La Mater en el Santuario del trabajo rural

La Campaña de la soja en la ExpoAgro

La gente confiaba sus pedidos a la Mater depositando un papelito en un canasto sobre el altar al pie de la MTA, mientras los schoenstattianos rezaron las Mil Ave Marías por todos quienes se encontraban en la ExpoAgro People entrusted their petitions to the MTA, placing a paper in a basket on the altar under the MTA picture, while the Schoenstatt group prayed the Thousand Hail Mary for all visitors of the ExpoAgro Besucher vertrauten ihre Anliegen der MTA an, indem sie Zettelchen mit ihren Bitten in einen Korb auf dem Altar unter dem MTA-Bild legten, während die Schönstätter die Tausend Ave Maria für alle Messebesucher beteten.
Las macitas de soja fueron preparados en distintos lugares del país. Con sabores exquisitos se dejaron degustar y conquistaron visitantes para el santuario. The soy cookies were prepared in different places of the country. They won many for a visit in the “Fair Shrine” Die Sojakekse wurden in verschiedenen Teilen des Landes gebacken. Ihr Duft lockte so manchen ins „Messe-Heiligtum“
Un lugar diferente para la MTA Quite a different place for the MTA Ein etwas anderes Ambiente für die MTA
Los niños también repartieron folletos, macitas, estampas y souvernirs The children also distributed pamphlets, cookies, pictures and souvenirs Die Kinder verteilten mir Feuereifer Faltblätter, Kekse, Bildchen und Souvenirs
Vista exterior del Santuario. View of the Fair Shrine Blick auf das „Messe-Heiligtum“ Fotos: Silvia Ojeda © 2007

ARGENTINA, Melba López. En pleno marzo, y en la pampa húmeda de la provincia de Buenos Aires, tal vez en una de las praderas más fecundas de la tierra, el agro argentino instaló una magnífica exhibición: la ExpoAgro 2007.

Entre el 14 y el 18 de marzo todos los medios de comunicación del país mostraron y se hicieron eco de lo que ocurría en el campo de Junín, provincia de Buenos Aires. En esa muestra todo fue relevante, maquinarias, tecnología, sembradíos, empresas relacionadas con la agricultura y a la ganadería. Las provincias instalaron gigantescos o sencillos puestos repletos de folletos informativos y productos típicos; y lo mismo hicieron los fabricantes de maquinaria, las empresas aseguradoras, las entidades bancarias, los principales diarios de la Argentina, como industrias y comercios diversos.

Fue un alarde de calidad y de tecnología de punta, tanto en la maquinaria utilizada para siembra, cosecha, fertilización, riego, etc. como con los vehículos que trepaban rampas de gran pendiente. Todos buscaban demostrar la extraordinaria resistencia a las exigencias más fuertes. Diferentes emisoras de radio convocaron a verdaderas multitudes que desfilaron incesantes de un lugar a otro. Fue una magnífica puesta en escena de una producción impresionante, de una tierra bendecida por Dios.

Se vivió el clima propio de las ferias, bullicio, música, competencias breves con atractivos premios, se ofrecía toda clase de productos como recuerdo. Todo estaba custodiado por altísimos mástiles con banderas al viento: un arco iris de los más variados colores.

Algo de aquel Belén...

En medio de ese atronador trajinar humano, en un sencillo Santuario del trabajo rural, sobre firmes y gruesos horcones de sólida madera y un tupido techo de paja – el típico rancho nativo – se instaló la MTA.

Un campanario de hierro negro, en la viga superior a la entrada, era una evocación de nuestros Santuarios de Schoenstatt. Los responsables de la Campaña de la soja, se quisieron presentar en medio del estallido tecnológico, algo de aquel Belén…Alguien que invite a mirar el cielo en medio de un mundo que solo pone en primer plano el esfuerzo del hombre. Y ese alguien siempre es María. María con el Niño en sus brazos. Cerca se escuchaba el mugir de los corrales donde el ganado descansaba y comía... Se revivía el Belén sencillo y agreste que mueve siempre hacia lo eterno y trascendente.

