En medio del mundo. ¡Sean, por Schoenstatt, testigos de Cristo!

Totalmente en medio de la "fiebre romana". Una mirada retrospectiva a la peregrinación de la Juventud femenina para la Jornada mundial de la juventud en Roma

Santo Padre, ¡aqui estamos! Holy Father: here we are! Heiliger Vater, wir sind da!
Domingo de Ramos: 15 jovenes de Schoenstatt portaron palmas Palm Sunday: 15 members of the Schoenstatt Girls Youth carried palms Palmsonntag: 15 junge Frauen aus der Schönstatt-Mädchenjugend trugen Palmzweige
Saludando al Santo Padre Greeting the Holy Father Begrüßung des Heiligen Vaters
Tuvieron un lugar muy cerca  del Santo Padre They were very close to the Holy Father So nah ist der Heilige Vater an ihnen vorbeigefahren!
En el Santuario de las Hermanas de Maria en Roma At the Shrine of the Schoenstatt Sisters of Mary in Rome Beim Heiligtum der Marienschwestern in Rom
Rezando en el Santuario Internacional en Belmonte, Roma Praying in the International Shrine in Belmonte, Rome Gebet im Internationalen Heiligtum in Belmonte, Rom Fotos: Sr. Renata Zürrlein © 2007 Albúm de fotos – photo album – Fotoalbum

ROMA / ALEMANIA, Eva María Baumgarten. El informe de las celebraciones pascuales en Roma y la transmisión de la fiesta de cumpleaños del Santo Padre, hicieron subir la "fiebre romana" y rápidamente se pensó que uno se siente otra vez en medio de todas las vivencias, en medio de la peregrinación a Roma que hicieron noventa niñas y chicas desde el Domingo de Ramos de 2007.

"¿Un viaje de 1.600 Km. en ómnibus, durante 20 horas? ¡Hay que estar algo loco para hacer algo así!" me dijo alguien cuando le conté que el 30 de marzo partiría a Roma con 90 niñas y chicas de toda Alemania. Sí, es una locura, pero en el mejor sentido de la palabra. Una "locura" muy hermosa es la que se manifiestó en las chicas de la Juventud femenina de Schoenstatt de Alemania, Rumania y Austria al emprender este viaje. En camino a Roma, en camino hacia el corazón de la Iglesia, en camino al encuentro con el Santo Padre, en camino a seguir las huellas de los apóstoles San Pedro y San Pablo, en camino a comprender mejor el amor a la Iglesia del Padre Kentenich, y finalmente en camino hacia el encuentro con Cristo, el Señor.

Sumergirse en el clima de la Iglesia universal

Los rostros radiantes de las peregrinas mostraban a las claras que valió la pena el esfuerzo del viaje. Este sumergirse en el centro del clima de la Iglesia universal fue el sentimiento que se despertó cuando llegamos a la plaza de San Pedro. Esta vivencia de la Iglesia universal y encima la alegría de pertenecer como schoenstattianas a esta Iglesia, y de sentirnos en casa en ella, se hizo muy concreto cuando pudimos celebrar con el Santo Padre la liturgia del Domingo de Ramos. Quince chicas pudieron participar en la procesión de palmas en la plaza de San Pedro y representaron en este camino a todo el grupo. Una de las chicas describió esta vivencia tan especial: "Fui portadora de una palma. La Sta. Misa de Ramos con el Papa, fue naturalmente lo máximo para mí. Fue un sentimiento fantástico que una tarjeta rosada abriera un camino prohibido para cualquier mortal. Así pudimos pasar por la guardia suiza que realizó el saludo militar al vernos, y entrar a ese pasillo que ya había visto con frecuencia y que me había suscitado la pregunta por lo que habría detrás. Ahora lo sé. Fue algo fantástico salir a la plaza de San Pedro como ‘anunciadora’ del Papa..."

Además de San Pedro había naturalmente una gran cantidad de hitos culturales y en Roma nunca son pocos los lugares en los que se deba estar al menos una vez: San Pablo Extramuros, la plaza de España con su escalinata, la plaza Navona, el Foro romano, San Juan de Letrán, el Coliseo, el Panteón, la Fontana di Trevi, Santa María la Mayor y la Escala Santa. Son lugares que hablan de la riquísima historia de esta ciudad, pero también de la riquísima historia de la Iglesia y conducen a las primeras etapas de su existencia.

