He ahí a tu Madre

Te adoramos, Oh, Cristo y te alabamos.
Porque por tu Cruz redimiste al mundo.

 

La oscuridad y el silencio me ponen incómoda. Puedo oír la lenta y superficial respiración de Jesús. Desearía poder respirar por Él, pero eso sólo prolongaría su terrible angustia. La tierra debajo de la cruz está impregnada de la sangre del Cordero Expiatorio. Esa sangre debería ser la mía, no la suya. ¿Cómo puede amarme tanto?

Por favor, deja de llorar, Madre. Tu dolor me abruma. Tu Hijo te está dejando pero yo estoy aquí. Me quedaré junto a ti, lo prometo.

Escucha…Jesús está pidiéndole a su Padre que perdone a sus asesinos. Yo soy una de ellos, ¿no es así, Madre? Sus ojos se llenan de pena y devoción al mirarte por última vez. ¿Accederás a su pedido? ¿Me aceptarás como hija y te entregarás a mí como mi Madre? ¿Cómo puedes amarme tanto?

Quiero ser tuya para siempre. Madre, acéptame como soy en este preciso instante – una criatura indefensa, imperfecta. A través de tu amor, transfórmame en la hija que mi Padre quiere que sea.

Ecce Mater Tua. He ahí a tu Madre. He ahí a tu Madre.

Margaret Steinhage Fenelon, Via Crucis "Ecce Mater tua"

Foto: Pardo © 2007


Zurück/Back: [Seitenanfang / Top] [letzte Seite / last page] [Homepage]

Last Update: 10.04.2007 Mail: Editor /Webmaster
© 2007 Schönstatt-Bewegung in Deutschland, PressOffice Schönstatt, hbre, All rights reserved, Impressum