especial con un moño extra grande. Debemos descubrirlo y nos llenará de alegría".

"Nuestro Padre y Fundador quiere ser realmente un Padre para nosotros, para cada uno y sin duda también para la gran Familia. Este es un gran regalo que nos hace a nosotros y a toda la Iglesia. Con su Dilexit Ecclesiam, él no sólo quiere afirmar su fidelidad y la de la Familia a la Iglesia. Quiere que nosotros, los schoenstattianos, nos insertemos en la Iglesia y la apoyemos y enriquezcamos desde adentro. En la invitación a la peregrinación hay una frase que me ha sacudido, de alguien que ya había estado allá y describe su experiencia: "Quien va a Milwaukee vuelve transformado". Queremos aprovechar las gracias de Milwaukee. Liberar a nuestro Fundador de su exilio en nuestro pensamiento y permitirle ser nuestro Padre y Padre de nuestra Familia. Entonces en lugar de girar constantemente en torno a nuestras pequeñas guerras mutuas, podremos concentrarnos mucho más en torno a nuestra misión y a nuestra tarea para la Iglesia y el mundo".

Ojalá que todos encuentren más de un motivo para viajar pronto a Milwaukee.

Traducción: aat,. Mca, Argentina

 

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Last Update: 22.05.2007 Mail: Editor /Webmaster
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