En medio de la iglesia: Schoenstatt en Roma

En medio de todas estas grandes vivencias hubo dos lugares muy especiales que invitan realmente a llegar a ellos y que nos hacen conscientes de nuestra misión por Schoenstatt y por la Iglesia. Una mañana en el Santuario Matri Ecclesiae, en Belmonte, y una tarde en el Santuario Cor Ecclesiae, en el corazón de la ciudad de Roma. En la visita al terreno de Belmonte, todavía un sitio de construcción, se concretó nuestro aporte a la misión de Schoenstatt cuando cada una puso una piedra con su nombre en el fundamento de la futura estatua del Padre Kentenich. "Encuentro maravilloso el pensamiento de ser ahora un ‘fundamento’ para nuestro Padre y Fundador. En el momento en el que cayó la piedra, experimenté una gran emoción", dijo una de las chicas. La visita al Santuario Cor Ecclesiae estuvo marcada por una mirada a la propia vida y a la Alianza de Amor.

Sellar o renovar la Alianza de Amor aquí, en el corazón de la Iglesia, es algo que llegaba al alma. "Estoy especialmente agradecida por el tiempo que pasamos en ambos Santuarios y muy especialmente por la renovación de la Alianza de Amor. En medio de todas las vivencias hermosas, emocionantes pero también algo fatigosas, fue algo maravilloso y un descanso el llegar a casa, junto a la Mater, encontrar la paz y contarle todo, poder dejar todo allí, hacer de nuevo la experiencia que en Ella se encuentra la paz y la fuerza. Y en este clima, poder renovar mi alianza de Amor a la sombra de la basílica de San Pedro, fue un regalo especial que me dio nuevas fuerzas para las tareas pendientes. Estaba en medio del bullicio de Roma y toda la vida que hay allá, pero siempre en las manos de la Mater. ¡Gracias por estos cuatro días inolvidables!"

Ser parte de una gran familia en la fe

Fue el mayor acontecimiento, que conmovió e impresionó, igual que otras muchas vivencias que se contemplarán en el silencio y dejarán profundas huellas de alegría. El comienzo, en Semana Santa, fue, junto a la liturgia del Domingo de Ramos, una vigilia en la tarde: Tu vida, Cristo: humilde, provocadora, redentora. La mirada a Cristo y los inminentes sucesos de la Semana Santa ampliaron la mirada a la propia vida e invitaron a encontrarse con Él en el sacramento de la reconciliación. "Fue también muy lindo que antes de Pascua tuvimos en Roma la oportunidad de confesarnos, que muchas de nosotras aprovechamos"

Un encuentro muy especial fue la visita al Centro juvenil San Lorenzo. Allí encontramos a la cruz que Juan Pablo II entregó a la Jornada Mundial de la Juventud. Fue un momento de gratitud ver esa cruz a la que encontramos en tantos lugares de Alemania. Finalmente estos encuentros y la JMJ fueron hitos en el camino a esta peregrinación a Roma, como lo dijo una peregrina: "Me parece como si esto fuera para mí una repetición de la JMJ. En ese entonces estaba rodeada de gente de los más diversos países, y sin embargo formábamos una comunidad que vivía su fe con todo su corazón. No estamos solas, somos una gran familia en la fe".

Enviadas

El informe de la celebración pascual en Roma y la transmisión de la fiesta de cumpleaños del Santo Padre hizo subir de nuevo la "fiebre romana" y rápidamente se pensó que uno se siente otra vez en medio de todas las vivencias. Que esta peregrinación a Roma esperada pacientemente por mucho tiempo fue un regalo del cielo, lo pudimos experimentar y sentir en los días en Roma y es muy difícil describir estas impresiones. Quienes pudieron vivir nuestra peregrinación a Roma tienen algo de esa santa locura que hace olvidarse un poco más de sí mismo y poner a Dios en primer plano: "Cuando fuimos por última vez a la plaza de San Pedro, para mí fue como un envío: ‘ve por todo el mundo y anuncia el Evangelio’. ¡Sean, por Schoenstatt, testigos de Cristo!"

Traducción: aat, Argentina