La intención fue instalar un símbolo que lleve al hombre atareado y afanoso de legítimos logros laborales, hacia la presencia de Dios en su vida, sintiéndose él mismo protagonista de un Plan divino. En un predio lleno de sol la MTA tomó posesión de infinidad de corazones.

Rezar el rosario por el campo y sus frutos...

El rezo del Santo Rosario se hizo por la Patria, por las familias, por los niños y los jóvenes, por el campo y por sus frutos. Por la instrumentalidad de cada uno en sus tareas, para ser fecundos colaboradores de la Mater.

Los que pasaban se sorprendía y luego algunos se sumaban a este clima de familia en oración rodeando a la Madre de Schoenstatt. Pasaron Misioneros de la Campaña del Rosario, madres de Schoenstatt…Aliados de la MTA, en un momento una firma rematadora se sumó con anónima solidaridad. Allí estaba también Fernando, que a la distancia contemplaba la imagen de la Mater: es uno de los hijos de Raquel Sáenz Valiente, la fundadora de las Voluntarias de María en la Argentina que ya está en la Casa del Padre.

Hacían las veces de bancos unos fardos de alfalfa y sobre un sencillo altar, en un canasto con ramas de soja, los peregrinos dejaban sus pedidos a la Madre de Dios.

No sabemos si muchos medios vieron y registraron esta iniciativa, pero fue incesante el desfile de miles de personas, que conociendo o no a la Madre y Reina Victoriosa de Schoenstatt, detenían su marcha, hacían una breve oración, dejaban un pedido o una acción de gracias. Y proseguían. María sí llegó a miles de corazones…

Hubo lluvia y sol, calor y también música, porque Freddy y Eugenia, dos cálidas voces de Corrientes, junto a Benjamín y Matías, dos representantes de la JM de Tucumán, echaban sus voces a volar, en vibrantes canciones marianas frente al Santuario del trabajo. Hubo un Santuario en medio de la Expo Agro, un lugar por donde circularon más de 280.000 personas en cuatro días.

Nuestra Madre ofreció su cobijamiento y también invitó a ser aún más hijos de Dios Padre.

Es posible reconstituir los hogares como células valiosas y primeras de nuevas comunidades

La Campaña de la soja, iniciada por matrimonios de la Obra Familiar de San Isidro se ha difundido por toda la Argentina.

A la acción solidaria de hacer llegar este poroto tan nutritivo a comedores infantiles y de ancianos de los puntos más distantes del país, se sumó en la visión de sus gestores la propuesta de recomponer la mesa familiar como una manera de fortalecer los vínculos entre padres e hijos, como constructores de nuevas comunidades en torno a la comida familiar, descubriendo la presencia de Dios en medio de ellos y con ellos.

Cuando en Tucumán, Catamarca, Corrientes, Chaco y diferentes puntos del país llega Eva García, la instructora de cocina y autora del libro de recetas con soja, se empieza a entender que esta es una acción especial. Eva es cálida y paciente, cordial y austera en el manejo de los elementos de cocina… La clase se inicia siempre convocando a la MTA como la Madre Victoriosa que rescata del hambre y del abandono. Eva les propone a las mujeres que aprenden a cocinar, que sean amas de casa como lo fue María en Nazaret. Que vuelvan a cocinar en sus hogares, ya no más en los comedores comunitarios – que surgieron como paliativo a una emergencia nacional en 2001 – para recrear ese momento familiar de rodear la mesa, de escucharse y escuchar.

La sencilla Campaña de la soja anima una fuerte vocación por fortalecer los vínculos familiares. Es posible reconstruir los hogares como células valiosas y primeras de nuevas comunidades.

Ojalá en esta aspiración de santificar el trabajo, se logre consolidar cada vez más la armonía entre el ser, el tener y el servicio, descubriendo la misión que Dios nos encomienda a través de cada uno de nuestros trabajos.